Con una baja inversión económica, estudiantes de la Universidad Iberoamericana que cursan la materia Desarrollo emprendedor inician negocios en sólo un semestre, con los cuales atienden necesidades del mercado, generan empleo y tienen un componente de compromiso social.

El licenciado Miguel Ángel Pavón Vieyra, titular de la asignatura, explicó que su clase tiene el objetivo principal de hacer emprender a los jóvenes universitarios, es decir, “que no se limiten a hacer en el salón un plan de negocios que se quedará en el papel; sino que pongan en práctica los conocimientos adquiridos y emprendan un negocio, al que deberán hacer operativo en 30 días y rentable en tres meses”.

Aunque 80 por ciento de los inscritos a esta asignatura cursan una carrera administrativa de las que se imparten en el Departamento de Estudios Empresariales, Pavón destacó que cualquier alumno puede inscribirse a su materia, sin importar qué licenciatura estudien; de ahí que cuente con alumnos de diversas ingenierías e incluso de nutrición y ciencia de los alimentos.

El docente precisó que él se limita a ser un guía de los jóvenes, con quienes comparte su experiencia desde la reunión de lluvia de ideas, en la cual se decide qué tipo de negocio emprenderá todo el salón de clases.

A partir de ese punto se hace un estudio de viabilidad del negocio, se analiza en qué consiste el modelo y si se requiere contratar personal; hasta llegar a generar una marca, a la que se le da siempre un entorno socialmente responsable.

Con este modelo, en año y medio el docente de la Ibero ha logrado que sus alumnos funden negocios rentables, entre ellos El Pesero del Sabor, un concepto de recorridos gastronómicos –patentado ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial– que lleva a sus clientes a degustar la buena cocina en tres restaurantes seleccionados del DF.

The Walking Dog

Este semestre el proyecto emprendido es The Walking Dog, que ofrece paseos caninos a residentes de condominios ubicados en la zona poniente de la ciudad de México. Para ser rentable, el negocio tiene como objetivo mínimo pasear diez perros por día, de los cuales tres representarían su punto de equilibrio y el resto sus dividendos.

En cuanto a su compromiso social, los fundadores de The Walking Dog recurrieron a una costurera vinculada a Casa Meneses, centro comunitario de desarrollo social de la Ibero que contribuye a mejorar la calidad de vida de los habitantes del pueblo de Santa Fe, para que les recomendara a una persona para desempeñar las funciones operativas de paseador de perros.

De esta manera se decidió contratar al señor Daniel Arvizu, quien recientemente perdió su trabajo como taxista, pero que gracias a su experiencia en el cuidado de perros es actualmente el paseador oficial de The Walking Dog, por lo cual recibe un sueldo de 350 pesos diarios, por media jornada laboral. Por otra parte, 10 por ciento de todas las ganancias serán donadas a la fundación Círculo Adopta, que trabaja a favor de animales abandonados.

A futuro, The Walking Dog podría constituirse en una empresa formal (como ya sucedió con otros proyectos de los creados en la materia Desarrollo emprendedor), pero desde ahora funciona con la mayor de las seriedades. Un alumno está encargado de llevar un control de bitácoras (registro y firma de que se recibe y entrega con bien cada perro, y en qué casa), otros se abocan al servicio al cliente (preguntan a los dueños de las mascotas su percepción del servicio), algunos se enfocan a la labor de ventas, y por último, están los encargados de cobranzas.

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PRL/ ah