Rompen reglas con saberes ignorados, insurrectos y al acecho

Vie, 19 Ago 2016
Sobre estos otros conocimientos, en la IBERO se compartieron pensamientos en foro interactivo realizado por el Centro de Exploración y Pensamiento Crítico
  • Dr. Pablo Lazo y Dra. Isabela Corduneanu
  • Hay una crítica fundamental de los pensamientos constituidos: Gustavo Esteva
  • Dr. Juan Carlos Henríquez, coordinador del Centro de Exploración y Pensamiento Crítico

Existen muchos saberes que no son escuchados, no son estudiados, no son conocidos; son los saberes de los pueblos, de las comunidades, de lugares como Tepito, barrio bravo donde desde siempre se hace mercadotecnia y se recicla; como dijo Luis Arévalo, de oficio zapatero, uno de los congregados en el foro interactivo Saberes Insurrectos.

Por ello dentro del contexto del saber universitario, un saber autoritario y hegemónico, es importante hacer experimentos como Saberes Insurrectos; para escucharnos unos a otros, aprender del otro y de la otra, porque  escucharnos y aprender juntos nos puede salvar de este sistema de muerte que nos tiene condenados.

El foro, organizado por el  Centro de Exploración y Pensamiento Crítico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, se hizo para romper reglas; desde acomodar a la gente alrededor de un laberinto en espiral, y otorgar un máximo de 140 segundos para que las personas  generaran una serie de pensamientos rotos en sus participaciones verbales.

Algunos de aquellos y aquellas que representan a los saberes sometidos, los saberes populares, los saberes de la gente, los que se validan por la práctica, no dudaron en preguntar en voz alta: ¿conocimiento para qué, conocimiento para quién? Y afirmaron que una de las cosas que más les ha costado transformar son las formas de validación de conocimiento; pues ellos mismos saben que existen muchas maneras para estar y ser en este mundo.

El doctor Juan Carlos Henríquez Mendoza, coordinador del Centro de Exploración y Pensamiento Crítico (CEPC), explicó que Saberes Insurrectos tuvo el  objetivo de escuchar que existe una especie de malestar frente a los saberes constituidos. “No para buscar respuestas, ni siquiera para formular la pregunta, sino para escuchar que efectivamente resonamos con que algo ha de modificarse”.

Ingresar al laberinto significaba brincar la prohibición de lo vertical para entrar al diálogo, con el micrófono que iba de una órbita a otra para tratar de escucharse todos, con la intención de incorporar al saber marginado, reconocer su insurrección. “Y al final de cuentas acercarnos como universitarios a la realidad, no para conformarnos con ella, sino para transformarla desde los sueños humanos, los distintos sueños de la humanidad”, dijo Henríquez.

El doctor Gustavo Esteva, académico del CEPC, agregó que el taller fue una exploración crítica de cosas que sabemos que no sabemos. “Hay una crítica fundamental de los pensamientos constituidos, estamos reconociendo que hay una insurrección de saberes, pero qué hay que hacer, qué cosa es lo que esto significa”.

“No venimos a decir que hay que acabar con la universidad, ni queremos tampoco una actitud de benevolencia de decir, estos pobres saberes descalificados vamos a tratarlos bien. Estamos repensándolo todo, porque ya no confiamos, ya no nos inspira credibilidad ese pensamiento constituido que no supo prever la crisis, no sabe entender la crisis…estamos tratando de aprender a saber de otra manera, y esto implica tratar de combinar muy distintas maneras de saber”.

El doctor José Luis Barrios Lara, docente del Departamento de Arte y curador del espacio para realizar Saberes Insurrectos, añadió que el proyecto busca cómo desestabilizar el sistema de cierta comodidad del conocimiento que la universidad da; eso significa también poder generar una lógica de espacio que desestabilizara la relación del discurso, y por eso ponerlo en un laberinto.

“Tiene que ver con una cierta estética del espacio, como experiencia sensible, que efectivamente desestima o no pone en el centro del discurso el supuesto saber universitario. El hecho de emplazarlo en una espiral, multidimensionalmente, es un gesto en el espacio que está buscando justamente suspender el discurso universitario como discurso del amo, básicamente, y la interacción que se pueda dar a partir de ello”.

Durante el foro interactivo algunos académicos elaboraron in situ un mapa mental que se proyectó en vivo en las pantallas dispuestas dentro del Auditorio José Sánchez Villaseñor (espacio que alojó la actividad). Al respecto, la doctora Isabela Corduneanu, del CEPC, explicó que fue importante tener un referente visual que salía de aquello que los participantes iban diciendo.

Era como un lienzo en donde todas las participaciones estaban, pero al mismo tiempo; porque no era como en Twitter, donde vemos un tuit atrás de otro; ni un blog, donde vemos una línea atrás de otra. En el mapa se veían todos los conceptos que se estaban diciendo, pero relacionados. “Sí, veíamos el mapa y había contradicciones, pero esa era la idea, construir pensamiento a través de esas contradicciones”.

Este performance donde se rompieron las reglas concluyó con una interrupción intempestiva cuando los orientadores (sentados alrededor de una mesa dispuesta al centro de la espiral) abandonaron el recinto; con el fin de enseñar con el ejemplo lo que es una anti o indisciplina.

En psicoanálisis a esto se le llama escansión, es suspender el discurso para que el sujeto resuelva. Estéticamente tiene que ver con un ejercicio brechtoniano de distanciar la escena para que se elabore conceptualmente. La apuesta es que cada individuo elabore su conclusión.

“El hecho de suspender es un gesto. Escénicamente la mesa ocupa un lugar de simulacro de autoridad, y está abandonada como gesto final del ejercicio. Generar la incertidumbre en el público no es generarla por generarla, es exigir que el sujeto receptor sea un sujeto que se enuncie a sí mismo, y no que es enunciado por el discurso del saber; ese era el gesto del ejercicio”, explicó Barrios.

Estos son algunos de los pensamientos que compartieron los asistentes, micrófono en mano,  durante la realización de Saberes Insurrectos:

• Para saber necesitamos interesarnos en las cosas, necesitamos estudiar. Para seguir avanzando tenemos que escuchar otros puntos de vista.

• Es importante la educación en una institución, como la experiencia fuera de ella.

• ¿Cómo pensar la ciencia no como una idea de conocimiento universal?, ¿cómo podemos diversificar nuestros conocimientos y entender la ciencia como un producto cultural?

• El saber, sobre todo en las comunidades, vive constantemente al acecho.

• Venimos de un sistema tradicional donde desde niños se nos hace tragar y tragar información.  ¿Para qué estamos estudiando?

• La manera de saber más importante es escuchando.

• Es muy importante voltear a ver hacia esas comunidades… ver que esos saberes insurrectos no están tan avalados.
• ¿A quién estamos leyendo? La mayoría de las universidades estamos leyendo a hombres blancos que ya están muertos.

• Las universidades nos van preparando para las cosas que queremos ir haciendo.

• No creo que se pueda descalificar a una institución como la universidad… es la metodología aplicada en la teoría.

• Tenemos que aprovechar todas estas redes sociales, esta tecnología.

• Me di cuenta que la universidad me había enseñado a vivir en un mundo de desconectados.

• Es un primer paso para los universitarios responsabilizarnos de nosotros.

• Cada quién sabe cómo lo utiliza, para qué lo utiliza y cómo le saca provecho (el saber).

• Hemos estado acostumbrados a recibir educación que tiene que ver con la acumulación de materiales.

Pedro Rendón

 

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