México requiere vincular más sus culturas ancestrales con las modernas para consolidarse como un país más incluyente, sugirieron académicos promotores de la exposición “Las fibras que atan a México: izote”, en la Universidad Iberoamericana, al informar sobre el proyecto de rescate y fortalecimiento del trabajo artesanal con habitantes de pueblos indígenas de varios estados.

Fernando Bermúdez Barreiro, coordinador de la Licenciatura en Diseño Textil, informó que uno de los trabajos que la Ibero está desarrollando “para bordar un México más inclusivo” está relacionado con los artesanos del pueblo de Zumpahuacán, Tenancingo, estado de México, quienes trabajan con la fibra del Izote, una planta que se da en diversas regiones del país.

En la exposición “Las fibras que atan a México: izote”, montada en la planta baja del edificio S de la Ibero, con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia, participan directamente 40 artesanos, pero el proyecto de vinculación involucra a otras personas jóvenes para que éstas le den continuidad al trabajo que el pueblo desarrolla desde mucho antes de la conquista del país.

La académica Marcela Gutiérrez Arreguín comentó que el proyecto en específico con los artesanos de Zumpahuacán surgió a propuesta de la alumna y profesora de la Ibero, Ana Celia Martínez, y la Universidad Iberoamericana intervino con la búsqueda del vínculo de los artesanos con los artistas textiles modernos para hacer posible una exposición que mostrara realmente a México.

Si queremos un Tricentenario de la Independencia del que nos sintamos mucho más orgullosos, comentó el académico Fernando Bermúdez, debemos trabajar en ese vínculo, en ese bordado que muestra toda la diversidad del país, para que así lo entendamos en sus detalles.

Gutiérrez Arreguín dijo que la Ibero también está trabajando proyectos con las personas que continúan con el bordado tradicional en Mérida y Oaxaca, y en Chiapas, además de los trabajos con campesinos de Bachajón, también se está involucrando con artesanos para fortalecerlos.

Por ejemplo, citó Bermúdez Barreiro, los artesanos de Zumpahuacán siguen trabajando la fibra del izote con las mismas técnicas con las que la trabajaban sus antepasados. No se han modificado los procesos y eso es la clara prueba de que sigue tan presente el México prehispánico, y que lo mejor es vincularlo para entender realmente el país.

“Las fibras que atan a México: izote”, convocada por el Departamento de Diseño y el Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas de la misma Universidad, que concluirá el 13 de octubre, recientemente obtuvo el Premio Red Textil Iberoamericana.

Entre las obras hechas con fibras de izote están La patria es mutación, de Yosi Anaya, y Una tilma para el Rey Costales, de Marcela Gutiérrez. La segunda mezcla y contrasta texturas ásperas con lisas, hilos de colores, mates y brillantes, y es una obra inspirada en la leyenda del Rey Costales.

El Rey Costales es un personaje fundamental en la historia de la comunidad indígena de Zumpahuacán. Funge como protector de los habitantes y de la cultura de estos. Era, según la leyenda, fabricante de morrales y costales.

El izote es una planta que existe en toda la República Mexicana. De algunas se cosecha flor y de la especie que se produce en Zumpahuacán se obtiene fibra para fabricar morrales, costales o, en este caso, obras de arte.