#ORGULLOIBERO Martín Hernández: el arte de hacer visible el sonido

Vie, 5 Ene 2018
El dos veces nominado al Oscar por 'Birdman' y 'The Revenant', ambas de su amigo y excompañero de banca, Alejandro González Iñárritu, habló acerca de su paso por la radio, por la Universidad, de proyectos realizados y de cómo le gustaría ser recordado
  • Martín Hernández, exalumno de la Universidad Iberoamericana (Alberto Hernández/IBERO).
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Este texto fue publicado originalmente en la revista IBERO, número 53

El día que Martín Hernández, editor de sonido, le abrió las puertas a la Universidad Iberoamericana para realizar esta entrevista, trabajaba en uno de sus más recientes proyectos, la edición de sonido de Todo Mal, una película de la cineasta Issa López, que se estrena en marzo de 2018. Se trata del segundo filme que realiza con ella tras haber hecho Vuelven, próxima a estrenarse.

El escenario que nos recibió fue perfecto. Un edificio color gris enclavado en la colonia Anáhuac de la Ciudad de México resguarda con sigilo dos salas de cine que, en realidad, forman parte de un gran estudio de mezcla de sonido en donde Martín Hernández, poseedor de un talento innato en esta materia, da vida a las películas que llegan a sus manos.    

En un breve recorrido por el estudio, Martin platicó que realizar la mezcla de sonido en un espacio que simula una sala de cine es porque el sonido viaja, pues es un evento físico y este lugar ofrece una mejor prueba de cómo será el resultado final en las pantallas de los cines. Pero si la mezcla se realiza en una sala pequeña, aunque sonaría increíble debido a que las bocinas están cerca, en el cine el audio de la película se escucharía desconectado, sin cohesión”.

Verlo en el campo de batalla resultó fascinante. El sonidista tiene una perfecta coordinación con su equipo para atender los requerimientos que en ese momento demanda el más reciente filme de la escritora, productora y directora de cine Issa López, quien ganó el premio a Mejor Dirección de Horror en el Fantastic Fest por Vuelven,  película que fue recomendada por el escritor Stephen King.

El dos veces nominado al Oscar en la categoría de Mejor Edición de Sonido por las películas Birdman y The Revenant, ambas del director Alejandro González Iñárritu, confesó que al trabajar en el diseño de sonido de una película se convierte en el traductor del director de cine. Para ello, debe tener una conexión con quien dirige la pieza cinematográfica.

En entrevista con la revista IBERO, el locutor, productor y sonidista que marcó época en la radio mexicana en las décadas de los 80 y 90, recordó sus inicios en WFM, así como su paso por la Universidad Iberoamericana, algunos de tantos proyectos realizados y cómo le gustaría ser recordado, sobre todo, por sus dos pequeños hijos.

¿En qué momento te conviertes en diseñador de sonido?

Siempre me incliné por el sonido y la música. Desde que nací, ya estaban las piezas del rompecabezas y jugaba con ellas, pero no lo sabía. En el proceso de nuestra formación hay un momento en el que olvidamos lo que sabemos hacer y para lo que estamos hechos por culpa de los juicios de valor, por observaciones que no necesariamente son constructivas y que terminan castrando las posibilidades innatas que tenemos. Un niño sabe lo que quiere ser, pero conforme crece le quitan las alas cuando le dicen que no puede. Sé que no se trata de un plan malévolo, sino de un problema de las estructuras académicas. Desafortunadamente, el sistema educativo, no sólo de México, sino del mundo, pierde de vista la individualidad y el potencial de los individuos.

El sonidista afirmó, con esa voz de locutor que lo caracteriza: “Todos somos perfectamente distintos, entonces ¿por qué funciona un solo sistema educativo para todos? Esto nos convierte en sobrevivientes del sistema educativo pues nos adaptamos para que no nos castre y para que no termine volviéndote un inútil rencoroso y flojo”.

En ese sentido, Hernández aseguró que quien logra sobrevivir a ese sistema encuentra el potencial de lo que realmente es y lo rescata de donde siempre estuvo. “Todos tenemos un don y un potencial, pero lo más valioso es encontrarlo, reconocerlo, procurarlo y no permitir que nadie te diga que no puedes hacerlo. El sistema educativo debería tener la particularidad de entender la individualidad de cada una de las personas y procurar que se potencialice, se magnifique”.

Recordó que abandonó la preparatoria porque no entendía matemáticas, materia que reprobó cuatro veces, por lo cual decidió terminar la educación media superior en el sistema abierto. Al culminar la preparatoria empezó a estudiar la Licenciatura en Comunicación en la Universidad Iberoamericana. Fue hasta que terminó el primer semestre de la carrera cuando entregó su certificado a la Universidad. “Continué en la escuela y, afortunadamente, me fue bien, no tuve que lidiar más con las matemáticas, me gustaba la carrera de Comunicación, mi promedio era de 9”, destacó.

¿Cómo ocurrió tu incursión en la radio?

Transcurría 1985 y aún no tenía claro lo que quería hacer en los próximos años; en ese momento no pensaba en algo en particular. Fue por accidente que empecé a trabajar en la radio, pues un amigo me dijo que empezaría una estación desde cero y me invitó a participar. A su vez, yo invité a mi amigo y compañero de clase Alejandro González, con quien, desde entonces, hacía muchos proyectos. “El Negro” y yo dejamos la carrera poco tiempo después de entrar a la radio. La promesa era regresar al siguiente semestre, pero a partir de ese momento el trabajo no paró y nunca pudimos hacerlo.

¿Qué representa la Ibero para ti?

