Jesuitas necesitan de redes para trabajar a nivel regional y global

Mié, 14 Mar 2018
Daniel Villanueva, director de la Fundación Entreculturas, impartió en la IBERO la conferencia ‘Redes proféticas. Tejiendo estructuras jesuitas para la colaboración global’
  • Daniel Villanueva, S.J
  • El Padre Villanueva habló de ‘Redes proféticas. Tejiendo estructuras jesuitas para la colaboración global’.
  • El Mtro. Pedro Padierna, presidente de FICSAC, patronato económico y de desarrollo de la IBERO, fue el encargado de presentar al ponente.
  • Villanueva muestra el primer mapa de la red jesuita.
  • Miembros de FICSAC que escucharon la ponencia de 'Dani'.
  • La conferencia marcó el inicio de actividades en la segunda jornada de la conferencia global sobre cooperación académica.
  • Francisco Serrano, egresado de Arquitectura de la IBERO, entre el auditorio.
  • Los académicos de la IBERO también estuvieron presentes.
  • El Dr. Alejandro Guevara, vicerrector Académico, acudió a la disertación.
  • Tomando nota en la conferencia 'Las universidades jesuitas: hacia la transformación del mundo'.
  • Hobe Vessuri hizo los comentarios a la plática de Villanueva.
La Compañía de Jesús necesita de redes para trabajar a nivel regional y a nivel global, y llevar adelante su misión, señaló en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México el Padre Daniel Villanueva Lorenzana, director de la Fundación Entreculturas España.
En su ponencia ‘Redes proféticas. Tejiendo estructuras jesuitas para la colaboración global’, que impartió en la conferencia global sobre cooperación académica ‘Universidades jesuitas hacia la transformación del mundo’, Villanueva resaltó que la mayoría de las redes jesuitas están en el sector educativo; pues en la Compañía de Jesús “somos principalmente una red educativa”.
Asimismo, puntualizó que Latinoamérica “es sin duda la región del mundo jesuita con mayor tradición colaborativa”; lo que probablemente tiene que ver con su menor diversidad lingüística y con sus procesos históricos y regionales.
“La sensación es que aquí en Latinoamérica el ecosistema es más favorable a la colaboración que en otros lugares. De hecho es el sitio donde la Conferencia de Provinciales (jesuitas) y el pensamiento en red ha sido más elaborado, y del que vamos bebiendo”. Por eso se suele decir que la colaboración es pensamiento del sur, porque “gran parte de las ideas de fondo vienen de experiencias desarrolladas desde aquí (Latinoamérica).
Y por eso es una alegría tener al Padre Arturo Sosa, superior general de la Compañía de Jesús, liderando a los jesuitas, porque él tiene “encarnados algunos de los principios de colaboración con otros”, consideró ‘Dani’ Villanueva.
La Compañía y la interconexión
En un documento preparado con motivo de la conferencia global sobre cooperación académica, Villanueva menciona que la Compañía de Jesús, al igual que el resto del mundo globalizado, está inmersa en un proceso de creciente interconexión. Y la Congregación General 35, en el 2008, fue un momento de especial redescubrimiento de su vocación a la universalidad. 
“Desde entonces la Compañía de Jesús ha sido testigo de un paulatino impulso de creación de redes internacionales en los diferentes sectores apostólicos, en gran parte ligado al uso y efecto de las tecnologías de la información, una progresiva conciencia de la globalidad de nuestro cuerpo apostólico y una creciente formulación de la universalidad de la misión compartida”.
Por eso la tesis básica del jesuita Villanueva “es que la era de la conectividad, la colaboración y las redes inaugura nuevos espacios de misión de la Compañía de Jesús y expande las posibilidades para su despliegue”.
Aclaró que cuando se habla de redes en la Compañía de Jesús se refiere a relaciones interinstitucionales para la colaboración en una misión compartida. Se trata de trabajar y colaborar más allá de las tradicionales fronteras entre organizaciones, sectores, provincias para así responder a problemas que no están al alcance de las organizaciones por separado. De esta forma se pueden enfrentar a problemas adaptativos, cuya respuesta no es técnica sino sistémica. 
Villanueva consideró imposible comprender el surgimiento de nuevas estructuras de red sin reconocer que los efectos de la globalización no son solo culturales o antropológicos, sino también estructurales. 
“Esta dinámica de colaboración y trabajo en red no es únicamente fruto de la globalización y las tecnologías, sino también consecuencia de la propia evolución de nuestra reflexión sobre la misión y nuestra conciencia de cuerpo. Desde los años 70 la Compañía de Jesús vive un interesante doble proceso: por un lado se da un creciente redescubrimiento de la dimensión universal de nuestra vocación y misión, y por el otro asistimos a una progresiva conciencia de la dimensión global de nuestro cuerpo apostólico”. 
Posibilidades de las redes
Las redes son estructuras que exigen conexión y escucha, conversación y diálogo. En ellas se pueden encontrar unidades de misión tradicionalmente independientes con una horizontalidad en las relaciones normalmente no mediada por una dependencia funcional sino por un horizonte de sinergia apostólica. El trabajo en red se apoya, por tanto, en el sentido de misión e identidad que va más allá de la propia institución o colectivo. El propio interés y el beneficio mutuo ayudan en el primer estadio del trabajo colaborativo pero en muchos casos sólo será posible salir del propio horizonte institucional a través de narrativas que den sentido a la misión compartida. 
“Es por eso por lo que necesitamos cada vez más trabajar una narrativa global acerca de la identidad y la misión común para fomentar la colaboración y las redes. Eso sí, no podemos ser ingenuos ante el riesgo de homogeneización presente en la horizontalidad de las redes si no está complementada por una identidad bien enraizada en valores y principios igualmente consistentes”.  
