Rector reconoce y agradece labor educativa, investigadora y de incidencia de académicos

Mié, 16 Mayo 2018
La IBERO otorga a académicos las medallas de oro Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, José Sánchez Villaseñor y Ernesto Domínguez Quiroga; así como las preseas Ernesto Meneses Morales
El Mtro. David Fernández Dávalos recuerda que la Congregación General invita a los intelectuales a contribuir con un análisis riguroso de las raíces y las soluciones de las crisis
  • Ganadores de la medalla Ernesto Meneses (Alberto Hernández/ IBERO).
  • Mtro. José Antonio Morfin, Dr. Alejandro Guevara, Mtro. David Fernández, Dra. Helena Varela y Dr, Javier Cuesta (Alberto Hernández/ IBERO).
  • Medalla de oro Ignacio de Loyola (Alberto Hernández/ IBERO).
  • Medalla de oro San Francisco Javier (Alberto Hernández/ IBERO).
  • El rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y Tijuana, el Mtro. David Fernández Dávalos, S. J. (Valentina González/IBERO)
  • (Valentina González/IBERO)
  • La ceremonia se realizó en el auditorio Sánchez Villaseñor (Valentina González/IBERO)

El Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México·Tijuana, el Mtro. David Fernández Dávalos, S. J., reconoció y gradeció a los académicos que han dedicado parte importante de su vida a sostener la labor educativa, investigadora y de incidencia de esta casa de estudios.

“Es claro que una palabra, un diploma o un obsequio no son suficientes para agradecer todo lo que han hecho. Por parte de la IBERO debe haber una actitud de correspondencia por el servicio y afecto recibidos; la Rectoría lo sabe y se esfuerza por mostrar la gratitud que tiene hacia quienes construyen y sostienen la labor educativa de esta casa de estudios”, dijo el Padre Fernández durante la ceremonia del Mérito Universitario.

Nuestra casa de estudios entrega el reconocimiento al Mérito Universitario a académicos que destacan por un comportamiento notable y la calidad de su desempeño, sus aportes significativos a la vida universitaria, tanto académicos como personales, así como su destacada adhesión y contribución a la realización del Ideario, la Misión y los objetivos de la IBERO durante su trayectoria y permanencia en la institución.

La IBERO otorgó a académicos las medallas de oro Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, José Sánchez Villaseñor y Ernesto Domínguez Quiroga; así como la presea Ernesto Meneses Morales.

A manera de homenaje y convalidación, el Rector aprovechó la oportunidad para platicar a los académicos reunidos en el Auditorio José Sánchez Villaseñor sobre el 'retrato hablado' que la Congregación General 36 propone a las universidades y que la IBERO está decidida a impulsar.  

“Nuestras universidades tienen que ser hogares abiertos al espíritu en discernimiento que descubran a Dios en los pobres, que obren la misericordia y la compasión que reconcilia a Dios con los seres humanos y con la creación. Cercanas a los más vulnerables, que hagan análisis riguroso de la realidad, que trabajen por la paz, que transformen las culturas y sociedades, en colaboración con otros hombres y mujeres de buena voluntad”, dijo el Rector.

Añadió que las instituciones de educación superior deben trabajar en red, rezar por los jesuitas en situaciones de guerra y de conflicto, con una cultura coherente de protección y seguridad de los menores y adultos vulnerables. Que inicien procesos de justicia, liberación y reconciliación, que sientan la Iglesia con coraje y audacia proféticas.

“Esto, y no otra cosa, es lo que ustedes han estado contribuyendo a construir en la Ciudad de México, en esta casa de estudios; por eso, porque trasciende con mucho una profesión y lo que llevamos es un tesoro en vasijas de barro, les estamos agradecidos y los queremos reconocer”, dijo Fernández Dávalos a los académicos reunidos para recibir un reconocimiento por su labor docente.  

El Rector retomó el tema de la última Congregación General, realizada el año pasado y cuyo decreto primero denominado 'Compañero en una misión de reconciliación y justicia' pide que las comunidades jesuitas sean verdaderos hogares para el reino de Dios.

“Esta directriz se refiere a las comunidades de vida religiosa. Pide para todos y todas sencillez de vida y corazón abierto, algo crucial para la educación que ofrecemos y también para el clima organizacional de nuestras universidades. La actitud de escucha del espíritu en nuestras relaciones debe incluir a los compañeros de trabajo, dice el número 14 sobre el discernimiento”.

Recordó que las instituciones de la Compañía de Jesús, al igual que todos los jesuitas, están llamadas a “descubrir a Cristo en los pobres, a prestarles nuestra voz en sus causas, a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.

En ese sentido, añadió que la Congregación estableció que la misericordia y compasión son acciones discernidas en común, que llevarán al encuentro con Cristo que se revela en los rostros doloridos y vulnerables de la gente. “En el número 21 se dice que esa acción se concreta en la invitación hecha a nuestras personas y obras para participar en la reconciliación que Dios está realizando en nuestro mundo”, agregó el Padre David.

Fernández Dávalos destacó que, en la tarea reconciliadora, los jesuitas deben darle importancia a los estudios teológicos y eucarísticos que deben asumir el acompañamiento de los pueblos desde lo más profundo de sus tradiciones espirituales.

Mencionó que los temas que para la Congregación General 36 son importantes y podrían abordarse en las universidades a través de la investigación, la docencia y la vinculación son: los desplazamientos de la población, el servicio a los migrantes y refugiados, la colaboración con el Servicio Jesuita a Refugiados, las injusticias y desigualdades que viven los pueblos marginados; así como el crecimiento de la desigualdad, los pueblos y comunidades indígenas, las mujeres, los derechos humanos, la ecología integral, el fundamentalismo, la intolerancia y los conflictos étnicos-religiosos-políticos.

“La Congregación General nos exhorta a cambiar nuestro estilo de vida, a acercarnos a los más vulnerables. Dice ahí, que nuestros intelectuales contribuyan a hacer un análisis riguroso de las raíces y las soluciones de las crisis en la que nos debatimos. Todos nuestros ministerios, entre ellos el que realizamos en esta Universidad, deben buscar construir puentes para promover la paz junto con los pobres; este decreto insiste en que podemos contribuir a crear una familia humana a través de la lucha por la justicia”.

Valentina González/ICM

 

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