#ESPECIALIBERO El inicuo fusilamiento del Padre Pro

Vie, 24 Nov 2017
El pasado jueves 23 de noviembre de 2017 se conmemoró el 90 Aniversario luctuoso del Padre Miguel Agustín Pro Juárez
  • El Padre Pro en el momento de su fusilamiento, en el cual gritó: '¡Viva Cristo Rey!'
Por: 
Dr. Víctor Manuel Pérez Valera *

El 23 de noviembre se cumplieron 90 años del fusilamiento del sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro Juárez, que fue beatificado por Juan Pablo II, el 25 de septiembre de 1988. Lo arbitrario e injusto de su ejecución quedó más claro cuando el distinguido periodista Armando Chávez Camacho publicó en 1989 la copia fotostática del “juicio” que se le instituyó. En realidad no se trató de ningún juicio, sino tan sólo de un acta levantada por el inspector general de policía en relación al frustrado atentado contra el General Álvaro Obregón. 

En el interrogatorio ni siquiera se le preguntó al P. Pro sobre el atentado. Por lo demás, en la declaración de Obregón y sus acompañantes Bay, Jaime, Otero y Orcí no aparece ninguna alusión al P. Pro. El General Obregón encargó al Licenciado Orcí que estuviera al tanto de la investigación. Días después el New York Times comentaba que dicho abogado no encontró ninguna prueba contra los hermanos Pro. Por esos días Orcí le reprochó al Gral. Cruz que hubiera realizado los fusilamientos sin haber turnado el caso a algún juez competente. Cruz le respondió que había recibido órdenes terminantes de ejecutar a los detenidos. A la postre Cruz indicó que Calles fue el que dio la orden. 

Karl Larenz destacado jurista alemán en su libro Derecho justo  señala que una de las principales injusticias jurídicas es la de ejecutar sanciones sin efectuar ningún juicio. En el caso del P. Pro no intervinieron ni el ministerio público, ni el poder judicial, ni se contó con abogado defensor. 

El ex ministro de la Suprema Corte de la Nación Don Mariano Azuela Rivera en un discurso pronunciado, con motivo de su jubilación el 4 de abril de 1972 recuerda como un hecho que impactó su vida, el amparo que el Lic. Luis E. MacGregor consiguió para impedir la injusta ejecución del P. Pro. 

En efecto, dicho abogado consiguió en el juzgado primero supernumerario del juez Julio López Masse el amparo que suspendía la ejecución. El actuario el Lic. Fausto Pérez Nieto se presento aún a tiempo para detener las ejecuciones, pero los esbirros de Roberto Cruz les impidieron el acceso al General. Calles había faltado a su palabra de consignar a un juez a los detenidos, como lo había prometido al Ministro plenipotenciario de Argentina en México. Sin embargo la reclamación de éste detuvo la ejecución de Roberto, el más joven de los Pro. 

“La muerte del Padre Pro Juárez y de su hermano -comenta el brillante historiador José Fuentes Mares- causó indignación en el país, pues la gente sabía que asesinaban a inocentes. Si  en vez de llamarse Pro Juárez, Agustín y Humberto, se hubieran llamado Contra Juárez les habrían quemado vivos”. Varios miles de personas formaron el cortejo fúnebre del entierro del P. Pro, pocas veces se ha visto en México algo semejante. 

Armando Chávez Camacho escuchó del jesuita Carlos María Heredia la narración de una de las últimas conversaciones que éste sostuvo con Calles, cuando visitaba al General, decrépito y enfermo, en su destierro de San Diego, California. En una ocasión le preguntó el P. Heredia: ¿Usted sabía, general, que el P. Pro era inocente? Sí, le respondió el General. Entonces ¿por qué lo mandó matar? Replicó el P. Heredia. La respuesta fue: “porque quería pegarles donde más les doliera”. 

No se trata de resucitar antiguos odios ni de reavivar pasados traumas, pero si de reconocer con Jean Meyer, que los mártires cristeros fueron una brillante página de la historia de México. Como lo había proclamado Robert Kennedy el mártir no es un kamikaze que desprecie la vida, el mártir tiene una noble enseñanza que no se puede perder: “La voluntad que tenemos de morir por nuestros ideales es lo que hace posible que nuestros ideales vivan”. 

O como lo había reconocido Anacleto González Flores, otro mártir cristero: “El mártir es un milagro y una necesidad para que no perezca la libertad en el mundo. Es y ha sido siempre el primer ciudadano de una democracia extraña e inesperada, que en medio del naufragio de la violencia arroja su vida para que jamás se extingan su voto ni su recuerdo”. 

*Profesor emérito de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

 

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