Aumento de tráfico aéreo afectará salud de habitantes de la ZMVM: experta

Jue, 14 Dic 2017
Aeronaves y aeropuertos son fuente preocupante de 'contaminación acústica'
  • Dra. Jimena de Gortari, académica de la IBERO.
Durante los próximos 20 años el tráfico aéreo en la Zona Metropolitana del Valle de México se incrementará anualmente 5%, lo que contribuirá al aumento de ‘entornos acústicos saturados’ (exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona), señaló la doctora Jimena de Gortari Ludlow, académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Aeronaves y aeropuertos son causantes de un problema preocupante de ‘contaminación acústica’ (ocasionada por sonidos indeseados, excesivos y molestos; provocados por actividades humanas; y que produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental), pues, por ejemplo, sólo en su despegue, un avión emite 150 decibeles de ruido, lo que es considerado por los especialistas como un ambiente acústicamente insoportable.
“El sonido no es un tema que debamos ignorar, porque es un problema serio de salud pública, ya que el ruido prolongado provoca en el organismo humano, entre otros: falta de descanso, estrés, ansiedad, dolor de cabeza, hipertensión, problemas digestivos y trastornos del sueño” (la Organización Mundial de la Salud recomienda en sus ‘Lineamientos para el ruido comunitario’ que el promedio del nivel sonoro en la recámara no rebase los 30 decibelios y que el nivel máximo no rebase los 45 decibelios).
Además, el ruido juega un papel significante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en las áreas urbanas, toda vez que cerca del 3% de las muertes por enfermedades coronarias pueden ser atribuidas a la contaminación acústica. Asimismo, la falta de audición puede ocasionar afectaciones psicológicas y es un factor de molestia que afecta al estado emocional. 
De Gortari, especialista en entornos acústicos saturados, mencionó que, auditivamente, 120 decibelios (dBs) es el límite del umbral del dolor en las personas. Un ‘ambiente molesto’ se percibe en los 100 dBs (Ejemplo: una motocicleta con escape ruidoso); un ‘ambiente ruidoso’, entre los 80 y 90 dBs (Ejemplo: tráfico urbano y una aspiradora); un ‘ambiente poco ruidoso’, entre 30 y 60 dBs (Ejemplo: conversación en voz baja, biblioteca, despacho tranquilo); y un ‘ambiente silencioso’, entre los 0 y 20 dBs (Ejemplo: silencio, pisada y viento entre los árboles).
Salud Urbana
Jimena de Gortari, profesora del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la IBERO, mencionó que la fuerte relación entre el entorno construido y el bienestar, la calidad de vida y la salud, ha sido por décadas objeto de estudio en la arquitectura, la planeación y el diseño urbano. Sin embargo, esta relación se ha visto degradada o devaluada en la actualidad, probablemente debido al crecimiento acelerado de las ciudades y su falta de planeación. 
Es necesario que lo que se vaya a hacer en las ciudades se planeé teniendo en mente la salud urbana. “Hay que pensar trabajando con el presente y pensando en los escenarios futuros. El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM)  hubiera sido una excelente oportunidad para hacerlo; pero no se hizo, y talvez ya es demasiado tarde para hacerlo”.
Si se pensara en una ciudad preventiva se tendrían muchos problemas resueltos, es decir, no habría que  intentar resolver el problema cuando ya es inevitable, sino tenerlo previsto para plantear soluciones.
Respecto a la construcción del NAICM, comentó que para evitar daños a la salud provocados por el ruido, hay que considerar los cuatro elementos del ‘enfoque equilibrado’ de la Organización Civil de Aviación Internacional:
  1. Reducción en la fuente del ruido emitido por aeronaves.
  2. Planeación del uso de suelo en las zonas que rodean los aeropuertos. 
  3. Procedimientos de operación para la reducción de ruido. 
  4. Restricciones en las operaciones aeroportuarias. 
Otras medidas:
  1. Reubicación de los puntos de despegue.
  2. Salas o paredes para la protección contra el ruido (para la gente que está en el interior y en el exterior).
  3. Planeación del uso de suelo en las zonas que rodean los aeropuertos. 
Además hay que definir zonas de protección, para:
  1. Limitar y reducir el número de personas expuestas al ruido. 
  2. Impedir nuevas zonas residenciales en áreas afectadas.
  3. Fomentar medidas de protección a través de aislamiento acústico. 
Asimismo:
  1. En zonas de protección contra el ruido no pueden construirse hospitales, asilos de ancianos, casas de reposo, ni otro tipo de instalaciones con usos vulnerables.
  2. En zonas de protección contra el ruido diurno no se permiten escuelas y jardines de niños.
  3. En zonas de protección contra el ruido diurno no se permite la construcción de viviendas.
  4. En zonas de protección contra el ruido diurno y en zonas de protección nocturna se deben conceder subvenciones por metro cuadrado de superficie habitable para la adopción de medidas de protección contra emisiones acústicas (Ejemplo: ventanas contra ruido, aislamiento para techos, sistemas de ventilación).
Y a futuro es necesario: 
  1. Hacer una evaluación física de la calidad de los ambientes sonoros en la planeación de entornos urbanos. 
  2. Desarrollar modelos para la toma de decisiones en planeación urbana y comportamiento de habitantes.
  3. Desarrollar modelos de propagación sonora para contemplar la complejidad del comportamiento sonoro.
  4. Proponer indicadores pertinentes que capturen el elemento dinámico del sonido/ruido. 
  5. Posibilidad de 'escuchar' la ciudad planeando escenarios como elemento de diseño.
  6. Proponer soluciones innovadoras para el control del ruido y crear áreas urbanas con confort sonoro.
El tema del ruido fue tocado por la doctora De Gortari en su conferencia ‘Los aeropuertos y la contaminación acústica’, con la cual participó en el foro ‘Reflexiones en torno al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México’, organizado por los departamentos de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil; y de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; en el marco de la Cátedra Ángel Palerm.
Texto y foto: PEDRO RENDÓN/ICM
 

 

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