Padre Arturo Sosa, superior general de la Compañía de Jesús, felicita a la IBERO por su 75 Aniversario

Mar, 13 Mar 2018
Envió un mensaje videograbado que se transmitió en la ceremonia de inauguración de la conferencia global sobre cooperación académica ‘Las universidades jesuitas: hacia la transformación del mundo’; celebrada en la IBERO
  • Padre Arturo Sosa, superior general de la Compañía de Jesús (jesuitasaru.org)
  • El Padre Sosa envió un mensaje videograbado de felicitación a la IBERO por su 75 Aniversario.
  • El Mtro. David Fernández, Rector de la IBERO, declaró formalmente inaugurada la conferencia global.
  • El Auditorio José Sánchez Villaseñor sede de las ponencias de la conferencia global.

El doctor Arturo Sosa Abascal, S. J., superior general de la Compañía de Jesús, felicitó a la Universidad Iberoamericana Ciudad de México por sus 75 años, a través de un mensaje videograbado que se transmitió en la ceremonia de inauguración de la conferencia global sobre cooperación académica ‘Las universidades jesuitas: hacia la transformación del mundo’, llevada a cabo en la IBERO con motivo de su aniversario.

Aunque no pudo estar presente en el congreso, el Padre Sosa compartió “el agradecimiento al Señor por tantos favores recibidos en estos 75 años”, e hizo una referencia especial a aquellas personas que abrieron las puertas de la Universidad y a quienes han sostenido el crecimiento de la Iberoamericana, “que hoy es un punto de referencia en la Ciudad de México”.

También externó su gratitud a quienes hoy están comprometidos con el trabajo universitario, “llenos de esperanza porque la universidad siempre es una apuesta por el futuro y, aunque el presente es difícil, y aunque el futuro nos parece incierto, ésa es la apuesta que se hace desde la Universidad: la apuesta por el futuro en la investigación, en la creación de ciencia, en la formación de los jóvenes, en proyectar hacia el futuro la justicia que nuestros países latinoamericanos tanto necesitan”.

Recordó que en la reciente Congregación General 36ª de la Compañía de Jesús se escuchó el fuerte clamor de los pueblos por una vida más humana y condiciones de vida más justas. 

Por eso en esa Congregación, como en las anteriores desde la 32, se invitó “a seguir luchando por la justicia social como dimensión necesaria de la reconciliación de los seres humanos entre sí, reconciliación entre los pueblos, reconciliación entre las culturas que compartimos la misma casa común que es este planeta, la Naturaleza, de la cual depende nuestra vida y, sin embargo, también ella, la Naturaleza, está sometida a sufrir las consecuencias de estructuras injustas que ponen en peligro la vida misma”.

Añadió que el proceso de reconciliación promueve el derribar muros de odio que separan, y caminar “en la construcción de un mundo libre y solidario donde todos encuentren un puesto en la mesa de la dignidad humana”.

“Contribuir desde la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, en red con otras universidades confiadas a la Compañía de Jesús, a esta compleja y también riesgosa tarea de reconciliación es lo que da pleno sentido a esta celebración de los 75 años como una bocanada de oxígeno para continuar el camino y acelerar el paso. Eso es lo que quisiera desearles a todos ustedes: que esta celebración de verdad oxigene la Universidad, que le permita ver con nuevos ojos y con nuevo entusiasmo, ese gran esfuerzo que es la tarea universitaria”.

Comprender la realidad desde los pobres, el desafío

El Superior General de los jesuitas destacó que es tarea propia de la universidad la comprensión de las estructuras sociales de opresión, que causan tantas injusticias, y la búsqueda de alternativas viables para restablecer relaciones justas y abrir oportunidades de superación de la pobreza, la política democrática y el crecimiento humano integral que incluye la preservación del medio ambiente.

