#ANÁLISIS: ¿Qué sería de México sin el TLC?

Jue, 2 Feb 2017
Nuestro país buscó insertarse en la globalización, pero ni América Latina ni Europa lo esperaban, así que volteó a Norteamérica: experto
Salir del TLC sería un descalabro y dejaría claro el grave descuido al mercado nacional
  • Carlos Salinas de Gortari (México), George Bush (EU) y Brian Mulroney (Canadá), atestiguan la firma del TLC en 1992
Por: 
Dr.Jesús Amador Valdés Díaz de Villegas*

El título de este artículo es especulativo, pero también necesario para una reflexión sobre un posible escenario de México sin el TLCAN. Un tratado que ha promovido una fuerte dinámica del sector externo desde que empezó su funcionamiento en el año de 1994.

En 1982, México se vio sumergido en una profunda crisis, que vio agotado en modelo de sustitución de importaciones. El 20 de agosto de 1982, después de haber reembolsado sumas considerables en el curso de los primeros siete meses del año, el gobierno mexicano declaró que el país no estaba en condiciones de continuar los pagos, decretándose una moratoria (suspensión de pagos) de seis meses.

En este momento histórico, México tenía reserva por 180 millones de dólares. Sin embargo, este no era la única consecuencia de la situación adversa del país, con un profundo nivel de desempleo y una empresa que al orientarse al exterior no podía soportar los niveles de competitividad de la extrajera, generándose fuertes procesos de quiebra de la empresa nacional.

En el año de 1988, con la toma de posesión como presidente de Carlos Salinas de Gortari, comienza un proceso de reordenamiento de la economía mexicana para poder superar una de las crisis más largas y profundas vividas por el país, donde la hiperinflación, la devaluación y la estanflación eran unas constante.

El gobierno se encamino a establecer una política de corte neoliberal caracterizada por un proceso de privatización de la empresas paraestatales, como fue el caso de Telmex, una reforma monetaria para superar el proceso hiperinflacionario y un política basada en la importación para mantener controlada la inflación.

En la búsqueda de un proceso de inserción en la globalización, se iniciaron trabajos para la búsqueda de un proceso de integración. México, primero, miró a América Latina, pero la región no estaba motivada y había iniciado en los países del sur un proceso de democratización en sus sociedades después de largos años de dictadura militar; mientras Europa estaba enfrascada en la asimilación de las nuevas democracias de la parte oriental, que ponían fin al modelo eurosovietista, que les había sido impuesto después de finalizada la Segunda Guerra Mundial.

Estos hechos llevaron a México a mirar hacia el Norteamérica, donde ya se habían iniciado conversaciones entre Canadá y Estados Unidos para un proceso de integración, que culminó con el conocido TLCAN.

La inserción de México dentro de esta organización integracionista de libre comercio provocó una incentivación del mercado externo y una fuerte orientación del país a las exportaciones impulsado sobre todo por la crisis de 1994-1995, donde se dio una devaluación del ciento por ciento del peso y, por tanto, una decantación de la actividad productiva a las exportaciones, lo que motivó la inversión extranjera directa por las posibilidades que ofrecía nuestro país: una mano barata y un tratado de libre comercio con la economía más grande del mundo, cuya relación se extiende por 3 mil kilómetros de frontera.

El TLCAN fue factor que permitió del 1994 al 2016 un crecimiento de las exportaciones y de las importaciones del país, a un ritmo anual del 9.07%, para las primeras; y del 8%, para las segundas, lo que implicó un crecimiento del volumen comercial a un ritmo promedio anual del 8.4%.

Si bien es cierto que el TLCAN provocó una gran interdependencia asimétrica de las economías de México y Estados Unidos, desde el 2005 es posible observar que las exportaciones e importaciones de México a Estados Unidos, como parte de las exportaciones totales, fue teniendo una pequeña tendencia a disminuir. Sin embargo, por su volumen eran importantes para la empresa exportadora mexicana y sobre todo para 355 empresas que concentran el 78% del ingreso por exportación dentro del país.

Lo interesante es que si observamos los inicios de la crisis actual en el 2008, la política económica sustentó el efecto multiplicativo de la inversión atendiendo al comportamiento del mercado norteamericano, dada la estrechez de nuestro mercado doméstico.

Esto es significativo para saber qué pasaría sin un tratado libre comercio con América del Norte, a donde se dirigieron en 2016 el 81.01% de nuestras exportaciones.

México puede quedar inmerso ante una fuerte crisis mientras se reorientan las exportaciones nacionales y se generan políticas públicas para el desarrollo del mercado doméstico. Estos cambios serían mediáticos y tendrían un fuerte costo social por la pérdida de inversión extranjera, pérdida de empleos, depreciación del peso y crecimiento de los niveles inflacionarios.

Sería un proceso que juzgaría la falta de visión en políticas públicas orientadas al desarrollo nacional.

*El Dr. Jesús Amador Valdés Díaz de Villegas es profesor del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana

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