ANÁLISIS: ¿Qué hacer con 5 millones de casas abandonadas en México?

Jue, 17 Nov 2016
Las viviendas se deterioran, tienen pérdida de valor patrimonial e incluso son ocupadas ilegalmente
Académica de la IBERO considera que se podrían recuperar al menos un millón de esos inmuebles
  • Dra. Louise David, académica de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano (MPDU) de la IBERO.

En México hay cinco millones de viviendas abandonadas, que en consecuencia sufren deterioro físico, pérdida de valor patrimonial (porque nadie quiere comprar una casa al lado de otra abandonada) y propician una posible ocupación ilegal (sin saber qué actividad realizan dentro los ‘inquilinos’), dijo la doctora Louise David, académica de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano (MPDU) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Sin embargo, al menos un millón de esas casas podrían ser recuperadas a través de un ejercicio conjunto entre el gobierno, el sector privado, los habitantes y la academia; siempre y cuando cuenten con tres características: ubicarse en ciudades grandes y medianas, en zonas sin  falta de infraestructura básica (como agua y servicios de transporte), y cercanas a las fuentes de empleo.

Así lo explicó la docente durante la ponencia ¿Cómo regenerar colonias urbanas de manera integral y colaborativa?, la cual marcó el cierre del ciclo de conferencias ¿Smart cities? Herramientas para optimizar las dinámicas urbanas, de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano.

En su charla dirigida a estudiantes de este posgrado de la IBERO, urbanistas y arquitectos, Louise mencionó que en la Ciudad de México tenemos un crecimiento urbano horizontal caótico que se distingue por haber una desconexión geográfica entre fuentes de empleo y zonas residenciales, así como graves problemas de movilidad y de contaminación.

Por eso, la profesora del Departamento de Arquitectura considera que en lugar de atender la demanda de vivienda a partir de una política pública enfocada en financiar la producción de casas debe darse lugar a una política pública de ciudad que tome en cuenta todo el entorno. “No solamente la ciudad; sino la calle que está enfrente, el espacio público que está enfrente, el jardín, la infraestructura de agua, la presencia de fuentes de empleo al lado. Una política integral que tome en cuenta los diferentes elementos que hacen ciudad”.

Este cambio de visión es de vital importancia “porque no nos podemos enfocar en producir solamente un techo, hay que producir un hábitat; donde uno se desarrolla como persona, donde su familia se desarrolla, donde puede trabajar, abastecerse, encontrar espacios de esparcimiento”.

Dichas características harían a la vivienda  el centro de la prosperidad urbana. “Si miramos todas las estadísticas internacionales, la riqueza, el producto interno bruto, están producidos dentro de las ciudades. Es la ciudad la que permite las conexiones, que permite el encuentro de actores que producen actividades económicas, culturales y sociales; por eso creemos que es el centro de la prosperidad”.

Vivienda, el centro de la prosperidad

Hacer de la vivienda el centro de la prosperidad es el objetivo final de Alianza para la Regeneración Urbana (ARU), de la cual es coordinadora general la Dra. Louise David, quien explicó que lo anterior se logra a través de la recuperación del valor patrimonial de las viviendas, el desarrollo económico y social, la reducción de la violencia, y permitiendo la movilidad entre los centros residenciales y laborales.

Esta propuesta de Regeneración Urbana con Participación Social (RUPS) de ARU parte de un eje transversal que conlleva la participación social, es decir, de los habitantes, los representantes de la ciudad, de la academia, del sector privado y del gobierno; quienes después de varias etapas  distinguen el diagnóstico por hacer, definen estrategias, su implementación y evaluación.

Tal metodología se aplicará por parte de ARU en el barrio El Florido, en Tijuana, Baja California. Este proyecto piloto pretende “potencializar para construir ciudad, es decir, no solamente recuperar vivienda y organizar la comunidad; sino también generar un entorno próspero, con actividad económica, con actividad social, cultural y educativa”.

Pedro Rendón/ICM

 

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