Para que al arte exista tiene que haber quién lo vea, pues es la relación con el público lo que hace y da prestigio a un creador, por lo que “uno procura hacer cosas que a la gente le comuniquen algo. Y cuando se logra la más mínima comunicación dice uno, ya valió la pena que gasté mi vida en hacer esto”, afirmó el pintor y escultor Manuel Felguérez.

Así se expresó el artista plástico al inaugurar en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México la exposición de su obra Manuel Felguérez. De la Máquina Estética al siglo XXI; en compañía del Rector, Mtro. David Fernández Dávalos, S. J.

En su alocución, el maestro Felguérez dijo que siempre se la pasa pintando o haciendo esculturas, y luego le salen invitaciones a exponer. Pero que en esta ocasión exponga en la IBERO “me regresa como cien años”, porque esta casa de estudios fue el primer lugar donde dio clases, en 1956. “En ese momento yo tenía veintitantos años y regresaba de un viaje en el que se me ocurrió aventarme al arte”.

Recordó que desde esa época, afuera de los salones, había zonas  con pasto y grandes árboles, un bosque donde daba sus clases. “Me encantaba para la teoría sentar a los alumnos en el pasto y platicarles ahí; era muy lúdico y muy agradable”.

Él, que siempre es agradecido, invitó a los congregados a imaginarse que a esa edad en que llegó a la IBERO “cuando uno no sabe qué hacer para ganarse la vida, que te ofrezcan ser maestro de la IBERO de la noche a la mañana, con veintitantos años, pues era como una lotería. Entonces el regresar al pasado, al presente, me hace decir, pues muchas gracias, porque también dicen que es un honor que yo esté aquí; para mí al revés, es un honor estar aquí”.

Un exposición de regreso a casa

Por su parte, el Rector Fernández Dávalos mencionó que para la IBERO es un honor recibir la exposición del maestro Felguérez; sus pinturas, dibujos, grabados, esculturas y fotografías, de 1973 a la fecha.

“Se trata, en realidad, de un regreso a casa. Este genial artista, fue profesor en nuestra carrera de Artes Plásticas durante seis años, cuando la carrera era dirigida por Mathias Goeritz”.

Resaltó que de acuerdo con relevantes críticos de arte del mundo, Felguérez como creador está a la altura de Tamayo o Picasso. Y que quién ahora expone su obra en la IBERO partió  de la Generación de la Ruptura, por lo que  fue víctima de la incomprensión política y artística al aventurarse en rumbos diferentes a los del arte plástico de la escuela nacionalista mexicana de la primera mitad del siglo XX.

“Su inquietud vital, su autenticidad y su espíritu innovador es lo que mejor se recuerda en nuestra comunidad universitaria de aquellos tiempos en que ofrecía sus lecciones de escultura con nosotros”.

Con Manuel Felguérez. De la Máquina Estética al siglo XXI, la IBERO honra la trayectoria de casi seis décadas de este  artista universal; y reafirma su espíritu de indagación, crítica, ruptura y creatividad, concluyó el Rector.

Texto y fotos: Pedro Rendón/ICM