México, estancado en porcentaje del PIB que destina a investigación y desarrollo

Mar, 28 Nov 2017
UNESCO muestra cuadro de inversión destinada a ciencia a nivel mundial: nuestro país, a la par de Tanzania, Uganda, Senegal y Botswana
  • (Imagen: pixabay.com).
  • Figura 1: de acuerdo a la UNESCO, México se sitúa en el mismo grupo de Tanzania, Uganda, Botswana y Senegal en cuanto a proporción del producto interno bruto destinado a investigación y desarrollo.
Por: 
Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Investigador Nacional Nivel II (SNI)

De acuerdo a estadísticas publicadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), México dedica únicamente 0.5% de su Producto Interno Bruto (PIB) a las áreas de investigación y desarrollo. Esta proporción es idéntica a la reportada por esta organización para los países africanos de Tanzania, Uganda, Senegal y Botswana.1  Comparativamente, países como Israel, Corea del Sur, Japón, Dinamarca, Finlandia y Suecia orientan más de 3% de su PIB a este importante rubro (ver figura 1). 3.2 de cada 100 dólares de riqueza en Finlandia se canalizan a investigación y desarrollo, mientras que en México sólo 50 centavos de dólar por cada 100 se destinan a estas importantes áreas.

El no proporcionar a la ciencia el lugar que merece en la sociedad se traduce en dependencia tecnológica, bajos salarios y altos niveles de pobreza. En México, un primer paso para superar esta situación es asegurar que se cumpla estrictamente la Ley de Ciencia y Tecnología vigente, la cual en su artículo  9 BIS establece que: “El monto anual que el Estado-Federación, entidades federativas y municipios-destinen a las actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico, deberá ser tal que el gasto nacional en este rubro no podrá ser menor al 1% del producto interno bruto del país mediante los apoyos, mecanismos e instrumentos previstos en la presente ley”. 

Para que se cumpla con esta norma, debe duplicarse la proporción del PIB destinada a las áreas de investigación y desarrollo nacionales. La Ley de Ciencia y Tecnología fue publicada originalmente el 5 de julio de 2002 y 15 años más tarde su cumplimiento aún se encuentra como una asignatura pendiente en México.2

Al examinarse con detalle los datos reportados por la UNESCO sobre investigación y desarrollo en México, es posible identificar al menos tres aspectos más que requieren atención urgente. El primero corresponde al número de investigadores que laboran en territorio nacional, el segundo a la distribución por género de los mismos y el tercero a la participación de diferentes actores sociales para ofrecer recursos para investigación y desarrollo.

México cuenta actualmente con 241 investigadores nacionales (miembros del SNI) por cada millón de habitantes. De esta cifra, 67% son varones y únicamente 33% son mujeres. Adicionalmente, sólo 30% del gasto en investigación y desarrollo del país proviene del sector privado comercial, mientras que 38% proviene del gobierno y 26% de las universidades (el resto corresponde al sector privado sin fines de lucro).

Países relativamente desconocidos para nosotros como Malasia tienen un poco más de dos mil investigadores por cada millón de habitantes. En contraste con México, Malasia cuenta con 49% de mujeres realizando labores formales de investigación de alto nivel. La participación del sector privado comercial en investigación y desarrollo es de 45.9%, 45.8% corresponde a las universidades y únicamente el 8% está ubicado en el sector gubernamental. 

Hace algunos años, el Dr. Leopoldo García-Colín Scherer, Premio Nacional de Ciencias 1988, señaló dos premisas básicas aplicadas exitosamente en países como Corea del Sur, Japón y Singapur para incentivar el desarrollo científico y tecnológico de un país: 3 

a) La inversión pública y privada en educación y en el sistema de investigación y desarrollo es indispensable para la generación de los conocimientos requeridos para producir y exportar productos de alto valor agregado.

 b) Una base de conocimientos amplia y actualizada en las llamadas ciencias duras es fundamental en la construcción de sociedades contemporáneas independientes y solidarias. Una inversión sostenida y sustentable en educación científica es requerida para la edificación de economías justas e intensivamente ligadas al saber.

La ausencia histórica de una cultura científica en nuestro país es un factor que ha sido capaz de alejar a la juventud del estudio de las ciencias naturales, al punto de crear una notoria carencia de recursos humanos dedicados a las áreas de investigación y desarrollo. 4 Las cifras muestran que la indiferencia social hacia la ciencia en México aún prevalece. De no atenderse de forma apropiada este importante tema, será imposible garantizar la viabilidad de nuestra sociedad durante el resto del siglo XXI.

Referencias:

1 Las estadísticas de inversión en Investigación y Desarrollo proporcionadas por la UNESCO se encuentran en la dirección electrónica: http://uis.unesco.org/apps/visualisations/research-and-development-spending/ 

2 Cámara de diputados del H. Congreso de la Unión, Ley de ciencia y tecnología, Diario oficial de la federación, 5 de junio de 2002 (última Reforma DOF 08-12-2015). http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/242_081215.pdf

3 Leopoldo García-Colín Scherer, La Ciencia y el Estado, Acervo del Instituto de Investigaciones jurídicas de la UNAM (2010). https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2873/11.pdf

4 A. Sandoval-Villalbazo, Indiferencia social a la ciencia, obstáculo para Nuevo Modelo Educativo, Prensa Ibero, 12 de junio de 2017. http://www.ibero.mx/prensa/indiferencia-social-la-ciencia-obstaculo-para-nuevo-modelo-educativo 

 

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