#ANÁLISIS Ser buen futbolista o 'esposa de' no alcanza para gobernar

Mar, 6 Feb 2018
Cualquier ciudadano puede aspirar a gobernar, pero en una democracia, los votantes deben elegir a quien esté preparado: académica
  • De izquierda a derecha: Martha Érika Alonso, Margarita Zavala y Cuauhtémoc Blanco, aspirantes a cargos de elección popular en 2018 (Especial).
Por: 
Dra. Ivonne Acuña Murillo*

El hartazgo ciudadano respecto de la clase política, así como el deseo de continuar en el poder han propiciado la aparición de dos fenómenos dignos de ser analizados: el arribo a los puestos públicos de personajes sin experiencia en asuntos de gobierno, incluso sin la preparación formal suficiente, y a la postulación de las esposas de exgobernantes al mismo encargo ejercido por sus cónyuges sólo unos años antes.

En el primer caso se encuentra Cuauhtémoc Blanco, actual presidente municipal de Cuernavaca, en Morelos; en el segundo Margarita Ester Zavala Gómez del Campo, quien busca completar las firmas necesarias para registrarse como candidata independiente a la Presidencia de la República; y como ejemplo de ambos fenómenos, Martha Érika Alonso, propuesta por la coalición ‘Por México al Frente’, para contender por la gubernatura del estado de Puebla.

Como se sabe, Margarita Zavala es esposa del expresidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, quien estuvo al frente del país de 2006 a 2012, y Martha Alonso de Rafael Moreno Valle Rosas, exgobernador de Puebla en el periodo 2011-2017.

Lo anterior lleva a preguntarse por la idoneidad de las personas mencionadas, y muchas otras, en un momento en el que el país cruza por una severa crisis ocasionada por el desmantelamiento acelerado de un sistema político que ha dejado de responder a los graves problemas que hacen de México una nación en desgobierno.

En un primer acercamiento y buscando responder al cuestionamiento planteado, se debe afirmar que, en una democracia, toda ciudadana o ciudadano mayor de edad y con un modo honesto de vivir tiene derecho a ser elegido para un puesto de elección popular, sin que su preparación, nivel social, actividad, experiencia o nexos familiares supongan un obstáculo, y así está consignado en los artículos 34 y 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En una segunda aproximación, desde el feminismo teórico y militante, se debe aclarar que en ningún caso se puede reducir a una mujer a la condición de ‘hija de’, ‘hermana de’, ‘madre de’ y que la referencia ‘esposa de’, en el título de este artículo, no busca menospreciar, minimizar, subestimar a las candidatas mencionadas, sino establecer su vínculo civil con políticos que han ejercido el poder en periodos recientes.

En un tercer momento, se debe aclarar que la compleja realidad político-social que vive México requiere de un análisis multifactorial del cual los enfoques político y feminista muestran sólo dos aristas de las muchas posibles.

En un último punto, es preciso externar la convicción de que la política es un asunto de todas y todos y no únicamente de quien la tiene como su ocupación principal. La forma en que hemos de organizarnos y resolver nuestras necesidades, problemas y demandas concierne tanto a quien se reconoce como político-política profesional como a la ciudadanía en su conjunto.

Una vez aclarado lo anterior, conviene analizar las trayectorias de Blanco, Zavala y Alonso para pensar si ellas y él están preparados para ocupar el encargo que pretenden.

Blanco se inició en la política, después de 27 años como jugador profesional, en enero de 2015, cuando se registró como precandidato a la alcaldía de Cuernavaca por el Partido Socialdemócrata (PSD). El 7 de junio de ese año, le ganó a la candidata del bloque PRI-PVEM-Panal, Maricela Velázquez, por poco más de 8 mil votos, al ser elegido por 39 mil 861 personas. A poco más de seis meses de fungir como presidente municipal cesó a Roberto Yáñez Moreno, secretario del ayuntamiento, operador de la anterior campaña de Blanco en su camino a la presidencia municipal y fundador del PSD, con lo cual se hace pública su ruptura con el partido que lo llevó al poder.

En respuesta, los líderes del PSD dieron a conocer a la opinión pública un supuesto contrato de siete millones de pesos que Blanco habría firmado al convertirse en candidato de ese partido, algo que el exfutbolista negó, pero que supuestamente lo comprometía a cubrir ciertos horarios, ser cordial y carismático con las personas, saludar a los  hombres de mano y de beso a las mujeres, firmar autógrafos, dar fotos, etc. Tras su alejamiento del PSD, otro partido, el Partido Encuentro Social (PES) abrigó a Blanco, quien se registró como su militante el 14 de marzo de 2017, partido que en coalición con MORENA y PT lo postulará para la gubernatura de Morelos.