“Para una universidad encomendada a la Compañía de Jesús, el desafío es comprender la realidad desde la mirada propuesta en el Evangelio, es decir, desde la mirada que sólo se puede adquirir mediante el tipo de encarnación entre los pobres de este mundo, que inició Jesús de Nazaret. Es también esa cercanía a los pobres la que permitirá buscar y hallar, como nos invita San Ignacio (fundador de la Compañía), alternativas sociales, económicas y políticas que ofrezcan oportunidades de vida humana y digna a los millones de personas de tantos pueblos y culturas a los que hoy se les niega esa dignidad típica de cualquier ser humano”.

Añadió que la Compañía de Jesús ha encontrado un modo efectivo de contribuir a un mundo mejor en el trabajo educativo, que realizan alrededor de 200 instituciones universitarias de diferente peso y complejidad, insertas en contextos distintos, y que tienen como reto establecer una efectiva colaboración entre realidades universitarias tan diversas; una colaboración que, de partida, supone un enorme enriquecimiento para cada una de ellas.

“Cada universidad se enriquece cuando participa del aliento de las otras y también enriquece desde su propia perspectiva. Esto supone, también, adquirir la flexibilidad necesaria para adaptarse a nuevas realidades y crecer en una dimensión relativamente nueva para todas y cada una de las universidades que han desarrollado una fuerte identidad y cuentan con una tradición vinculada a su propia historia y a las realidades sociales o culturales en las que se desarrollan”. 

Las universidades encomendadas a la Compañía de Jesús en América, Europa y en otras partes del mundo tienen que convertir esa tradición en una memoria que les haga posible encontrar la novedad en esta manera nueva de colaborar unos con otros. 

En ese sentido dijo a quienes integran la Comunidad IBERO: “quiero aprovechar este momento para animarlos a convertir la memoria de los 75 años en una explosión de creatividad que ilumine su pensamiento y los lleve a proponer nuevas maneras de colaborar dentro de la misma institución y con otras universidades”. 

Una creatividad también para poner en marcha experiencias novedosas, abiertas a todos los miembros de la comunidad universitaria: estudiantes, profesores, investigadores, empleados, autoridades, egresados.

“La universidad es una comunidad compleja y rica, y todo el que pasa por la universidad y todo el que vive en ella, debe tener la oportunidad de crecer como ser humano en esa colaboración y en ese hacerse parte de un cuerpo más grande. Estoy seguro de que la IBERO se verá enriquecida y compartirá su propia riqueza con otros que podrían aprovecharse del camino ya recorrido por ustedes. Creatividad necesaria para que la tarea universitaria sea un modo de discernir los signos de los tiempos y de colaborar con la manera como Dios sigue trabajando en este mundo”.

El Padre Sosa destacó que se viven tiempos de riesgo para la democracia, amenazada por el crecimiento incesante de la desigualdad; el aumento de la violencia en todas sus formas, que hace que la sociedad viva con miedo; y con la aparición en todas partes de personalismos mesiánicos; por lo que la contribución de la universidad a formar ciudadanos integrales, con una visión universal que reconoce la riqueza que representa la variedad cultural, y facilita espacios de diálogo e intercambio, puede ser clave para tener un futuro mejor. 

“El humanismo es una dimensión esencial en la tradición de la Compañía de Jesús, que hoy tiene una enorme vigencia pero también un nuevo rostro: representa el desafío de contribuir a la humanización de este mundo, que sufre la erosión de la Naturaleza, pero también la erosión de las relaciones sociales, de las relaciones entre los seres humanos, los pueblos, las culturas y las naciones, con tanta desigualdad en el acceso a los recursos –también de los recursos educativos– o en la autonomía para tomar sus propias decisiones”.

“Seamos, pues, humanos. Encarnémonos al estilo de Jesús de Nazaret, que no tuvo límites en su entrega y sembró la semilla en esta tierra, en la que nosotros, juntos, con imaginación creativa, colaborando cada vez más, queremos darle hoy fruto. Felicidades por los frutos que han dado en 75 años. Felicidades porque esa semilla sigue sembrada en el corazón de la IBERO”.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

 

 

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