Un tiempo precioso para atesorar. Representó el tiempo que tuve para leer, para encerrarme en la biblioteca por horas y perderme en el olor de los libros. Es el tiempo que ya no tengo y que quisiera tener.

De todos los proyectos que has realizado, ¿cuál te ha implicado más dificultad?

Todos mis proyectos son muy diferentes y por lo mismo muy disfrutables. Pero lo que me gusta es que te cambien la jugada y se vuelvan una sorpresa, un reto. Cuando un proyecto es predecible puede volverse aburrido y no me gusta que sea así. El proyecto en el que me encuentro en el momento es el que más me gusta porque es el reto al que me estoy enfrentando y es cuando más cuesta trabajo. Con el tiempo, aunque te haya costado mucho trabajo se convierte en algo metafórico y romántico.

¿Cómo es tu relación con Alejandro González Iñárritu?

Es una amistad de 37 años. Teníamos 19 años recién cumplidos cuando nos conocimos. Cuando se trata de trabajo tenemos una relación muy profesional, pero al mismo tiempo existe una enorme confianza y lectura de la mente, aunque hay momentos en los que no pasa así. Hay ocasiones en las que no le entiendo nada y no me entiende nada.

¿Cuál es la conexión que tienen a la hora de trabajar juntos?

Creo que piensa que puedo hacer un trabajo que se parezca a lo que quiere. O, por lo menos, que puedo darle un cauce a lo que está pensando. Esto se logra porque tenemos mucha afinidad y temas en común, tanto culturales, como generacionales y vivenciales.

Uno de sus últimos trabajos fue Carne y Arena. ¿Qué reto implicó este proyecto de realidad virtual?

Fue un proyecto muy bonito porque no hay referencia para lo que hizo Alejandro. No existe un proyecto similar al que pudiéramos voltear a ver cómo se hizo. Al contrario, todos los trabajos que podríamos considerar cercanos tienen que ver con videogames, pero en este caso, Carne y Arena no lo es.

Con este trabajo descubrimos un lenguaje distinto a lo que es hacer cine. Representó un reto para todos, Alejandro y “El Chivo” Lubezky, desde luego, para mí y para mi amigo Randy Thom, el supervisor y diseñador con quien trabajamos en el proyecto porque no tiene nada que ver con mezclar el sonido para cine. Este proyecto es una gran herramienta de comunicación porque representa otra forma de decir las cosas. Creo que es el futuro, hay un increíble universo abriéndose.

¿Cuál es tu sentir al trabajar en un proyecto que aborda una de las problemáticas que vive México?

Alejandro logró acercar un momento vivencial a las personas pese a que todos sabemos que este tema no es nuevo. Aunque hemos visto fotografías y cortometrajes, la pieza en específico te pone ahí en el lugar, dice algo que es conocido, pero de una forma que no sabías cómo sucedía o cómo se sentía, es lo que hace la pieza, la expresión en este medio.

Lo que hizo Alejandro es aterrizar una vivencia que, de otra forma, es imposible comunicar, pues no tendría la misma resonancia. El que una persona lo viva y seas parte de ese suceso es particularmente valioso y lo deberían poner en el Museo Nacional de Historia Americana, como lo dijo León Krauze, para que los norteamericanos vean el tema como parte de la historia.

¿Por qué dejaste la radio después de un esperado regreso en 2014?

Tenía muchas limitaciones, no pude hacer un programa de ese calibre (Así las cosas, en W, al lado de Rulo y Sopitas). No estaba lo suficientemente preparado. Regresaba de Estados Unidos y no estaba conectado con lo que pasaba en México. No tengo la energía para estar encerrado ocho horas en el estudio y después ir a un programa de radio para el que tienes que estar de madrugada. A la radio tienes que dedicarle tiempo o no hay resultados. Es una novia celosa. Aprendí y disfrute mucho porque admiro mucho a Rulo y a Sopitas. Pero si lo tuviese que hacer de nuevo tendría que dejar el cine por completo, prepárame mejor y dormir mejor.

¿Actualmente en qué proyectos trabajas?

Terminé la segunda temporada de la serie EASY, del director, productor y guionista Joe Swanberg para Netflix. Anteriormente ya había trabajado con él en la película Digging for Fire y más recientemente en la película Win it All.

¿Qué mensaje le darías a los estudiantes que admiran tu trabajo?

Que lean. Leer es todo. La técnica la vas a aprender, la experiencia la vas a adquirir, el trabajo lo vas a obtener, pero es fundamental entender el discurso, la conversación y la construcción de las ideas que sólo provienen de la lectura.

Tienen que trabajar mucho, la educación es una gran herramienta para defenderte, en general, de la vida y para entenderla. Lo demás lo descubrirán. Hay mucho talento, hay muchos jóvenes en séptimo, noveno semestre que acaban de salir con mucho talento. La Universidad no te dota de talento, te da herramientas, técnicas y formación. El talento lo tienes, o no.

Martín Hernández, quien ganó el BAFTA, el Goya y el Ariel, los tres en la categoría a Mejor Sonido, aseguró que una de las cosas más importantes para él son sus hijos y lo que él será para ellos cuando piensen en su papá.

“Estoy consciente que dejamos una huella en las personas, tanto para quienes somos importantes como para quienes no; esa huella cada quien trata de que sea interesante y positiva. Lo que no puedes controlar es lo que puedes dejar en otras personas, pero parte de eso lo haces con tu trabajo.

Se queda de alguna u otra forma y a la distancia tendrá otro valor, otra perspectiva, otro peso específico y entonces cada persona tendrá la decisión de juzgar que eres a través de ese trabajo. En ese sentido, es el trabajo de las personas que me han ayudado y con las que he colaborado. De los directores con los que he podido trabajar”.

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