Las universidades jesuitas tenemos un afán humanizante, no moralizante: Rector

Mié, 6 Dic 2017
Afirma que las casas de estudios confiadas a la Compañía de Jesús tienen la necesidad de crear conocimiento social pertinente
  • El Mtro. David Fernández Dávalos, Rector de la IBERO, durante la conferencia que dio en Casa ITESO Clavigero (Roberto Ornelas/ITESO).

¿Qué características debe tener la universidad en el futuro? Ser incluyente, promotora del cambio social, sustentable y con responsabilidad social. Éstas fueron algunas de las cualidades que enumeró el Mtro. David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México-Tijuana, durante la conferencia 'La visión 2030 de la educación superior en México'.

Al hablar de que la universidad deberá ser incluyente, plural y diversa, el jesuita explicó que ésta no debe estar situada en sectores de altos ingresos, sino también en sectores populares.

Destacó que al interior de la universidad debe haber “diversidad de culturas, de opiniones y de vida personal. Que sea incluyente, diversa y plural, a pesar que parece muy simple es muy complicado y hay una oposición terrible a que se haga”, afirmó en la conferencia que dictó en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el pasado viernes 1 de diciembre en la Casa ITESO Clavigero.

David Fernández señaló que la universidad debe promover el cambio social en atención a desafíos como la pobreza, la desigualdad de género, el trabajo precario y la distribución de los ingresos.

“Que sean universidades sostenibles, sustentables, con responsabilidad social como dimensión transversal, que conserven el enfoque humanista para formar mejores ciudadanos y ciudadanas”, dijo.

El Rector de la IBERO habló de los retos que tienen las instituciones de educación superior, como “elevar el pensamiento complejo, crítico y creativo de los estudiantes. Ahora, con las nuevas tecnologías, la criticidad está muy venida a menos. Entonces, el desafío es cómo aprovechar justo esas mismas tecnologías para mover este pensamiento complejo, crítico y profundo”.

Un segundo desafío, dijo, es incorporar el aprendizaje mediado con recursos digitales para profesores y estudiantes “que vienen de condiciones desfavorables, lejanas geográficamente, remotas o de sectores con menores ingresos”. 

También mencionó como reto el desarrollo de competencias didácticas de los docentes. “Los que tenemos que cambiar somos nosotros, no los chavos. Nosotros estamos en una nueva cultura”, planteó, además de destacar la importancia de medir no sólo el resultado final, sino todo el proceso de aprendizaje.

Enfatizó que las universidades deben formar para la paz y la reconciliación frente a una sociedad violenta, así como democratizar el conocimiento. “Eso significa tanto que llegue a más como legitimar conocimientos originarios y también incorporarlos en diálogo con los saberes occidentales estructurados, saberes alternativos, saberes populares”. Por ello, instó a aumentar la investigación social aplicada.

“La pregunta es cómo logramos distintas formas de concebir las profesiones y el currículum, de ser universidad, de suerte que podamos responder a los desafíos que nos plantea la sociedad. La realidad va cambiando aceleradamente, las tendencias educativas seguirán modificándose. Entonces, cómo no nos quedamos rezagados en el pasado, con esquemas de trabajo con los que nos sentimos cómodos, pero ya no nos dan”, sentenció.

La reproducción de cuadros directivos empresariales, transmitir una fe religiosa, proveer a la sociedad o al estado de conocimiento útil para su funcionamiento fueron las finalidades en las que el Padre David Fernández situó de manera general a las instituciones de educación superior. 

Agregó que lo que distingue a las universidades confiadas a la Compañía de Jesús está en la intersección de las finalidades mencionadas.

“Tenemos un afán humanizante, no moralizante. Tenemos la necesidad de crear conocimiento social pertinente, útil, relevante para la transformación y también necesitamos crear empresarios. Cómo logramos esa integración, pues desde el currículum, pero también desde un ambiente o un medio universitario rico desde la vinculación con otros actores sociales, desde una reflexión crítica y compleja de la realidad”, afirmó.

Judith Morán/ITESO

 

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