Investigadores buscan financiamiento para alertar sobre terremotos

Mar, 5 Dic 2017
México y Japón trabajan en el proyecto 'Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en las costas del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres'
  • Dr. Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador titular del Instituto de Geofísica de la UNAM (Valentina González/IBERO).
  • (Valentina González/IBERO).

Con el financiamiento de un millón de dólares por parte de la iniciativa privada se podría estudiar y monitorear mejor la brecha sísmica de Guerrero, lo que permitiría medir la deformación de la corteza continental, la sismicidad en el fondo del mar y la magnitud de un siguiente terremoto, señaló el doctor Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador titular del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Nos permitirá medir con mucha más precisión la deformación de la corteza terrestre y por lo tanto el potencial sísmico. Es decir, podremos medir con mucha más precisión el tamaño que puede tener el siguiente terremoto. Podríamos generar posibles escenarios y mitigar el riesgo. Una vez instalados los equipos, los resultados podrían verse en un año”, señaló Cruz, luego de impartir una conferencia organizada por el Departamento de Arquitectura de la IBERO.

Para Cruz Atienza mientras más fondos se destinen a la prevención, menos se tendrá que destinar a la reconstrucción, pues está demostrado que la inversión necesaria para reconstruir es entre cinco y 10 veces mayor que los fondos que se requieren para la prevención.

En México, el investigador lidera el proyecto 'Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en las costas del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres', el cual trabaja en conjunto con la Universidad de Kioto. El objetivo es reducir el riesgo ante futuros terremotos y tsunamis en la brecha sísmica de Guerrero, una porción de la zona de subducción mexicana en donde no ha ocurrido un sismo mayor en más de 100 años, al menos en el segmento entre Acapulco y Papanoa.

El investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM señaló que esta brecha es un segmento maduro que podría eventualmente romper en un sismo grande. Aunque no se sepa cuándo puede ocurrir, estimó que podría ser en un futuro no tan lejano.

“Nuestra obligación, como investigadores, es lograr cuantificar el potencial sísmico de la brecha, es decir, el tamaño del terremoto y generar los escenarios de ruptura asociados para cuantificar el peligro: qué tan grandes serían las sacudidas del suelo producto del sismo o qué tan grandes serían los tsunamis derivados”, dijo el especialista y autor del libro Los sismos: una amenaza cotidiana.

La investigación que realiza México en conjunto con Japón lleva dos años y se calcula que finalicé en 2021. Pero los datos oceánicos se van a recoger en marzo o abril de 2018, en un viaje que se realizará en el buque oceanográfico de la UNAM.

“Hace unos días se terminó de instalar la red de instrumentos en el fondo del mar en la brecha. Se trata de una red sismo-geodésica, es decir, hay tantos sismómetros como sensores que permiten medir la deformación lenta del continente. Esto nunca se había hecho en ninguna parte del mundo, son aparatos muy sofisticados. La red está complementada por instrumentos en tierra. Se trata de una red anfibia, parte está en la tierra y parte en el mar, lo que nos permitirá generar todos estos escenarios para luego estimar el peligro y diseñar estrategias de prevención especificas con psicólogos, con especialistas de protección civil".

Este proyecto, en el que intervienen alrededor de 60 investigadores japoneses y mexicanos, así como estudiantes de posgrado, costará alrededor de 6 millones de dólares, de los cuales dos terceras partes provienen de Japón; mientras que la otra tercera parte son fondos mexicanos entregados por la UNAM. Conacyt también ha aportado una cantidad significativa.

Los investigadores de ambos países también promueven una red submarina cableada para crear un sistema de alertamientos temprano de terremotos y tsunamis, que requeriría una inversión por 20 mdd.  

Para el investigador mexicano, se deben de destinar todos los fondos necesarios a los sismológicos nacionales para estimar el peligro sísmico y diseñar métodos de alertamiento temprano; así como para construir una cultura de prevención (alertamiento temprano, código de construcción, protocolos de protección civil y educación).

Valentina González/ICM

 

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