#INVESTIGACIÓN La educación no ha servido para aumentar el ingreso de los trabajadores

Jue, 28 Sep 2017
La Universidad Iberoamericana y la Fundación Konrad Adenauer publicaron la investigación ‘México: país de pobres y no de clases medias’
  • El Dr. Miguel Reyes afirmó que la pobreza por ingresos permanece prácticamente sin cambios (Imagen: pixabay.com).
  • (Imagen: pixabay.com).
  • Dr. Miguel Santiago Reyes, investigador del EQUIDE de la IBERO.
En México la educación no ha servido como catalizador para aumentar el ingreso de los trabajadores en el largo plazo, pues el movimiento salarial por nivel educativo ha sido prácticamente nulo para todos ellos, lo que implica que menor desigualdad educativa no necesariamente significa menor desigualdad social, reveló la investigación ‘México: país de pobres y no de clases medias’; publicada por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y la Fundación Konrad Adenauer Stiftung.
El estudio señala que si bien la educación es condición necesaria para tener un mejor ingreso y nivel de vida, en nuestro país no es suficiente para moverse en la escala social, pues la caída en el poder adquisitivo de los trabajadores, desde los más a los menos calificados, pauperiza y empobrece a buena parte de la población trabajadora.
El doctor Miguel Santiago Reyes Hernández, investigador del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la IBERO y coordinador del trabajo, señaló que en términos reales los salarios por nivel educativo en México han caído entre 2005 y 2016. 
Al respecto, la investigación muestra que en ese periodo los ingresos (promedio) se redujeron en las personas, con posgrado, de $24,191.00 a $14,804.96 pesos; con licenciatura, de $11,268.71 a $7,653.84; con preparatoria, de $6,066.32 a $3,765.29; con secundaria, de $4,691.87 a $2,990.34; con primaria, de 4,187.13 a 2,990.34; y en personas sin estudios, disminuyeron de $2,251.01 a $1,996.34 pesos.
Reyes explicó que lo anterior se debe a que los salarios se están estableciendo desvinculados del nivel  educativo, capacidad y productividad de los trabajadores, y solamente de acuerdo a la inflación esperada. “Eso significa que las empresas que tienen ganancias normales y extraordinarias al no vincular el rendimiento al salario generan más desigualdad, y están desmotivando a toda esa gente”.  
“No puede seguir estableciéndose el salario de acuerdo a la inflación esperada solamente, porque eso genera ampliación de brechas. Hay que hacer que el salario mínimo se establezca de acuerdo a la oferta y la demanda  y con ciertos garantes”. 
“Qué significa eso, que se le reconozca a la gente su capacidad en términos de qué estudió, qué sabe hacer y cuáles son sus habilidades; y desde el lado de la demanda, que con base en un indicador de eficiencia las empresas reconozcan quién es más productivo, es decir, que se vincule el salario con la productividad. Y  en términos de equidad entre los propios asalariados, que el que gane más no tenga una distancia con el que gana menos superior a la de uno a diez”.
Sin embargo, el estudio destaca: “el salario mínimo en nuestro país garantiza estar en condiciones de pobreza, debido a que se encuentra por debajo de la línea de bienestar. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), esta puede ser considerada como la línea de pobreza por ingresos debido a que es igual al valor de una canasta alimentaria y una canasta no alimentaria”.
La misma investigación propone: “el salario mínimo debería al menos tener un nivel de 353 pesos diarios para evitar caer en la pobreza. Si además consideramos el salario mínimo más allá de los niveles de supervivencia y pobreza, de bienestar efectivo mínimo, de bienestar y estatus de niveles de vida adecuados y dignos, similares a los de una clase media, representativos de las condiciones sociales medias, el salario mínimo constitucional debería ser de 576.2 pesos diarios”.
Clase media propensa a ser pobre
En otro rubro la investigación señala que “la sociedad mexicana no cuenta con elementos que permitan reducir la fragilidad de la clase media”, la cual es propensa a convertirse en pobre por condiciones coyunturales como una crisis económica, o circunstancias individuales como la pérdida del empleo. La magnitud de la vulnerabilidad que presenta la clase media para caer en situación de pobreza o carencias múltiples, es signo de su fragilidad en México. 
