Mujer nocturna del cine mexicano, retratada como pecadora, seductora y transgresora: Alberto Cabañas

Sáb, 14 Feb 2015
Alberto Cabañas Osorio, académico del Departamento de Comunicación, es autor del libro La mujer nocturna del cine mexicano: representación y narrativas corporales 1931-1954
Se presentará el sábado 21 de febrero a las 20:00 horas en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, Sala Manuel Tolsá
  • Lupita Tovar en "Santa" Foto: Archivo Filmoteca UNAM

Lejos de desaparecer, el paradigma de la mujer nocturna mexicana, establecido en el cine de cabaret de los años 30, 40 y 50, se ha actualizado en el cine de teiboleras, protagonizado por mujeres atrapadas por el hampa del narcomenudeo.

Así lo señaló el maestro Alberto Cabañas Osorio, académico del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana y autor del libro La mujer nocturna del cine mexicano: representación y narrativas corporales 1931-1954, editado por esta casa de estudios.

Único en su tipo, el libro será presentado el próximo sábado 21 de febrero a las 20:00 horas en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, Sala Manuel Tolsá.

A lo largo de siete años y tras analizar la película Aventurera (1949), el también coreógrafo de películas y programas de televisión investigó el cine mexicano de cabaret producido a lo largo de casi tres décadas, con el fin de analizar al cuerpo, un “foco intenso y dinámico” como eje narrativo de los filmes del género protagonizado por mujeres como Guadalupe Tovar, Andrea Palma y Ninón Sevilla.

De acuerdo con el maestro Cabañas, la cámara de cine en las películas de cabaret se “masculinizó”, por lo que fragmentó el cuerpo y le dio distintos valores a cada una de sus partes. De esta forma, por medio de la lente, el hombre retrató a la mujer nocturna como “pecadora, seductora, erótica, transgresora e impúdica”.

Esto pudo ser de forma inconsciente en términos culturales, pero con plena conciencia en cuanto al afán de explotar el cuerpo de la mujer en tiempos de la rumba, el mambo y el erotismo propio de la danza de reminiscencias negroides, señaló el autor.

El cine de cabaret permitió retratar la doble moral mexicana, al mostrar como visitantes asiduos de estos recintos a arquitectos, licenciados y abogados cultivados en Europa, representantes del racionalismo y el movimiento positivista, cuyo desarrollo en México hizo ver a la corporalidad como algo menor e inmoral.

Dueños de su propio destino y alejados de la religión y la superstición, estos personajes masculinos se desinhibían solamente bajo el amparo de la noche, con ayuda del alcohol, mientras que en el día mostraban otro comportamiento, subrayó el maestro Cabañas.

Tras volverse esquemática la historia de la mujer nocturna, perdió público y cayó en desuso aproximadamente en 1955. Sólo hasta la aparición del cine de ficheras de los años 70 y 80, tema sobre el que Alberto Cabañas prepara un libro, este modelo de mujer se reactivó y regresó a escena.

JTGI/ ah

 

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