Como presidente municipal, Blanco ha sido objeto de acusaciones como provocar un vacío de gobierno en Cuernavaca, privilegiando la búsqueda de beneficios económicos a partir de una lógica comercial-empresarial que deja de lado la mística que debe acompañar a todo funcionario público que está para servir y no para servirse de la política.

En varias ocasiones, Blanco ha dado muestras de su falta de preparación para llevar a buen puerto el cargo que ocupa, como cuando en una primaria agradeció al Lic. Benito Juárez García (nombre de la escuela) por haber hecho posible su participación en el evento programado. Las burlas de que fue objeto hicieron afirmar a su equipo que de ahí en adelante no se permitiría la presencia de los medios en ‘actos públicos’ y que el equipo del futbolista les haría llegar la información, incluidos los videos, sobre las actividades del flamante presidente municipal.

En otra ocasión, como reporta el sitio Sinembargo.mx, al inicio del mandato de Blanco se llevó a cabo una reunión entre éste y los militares a cargo de la 24a Zona Militar, como relató el abogado José Antonio Ortega, quien presentó un estudio sobre la inseguridad en Morelos en el año 2015, quien afirmó que durante el encuentro: “El equipo que acompañaba a Cuauhtémoc Blanco mostró su falta de preparación mientras que el Alcalde electo guardó silencio y sólo al final firmó balones para los soldados.”

El mismo Ortega concluyó que “Cuernavaca y buena parte de Morelos siguen sufriendo la violencia, el cobro de derecho de piso, secuestros, homicidios, y yo vería que Cuernavaca es prácticamente una ciudad que no está gobernada por nadie”.

Otro argumento que apoya la idea de la falta de gobierno en Cuernavaca se basa en todas las veces que el citado presidente municipal se ha ausentado de su labor para atender compromisos deportivos o como cuando no hizo presencia por dos meses en la alcaldía, justo al inicio de su mandato, porque estaba de ‘luna de miel’.

Tal vez los tres méritos reconocibles de Blanco sean: haberle ganado la alcaldía de Cuernavaca a la candidata de la coalición priista (dado el hartazgo ciudadano), haberse enfrentado al gobernador por el PRD, Graco Ramírez (sin un proyecto acabado detrás), y haber salido triunfador de todos los intentos por inhabilitarlo (tal vez por su fama como uno de los mejores futbolistas mexicanos). Sin embargo, todo lo anterior no lo hace un buen gobernante, pues para eso habrá que esperar los resultados de una gestión que quedará incompleta, ni lo prepara para hacer un buen trabajo como gobernador de un estado de la República.

Margarita Ester Zavala Gómez del Campo se convirtió en líder juvenil del PAN a los 17 años, estudió Leyes en la Escuela Libre de Derecho de la Ciudad de México, fue diputada local de la Asamblea Legislativa del Distrito federal de 1994 a 1997 y diputada plurinominal del Congreso de la Unión durante la LIX Legislatura de 2003 a 2006, tiempo durante el cual formó parte de varias comisiones relacionadas con temas como trabajo, derechos humanos y defensa nacional.

Además de su labor como legisladora, ocupó una serie de puestos al interior de su expartido, el PAN, y por poco tiempo ejerció la docencia en instituciones como la Universidad Iberoamericana. En este contexto, se ocupó también de temas y actividades relacionadas con las mujeres y sus derechos. De 2006 a 2012, durante la presidencia de su esposo Felipe Calderón Hinojosa, se desempeñó como Primera Dama y presidenta del DIF nacional, ambos cargos honorarios asignados en automático.

Cómo se puede observar, Zavala fue poco a poco construyendo una carrera política propia al margen de quien posteriormente sería presidente de la República. Su experiencia se circunscribe al ámbito partidista y legislativo pues al parecer no tuvo la inquietud o no encontró la oportunidad para desempeñarse como gobernante o funcionaria pública en ninguno de los tres niveles de gobierno y es aquí donde se apoyan los cuestionamientos en torno a su intención de convertirse en presidenta de la República.

Ciertamente, no se puede negar que Margarita Zavala es una mujer preparada que cuenta con experiencia política; sin embargo, su práctica como legisladora, funcionaria de partido o primera dama no le alcanza para dar un salto cuántico a la silla presidencial, pasando por alto su falta de expertise como gobernante. Sería diferente si ella hubiera ya gobernado a nivel municipal o estatal o hubiera ocupado una o varias carteras federales.

Es un hecho que a lo largo de los sexenios, la exigencia sobre quien ha de convertirse en presidente de la República ha disminuido, de manera que la necesaria carrera política, la cual suponía el paso por los puestos mencionados en el párrafo anterior, se ha hecho gradualmente a un lado con los resultados que saltan a la vista. A pesar de lo anterior, quien ha llegado a la máxima responsabilidad política ha pasado por lo menos por una Secretaría de Estado.