En este sentido, el trabajo en red es respuesta a un cuerpo apostólico cada vez más diverso y complejo donde en la búsqueda de una misión cada vez más universal los jesuitas han de estar atentos a las diferencias culturales y la importancia de la adaptación local. El trabajo en red permite el despliegue de un nuevo tipo de estrategias atentas a la diversidad local pero abiertas a los beneficios de escala y coordinación internacionales. 
Las redes generan la capacidad de alinear los esfuerzos de las diferentes instituciones hacia retos apostólicos comunes; permiten canalizar el conocimiento y experiencia que ya existe en la propia diversidad interna; favorecen la generación de nuevas ideas en colaboración; orientan las energías al bien mayor y generan aprendizajes a nivel de cuerpo…“Las redes nos permiten sumar comunidades y grupos de instituciones en busca de nuevas formas apostólicas que están retando y cambiando nuestra Compañía”.
 “Las redes nos permiten atender a los desarrollos externos, alianzas con otros cuerpos, aprendizajes y cambios en nuestros entornos que se puedan traducir en adaptaciones y cambios al interno. En un cuerpo tan institucionalizado como el nuestro, las redes ofrecen una mayor libertad para experimentar y son lugares de entrada de innovación y creatividad que permite balancear nuestra tradición y sentido corporativo con un necesario espíritu emprendedor y adaptativo”. 
En conclusión 
El Padre Villanueva dijo que el trabajo en red en la Compañía de Jesús: es una propuesta estructural para la misión, una respuesta a una llamada que comienza por la contemplación de la realidad, buscando encontrar la presencia y la llamada del Señor de forma comunitaria; construye desde la profundidad y el arraigo de su identidad y valores; no se centra en sí mismo, sino en la fuerza de la misión compartida; crea oportunidades de apertura a lo nuevo, espacios de encuentro donde compartir, conectar, cocrear y generar nuevas posibilidades con otros.
Está atento a la diversidad y respeta el principio de subsidiariedad global, complementando, reforzando y potenciando las iniciativas locales, en lugar de remplazarlas; construye y promueve un sentido de unión y comunidad que anima a la participación, la transparencia, la construcción de identidad corporativa y al discernimiento comunitario; apunta a nuevos niveles de agencia o áreas de misión inalcanzables por los actores por separado y cuenta con un liderazgo posibilitador y una clara vinculación con la misión universal concretada con un vínculo formal con el gobierno de la Compañía.
Esta forma de trabajo en red, como modo apostólico de proceder, requiere de un cambio cultural en el seno de la Compañía de Jesús, que permita: desarrollar un nuevo "ecosistema" que favorezca la colaboración y la asociación a mayor escala, así como la formación de individuos con las habilidades necesarias para aportar la visión y el liderazgo necesarios a una misión universal y colaborativa. Para ello, se proponen cuatro recomendaciones generales: 
1. Promover la implementación de la misión común mediante la creación de estructuras que contribuyan al logro de la misma, por ejemplo, mediante el fortalecimiento de los Secretariados de la Curia para alimentar, acompañar y evaluar la dinámica internacional del networking. 
2. Mejorar la calidad del liderazgo creando un programa internacional de liderazgo que fortalezca la visión global de los jesuitas y sus colaboradores, fomentando no sólo la formación y la capacitación, sino también el intercambio de personal y de conocimientos. 
3. Fortalecer el uso internacional de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación generando plataformas unificadas de información a nivel global, facilitando el conocimiento y la identificación de los jesuitas y sus obras, y elaborando estrategias de difusión para llegar a grupos segmentados de nuestro cuerpo apostólico y de la más amplia familia ignaciana.
4. Fomentar la reflexión sobre el trabajo en red jesuita a todos los niveles.
Finalmente, el Padre Villanueva mencionó cinco elementos de las redes jesuitas que es importante no olvidar:
1. Las estructuras son las que siguen a la misión. Las redes tienen que entrar en esa dinámica, de construir redes por bien de la misión, ya que las redes son respuestas estructurales a una misión renovada. 
2. Las redes animan a crecer en identidad y misión compartida. Es fundamental trabajar una narrativa global que ayude a ser parte de algo mayor a la propia institución.
3. La diversidad y la inclusión. Sería un error pensar que trabajar en red significaría homogenizar el cuerpo apostólico; es fundamental reconocer que las redes permiten hacer estrategias que tienen en cuenta la adaptación local y las particularidades de cada ecosistema, y a la vez utilizan ventajas a nivel global.
4. Apertura e innovación. Las redes permitan experimentar, colaborar con otros, y con eso aprender y cambiar. Las redes abren a las posibilidades de innovación y de emprendimiento.
5. Participación y discernimiento. Necesariamente para que funcionen, las redes tienen que ser creadas desde una participación en el diseño de la estrategia compartida. No hay innovación sin colaboración, no hay colaboración sin confianza, y no hay confianza sin transparencia. El inicio del trabajo en red tiene que ver con transparencia y participación.
Redes jesuitas
Algunas Redes Globales de Incidencia Ignaciana mencionadas por Villanueva son: Ecojesuit, Edujesuit, GIAN Migration y Justice in Mining; además de Fe y Alegría, el Servicio Jesuita a Migrantes y el Servicio Jesuita de Refugiados.
Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

 

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