Quinto informe: Los tres problemas económicos que afectan a México
En la antesala del proceso electoral, o en términos de todos los suspirantes (perdón aspirantes) a puestos de poder, la carrera electoral, donde a la gran mayoría se les olvida que son puestos de servir, en su mente sólo existen dos palabras: ganar o perder, como si México fuera un partido de tenis o de futbol. Cuando entenderán que si llegan a ocupar un puesto será por el voto de la gente.
Dentro de esta democracia imperfecta se llevará una vez más una batalla sin cuartel y, seguramente, bañada de descalificaciones donde se elegirán gubernaturas, escaños en el Congreso y la cereza del pastel: la Presidencia de la República.
Al son una vez más de “lo bueno cuenta y queremos que siga contando”, el Presidente Peña Nieto dará su Quinto Informe de Gobierno. Tras el fallido evento de 2016, regresará a un esquema tradicional para no ‘enfrentar’ a jóvenes (o a sus mismos acarreados) en cuestionamientos sobre la situación política, social y económica del país.
Justo es reconocer algunos logros de la administración, pero son más los compromisos firmados, o no, que no se están cumpliendo. Hasta ahora, ha conseguido una serie de reformas estructurales a través de las habilidades (mañas) de políticos involucrados en el Pacto por México, todas insuficientes en su objetivo final. La puesta en marcha en términos del popular ‘Chapulín Colorado’ (Roberto Gómez Bolaños) generan un indicador de la falta de contundencia: “más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón…”.
Hoy México se enfrenta principalmente a tres problemas.
Primero: incertidumbre económica. La creciente inflación, sea subyacente o no, en niveles de 6.44% y más de 11%, respectivamente, golpean la economía familiar, pues el permanente incremento en la tasa de interés para controlar la inflación afecta el costo del crédito. Tenemos un crecimiento limitado y por debajo de las promesas de hace cinco años (PIB 1.9%, proyección para 2017); un ineficiente programa de creación de empresas, incluso la misma Secretaría de Economía, a través de un funcionario consultado, reconoce el rezago y deficiencia en el sistema. Registramos niveles de 56.6% de tasa de informalidad laboral de la PEA (población económicamente activa); así como una insuficiente creación de empleos; con sueldos y salarios cada vez más precarios (con los montos actuales se compra aproximadamente 80% de la canasta básica de 1994); con la incertidumbre en el rumbo de las negociaciones e inversiones en el TLCAN; y con la fortuna de contar con una depreciación del dólar; estaremos atentos a las palabras del Sr. Presidente para saber qué nuevo decálogo aplicará en su último año de gobierno, en un intento de demostrar estabilidad y de acarrear votos y confianza para su partido y candidato.
Segundo: inseguridad. Los niveles de inseguridad no han descendido, aún con la captura de delincuentes, las familias sienten más miedo en su camino de casa al trabajo, del trabajo a casa, de casa a la escuela o de la escuela a casa. Cada vez es más notorio el crecimiento de las células de delincuencia organizada, limitando la inversión de pequeños y grandes emprendedores y empresarios, con lo cual se afecta tanto a la economía familiar y a la macroeconomía.
Y tercero: corrupción. Seguramente para no enfrentar cuestionamientos sobre los casos de corrupción se decidió hacer el cambio del formato del informe. Este tema se ha convertido en plática cotidiana y natural entre la ciudadanía; casos hay de todos colores (partidos políticos) y sabores, entre injusticias y una inadecuada impartición de justicia, ahuyentan inversiones productivas que generarían más y mejores empleos, un golpe más a la economía del país.
Hacía tiempo que no se lograba una recaudación fiscal como la que tenemos. El contribuir es adecuado y necesario, lo desagradable es el gasto imprudente e inadecuado, que no se refleja en la sociedad, y gran parte se destina a las cuentas corrientes donde hace tiempo se olvidó el término de austeridad. Tristemente, la palabra sólo fue pasajera.
Una vez más tendremos la oportunidad de escuchar al Presidente y a todos aquellos que se encuentran listos para iniciar con sus precampañas electorales, el lema seguro será el CAMBIO. Es momento de no sólo recibir promesas y frases demagógicas de lo que harán, tienen en sus manos entablar un discurso nuevo que nos indique el cómo, cuándo, dónde y con qué dinero las llevarán a cabo.
¡Basta de dobles discursos y negociaciones por debajo de la mesa! Tienen la oportunidad de virar la mala imagen con la que cuentan y de una vez por todas hacer que México crezca, que permitan a todos los agentes económicos a realizar la tarea que les corresponda, sin trabas, sin obstáculos, nuestro país es noble.
Es momento de que la iniciativa privada, estudiantes, académicos y quien quiera participar aporte desde su trinchera ideas y acciones que se reflejen en el bienestar del país. No dejemos en manos de unos pocos el futuro de todos; que se imponga el bien común, que el bolsillo de todos crezca, que por fin se tenga la esperanza de alcanzar un México seguro, con crecimiento económico sostenible, finanzas públicas sanas y transparentes, un país en paz y armonía.
*Mtro. Abraham Isaac Vergara Contreras, coordinador de la Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial de la Universidad Iberoamericana
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