Como agravante, Zavala arrastra tras de sí su lazo civil con el ex presidente Calderón cuyas cuentas en temas de seguridad y violencia son reprobables y gracias al cual se ha dado en descalificarla por ser ‘la esposa de’, cuando la intención de Calderón de mantenerse en el poder, a través de ella, se ha hecho evidente.

A lo anterior debe sumarse el caso del incendio de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, propiedad de su prima Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella; los  contratos millonarios que Felipe Calderón otorgó a la compañía de su hermano Diego Hildebrando Zavala, Hildebrando, S.A. de C.V., cuando era secretario de Energía, y los contratos que esta empresa recibió del IFE, en 2006 y 2012, para computar votos, entre otras acusaciones.

De tal suerte que Zavala enfrenta dos retos: levantarse como candidata a la Presidencia sin la experiencia suficiente para ocupar un cargo de tal envergadura en un momento histórico decisivo para México y el legado desastroso de su esposo como presidente del país, al que habrá que agregar la sospecha de fraude en 2006 cuando Calderón llegó al poder “haiga sido como haiga sido”.

Finalmente, toca el turno a Martha Érika Alonso, quien realizó estudios universitarios de Diseño Gráfico en la Universidad Iberoamericana y una Maestría en Comunicación Pública en la Universidad de Las Américas Puebla (UDLAP), la cual finalizó con la distinción Cum Laude, además de diplomados en Marketing y en Comunicación Interpersonal en la Escuela de Alta Dirección y Administración (EADA) en Barcelona, España. Además, ha participado en diversos congresos relacionados con publicidad y mercadotecnia. Recibió un reconocimiento por parte de la Asociación Nacional de la Publicidad, Capítulo Puebla A.C.

Asimismo, encabezó el Grupo de Participación Ciudadana del Congreso Estatal, y en 2010 se colocó a la cabeza de la Red de Mujeres en Acción, y a partir de febrero de 2011 rindió protesta como presidenta honoraria del Sistema Estatal DIF, poco después de que su esposo, Rafael Moreno Valle, se convirtiera en gobernador de Puebla. 

A diferencia de Margarita Zavala, su experiencia se restringe principalmente al ámbito académico como ‘estudiante de’ y su único acercamiento a la política se lo dio un grupo de participación ciudadana y una red de mujeres cuyos resultados no se comunican y un puesto honorario en el DIF estatal, puesto asignado en automático por ser ‘la esposa de’ y no por méritos.

Los cuestionamientos hechos a Zavala en torno a su falta de experiencia como gobernante se profundizan en el caso de Alonso, toda vez que la hoy precandidata de la Coalición ‘Por México al Frente’ a la gubernatura del Estado de Puebla no tiene, como Zavala, ni experiencia partidista ni legislativa; esto es, de ninguna manera ha participado en asuntos públicos más allá de un encargo simbólico. Su caso entonces se acerca más al de Blanco, quien sin ninguna preparación política ‘saltó’ a un puesto de elección popular.

Si se buscan datos de Alonso en la Red es fácil observar la intención de construirle un currículo que permita afirmar su idoneidad para el cargo que pretende y superar las críticas que apuntan a un intento de Moreno Valle de alargar su propia gubernatura, más aún, la inferencia de que éste último negoció con Ricardo Anaya para reconocerlo como único candidato del PAN-PRD-MC a la presidencia de la República y abandonar sus propias aspiraciones a cambio de la candidatura de ‘su esposa’.

Todo lo anterior lleva a preguntarse:

¿Son los perfiles de Blanco, Alonso y Zavala lo que Morelos, Puebla y México necesitan en un momento histórico-político tan complejo, en el que el país requiere de sus mejores mujeres y hombres versados en asuntos de Estado?

¿Cuáles son los méritos que harían de Zavala, Blanco o Alonso buenos gobernantes?

¿Cuánto tiempo necesitan para ‘entrenarse’ en los asuntos públicos que todo gobernante debe atender?

¿Tiene el país tiempo para esperar que personajes sin experiencia para gobernar completen su curva de aprendizaje ya estando en sus cargos?

¿Cuál será el costo de llevar a cargos de elección popular a personas que no tienen la experiencia necesaria para el encargo que pretenden?

¿Qué riesgos se corren cuando el hartazgo ciudadano y el rechazo a los políticos llevan a la ciudadanía a votar por personas no preparadas para la actividad pública-política?

Como corolario, se puede afirmar que Zavala, Alonso y Blanco tienen el derecho pleno para pretender los encargos de elección popular para los que se han propuesto, pero lo más importante para cualquier país que se diga democrático es que la ciudadanía tiene el derecho de negar esos encargos a quien no tiene los méritos suficientes para ocuparlos.

*La Dra. Ivonne Acuña Murillo es académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

 

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