De hecho entre sus principales hallazgos la investigación arrojó que “México no es un país de clases medias, sino de pobres. Los niveles de vida adecuados para no ser pobre sólo son garantizados para un poco más del 20% de la población mexicana. En este mismo panorama, la población en pobreza supera 2.3 veces a la población considerada como clase media”. Como dato, en 2014 el 26.6% de la población mexicana fue identificada como clase media, en tanto que el 45.8% como pobre.
Agrega el estudio: “Los programas sociales han sido una respuesta fallida a la pobreza. Desde mediados de los años 90, la política social ha apostado la mayoría de sus recursos a los programas de transferencias condicionadas”.
“Entre 1997 y 2014, la cobertura de los programas sociales emblemas de pobreza como PROSPERA (antes Progresa y Oportunidades) se ha quintuplicado, al pasar de una cobertura, en 1997, de aproximadamente 5 millones de personas a casi 25 millones para 2014. Sin embargo, la pobreza por ingresos permanece prácticamente sin cambios. Este modelo de política social ha sido una respuesta errónea y sólo ha servido como paliativo para contener el aumento del porcentaje de población en condiciones de pobreza”.
Sobre esto, el Dr. Miguel Reyes consideró que sacar a la gente de la pobreza con políticas asistenciales “en épocas electorales se convierte en un perfecto caldo de cultivo para manejar a esa población. Pareciera que es más bien una población a la que conviene administrar continuamente, es decir, contén la pobreza y la desigualdad, pero no la resuelvas; adminístrala políticamente”.
Finalmente, el estudio destaca que: “más de la mitad de la población ocupada en situación de pobreza son trabajadores sin seguridad social. Ante tal situación, son necesarias políticas públicas eficaces y eficientes para atender el rezago social”.
Propuestas de políticas públicas
Ante este panorama la investigación, ‘México: País de pobres y no de clases medias’, “plantea acciones en materia de políticas públicas en México para fortalecer de manera sustantiva y sostenida el crecimiento de las clases medias, entendiendo ello como la generación de una gran masa de población con acceso a condiciones de vida adecuadas y dignas en condiciones sociales medias”.
1. Política Salarial. Debe prever la desindexación del salario mínimo de la inflación esperada, la desindexación de los salarios promedio de los salarios mínimos e inflación esperada, la liberalización de los salarios en general de la economía, donde éstos sean establecidos por rama y sector de actividad económica con base a criterios de productividad y equidad social.
2. Seguridad social universal con pisos mínimos y con factores que reduzcan la estratificación. Que el Estado cuente con mayores recursos para financiar un piso mínimo de seguridad o protección básica universal; el cual debe ser garante de lo establecido en la materia en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y tratados internacionales. 
Ese umbral de partida debe ser construido desde un enfoque amplio de bienestar y garante de derechos sociales como lo es la seguridad social, misma que debe desvincularse del trabajo y contar con un financiamiento sostenible.
3. Política Fiscal. Se requiere de una política redistributiva impositiva; que pague más quien tiene más. Desaparición de tratamientos y regímenes especiales (régimen opcional de sociedades, régimen especial de minería, transporte y sector agrícola, entre otros). Asimismo debe establecerse una política de gasto redistributivo que reorganice el gasto a fin de sustituir la política asistencialista-clientelar por una política pública garantista de los derechos marcados en la Constitución.
La investigación ‘México: país de pobres y no de clases medias. Un acercamiento para su identificación, factores que limitan su crecimiento y la comparación con experiencias exitosas’ fue publicada por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, la Fundación Konrad Adenauer Stiftung y editorial Gedisa. 
La realización corrió a cargo del equipo de trabajo conformado por la Dra. Graciela Teruel Belismelis y el Dr. Miguel Santiago Reyes Hernández, directora e investigador del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la IBERO, respectivamente.
En la elaboración del estudio también participaron: Miguel Alejandro López y Eduardo Bermejo, académicos-investigadores de la Universidad Iberoamericana Puebla; Enrique Minor y Martha Moreno, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); y Liliana Reyes, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Texto y foto: PEDRO RENDÓN/ICM

 

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