ANÁLISIS: Prensa científica, a prueba con hallazgo de "barrio planetario"

Lun, 27 Mar 2017
En "impasse", las observaciones astronómicas sobre la posibilidad de vida en TRAPPIST-1
  • (Imagen: pixabay.com)
Por: 
Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Investigador Nacional Nivel II (SNI).

La comunidad científica aún se encuentra asimilando el descubrimiento del sistema planetario TRAPPIST-1.1 Durante décadas existió cierta indiferencia  entre los astrónomos por las estrellas enanas rojas. Desde finales del siglo XX, numerosos observatorios han contado con la tecnología necesaria para observar detenidamente a este tipo de estrellas; sin embargo, los tiempos de telescopio y los recursos financieros habían sido orientados hacia proyectos más conservadores.

A pesar de que el descubrimiento de TRAPPIST-1 fue anunciado por la NASA, el proyecto científico no fue ideado por esta agencia, sino por un grupo de trabajo adscrito a la pequeña Universidad de Lieja (ubicada en Bélgica).  En su fase inicial, el equipo descubridor utilizó telescopios relativamente modestos situados en Chile, y sólo meses después de los primeros resultados tuvo acceso al poderoso telescopio espacial Spitzer.

Una muestra de lo poco preparado que se encontraba el establishment científico para dar seguimiento inmediato al descubrimiento, es la búsqueda de donativos desarrollada en el prestigiado Massachusetts Institute of Technology (MIT) para conseguir un telescopio apto para la observación del tránsito de planetas alrededor de enanas rojas.2

En este contexto, se ha programado un generoso tiempo de observación en el nuevo telescopio extraplanetario James Webb, cuyas operaciones iniciarán en octubre de 2018. El James Webb será capaz de proporcionar información confiable referente a la posibilidad de desarrollo de la vida en los planetas que rodean a TRAPPIST-1 antes de que finalice la presente década. En tanto, la sociedad debe ser paciente. Mientras no se realicen las nuevas observaciones, se debe tomar una actitud de gran reserva sobre las notas de prensa que afirmen conclusiones en relación a las propiedades físicas detalladas del nuevo sistema.

La detección de TRAPPIST-1 ha generado efectos agridulces. Por un lado, se ha catalizado el trabajo científico y el interés general en áreas tales como la astrofísica y la astrobiología. En contraste, han comenzado a proliferar prácticas poco rigurosas en algunos medios de prensa que han dado como válidas varias afirmaciones que aún no han pasado por proceso alguno de arbitraje especializado y, por ende, no han llegado a ser publicadas en revistas indizadas.

Esta práctica genera confusión en la sociedad, dado que las investigaciones citadas aún se encuentran es etapa de validación y están sujetas a modificaciones por parte de los mismos autores.3 No debe confundirse un reporte preliminar  con un artículo validado por expertos que laboran para revistas formales. Este proceso es indispensable para forjar el acervo científico de la sociedad.4

El breve compás de espera mencionado es imperativo debido a la falta de datos observacionales, pero también motiva a reflexionar sobre ideas casi olvidadas. Es oportuno recordar que un mundo semejante al sistema TRAPPIST-1 fue imaginado por el escritor Arthur C. Clarke en sus novelas 2010: Odisea dos y 2061: Odisea tres, secuelas de la clásica 2001: Una Odisea Espacial (llevada al cine por el director Stanley Kubrick en 1968).

En dichas obras se plantea el desarrollo de vida elemental en una de las lunas del planeta Júpiter, convertido (artificialmente)  en una suerte de estrella enana.  Las semejanzas entre el sistema propuesto por el escritor y su inesperada contraparte real son interesantes. Muchos aspectos referentes a la  bioquímica de estos escenarios son abordados de manera seria e imaginativa por este autor.

El nuevo "barrio planetario" ha situado a la astrobiología en la etapa más importante de su historia. Con los nuevos paradigmas sustentados en las recientes observaciones astronómicas, la concepción del lugar del ser humano en el Universo podría tener un vuelco muy semejante al generado por la revolución copernicana del siglo XVI.  

Referencias:

1 A. Sandoval-Villalbazo, Trappist-1: un sistema solar con planetas habitables, Prensa Ibero, 27 de febrero de 2017

http://ibero.mx/prensa/trappist-1-un-sistema-solar-con-planetas-habitables

Este artículo también puede ser encontrado en "Comunidad C+Ibero", número 204, página 22,  21 de marzo de 2017.

2   Los detalles de la iniciativa del MIT para desarrollar un nuevo telescopio capaz de explorar el tránsito de planetas por  enanas rojas  puede encontrarse en la dirección electrónica:

  https://eapsweb.mit.edu/giving-alumni/new-worlds-new-priorities

3 Ejemplos de este tipo de publicaciones se encuentran en repositorio Arxiv con identificadores:

https://arxiv.org/pdf/1703.05815  y  https://arxiv.org/pdf/1703.00878.pdf

4 A. Sandoval Villalbazo, Necesario, reformular los términos del diálogo ciencia-sociedad, Prensa Ibero, 9 de diciembre de 2016.

http://ibero.mx/prensa/necesario-reformular-t-rminos-de-di-logo-entre-ciencia-y-sociedad

 

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