Desde siempre, la humanidad ha desarrollado admiración por aquellos personajes que, a pesar de realizar actividades ilegales, despiertan la simpatía de la gente. Sin embargo, idolatrar a criminales contribuye a generar ambientes cada vez más inseguros, señaló el doctor Óscar Galicia Castillo, jefe del Laboratorio de Procesos Básicos e Investigación en Neurociencias de la Universidad Iberoamericana. 

El mundo del narcotráfico, protagonizado por personajes que muchas veces comenzaron en situación de pobreza, es motivo de identificación para gente de escasos recursos, quienes suelen verlos como modelos aspiracionales en las noticias, las producciones televisivas y fílmicas, o los narcocorridos.

“Se les admira por su astucia e ímpetu, por la firmeza con la que realizan sus actividades y por el éxito que alcanzan. Sin embargo, se olvida que para alcanzar su ‘bienestar’, estas personas se saltaron la normatividad, llegando a pensar que, para lograr lo que se busca, cualquier medio es válido”, señaló el académico del Departamento de Psicología de la Ibero, que mantiene convenios de intercambio estudiantil con más de 200 instituciones a nivel mundial.

El experto en el estudio de la conducta violenta apuntó que para quienes no tienen oportunidades o alguna cualidad particular que los ayude a salir de su situación precaria, estas figuras delictivas, ya sean reales o ficticias, se vuelven completamente admirables para muchos, dejando de lado si su conducta es o no la correcta y anteponiendo a ello la sobrevivencia.

Valores como el coraje o la persistencia nos parecen admirables en un criminal reconocido, pero estas mismas cualidades las podemos encontrar en un líder empresarial, dijo. Sin embargo, en el caso de los criminales se admira la argucia y el gusto con el que logran hacer las cosas que nosotros no nos atrevemos o no somos capaces de hacer.

Admirar a quienes “hacen todo lo que quieren”, se deriva de una amplia ignorancia, pues la libertad y la felicidad no dependen de hacer lo que uno quiere, subrayó el doctor Galicia. 

“Esa es una de las fantasías más descabelladas, pues cuando hacemos todo lo que queremos, usualmente elegimos el placer irrestricto, lo que nos lleva a la autodestrucción”, aseguró el investigador, para quien la idea de bienestar que suele asociarse con los criminales exitosos es una muy infantil. 

JTGI/ ah