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Bienvenido a la Ibero


Alumnos Ibero

Confiada a la Compañía de Jesús, a más de 80 años de su creación, la IBERO se ha dedicado a formar a los hombres y mujeres que México necesita. Su liderazgo educativo ha ido más allá de las aulas y la ha colocado como una de las mejores universidades privadas a nivel nacional e internacional.

Sin perder de vista su propia historia y las características de su modelo educativo, la IBERO se ha adaptado a los tiempos orientándose hacía una perspectiva global e intercultural indispensable para el desarrollo del hombre integral que se señala en nuestra Filosofía Educativa.

Aunque gran parte de sus miembros están animados por los principios cristianos, la IBERO respeta y da cabida a toda ideología, y no pretende usar sus actividades académicas en beneficio de ninguna doctrina en particular.

Por tal motivo, mientras que su modelo educativo ha resultado ejemplar en los procesos de enseñanza y de aprendizaje determinados por el modo de ser y de proceder de los jesuitas, sus programas académicos han sido reconocidos y acreditados por importantes organismos nacionales y extranjeros. En ese sentido, la IBERO se ha convertido en la mejor opción educativa porque para quien sabe elegir, no hay competencia.

Excelencia académica, madurez emocional, responsabilidad ética y experiencia de trascendencia, son solo algunas de las características del modelo educativo que forma profesionales que, al egresar, siguen siendo parte esencial del proyecto educativo de la IBERO, pues en el ejercicio de su profesión refrendan a diario los principios universitarios que nos distinguen: liderazgo académico y compromiso social.

Reconocida en México y el extranjero como una de las instituciones de educación superior privada más importantes del país, la Universidad Iberoamericana ofrece un amplio espectro de programas académicos, diseñados para cumplir las exigencias de formación humana y profesional que demandan nuestros estudiantes y la sociedad.

En la IBERO se ofrecen 35 programas de licenciatura y 45 de posgrado: 11 doctorados, 28 maestrías y 6 especialidades. Asimismo, se cuenta con un vasto número de diplomados y cursos, además de idiomas.

Campana Ibero

Misión



Contribuir a la formación de personas libres en la excelencia humana integral para la construcción de una sociedad más justa, solidaria, libre, incluyente, productiva y pacífica mediante el poder transformador de la docencia, la investigación y la vinculación en estrecho contacto con la realidad global de nuestro tiempo.

Visión 2030



  • Ser una universidad de excelencia, con pertinencia social, que genera conocimiento de vanguardia para dar respuesta a los grandes problemas de nuestro tiempo y forma personas libres con y para los demás.
  • Ser una universidad crítica y propositiva, definida por un liderazgo humanista e intelectual que contribuye a transformar e instaurar una sociedad más humana, fraterna y justa.
  • Contribuir como actor social a generar soluciones estratégicas a problemas complejos con creatividad e innovación.
  • Ser una institución incluyente, diversa y plural, en estrecha vinculación con sectores académicos, sociales y productivos, tanto nacionales como globales.
  • Vivir nuestra vida universitaria como vocación de servicio, con modelos y procesos organizacionales eficientes y acordes a nuestra misión.
  • Asumirnos como expresión de la misión de la Compañía de Jesús, en el mundo, con el mundo y para el mundo.
Misión y Visión Ibero
Ideario de la Universidad Iberoamericana

Ideario de la Universidad Iberoamericana

Naturaleza y Finalidad



La Universidad Iberoamericana es una institución de educación superior confiada a la Compañía de Jesús y forma parte de una red de universidades jesuitas esparcidas en el mundo. Es una comunidad educadora de la cual forman parte las personas docentes, investigadoras, estudiantes, directivas, egresadas y el personal administrativo y de servicio.

Desde su fundación, el 7 de marzo de 1943, la IBERO se concibió como una institución de educación superior para formar a los hombres y mujeres que México necesitaba, por lo que su estructura académica y administrativa se fue adaptando a los tiempos. El 27 de septiembre de 1954 se creó la asociación civil que da personalidad jurídica a la IBERO: Universidad Iberoamericana A. C. (UIAC); y dos años más tarde, se fundó el Fomento de Investigación y Cultura Superior A. C. (FICSAC).

En 1962 se inauguró el campus Campestre Churubusco, que concentró todas las carreras ofrecidas hasta entonces, pero fue en 1973 cuando la Secretaría de Educación Pública otorgó el acuerdo por el que reconocía la validez oficial de los estudios que impartía la IBERO.

Paralelamente, en 1968 se creo el Ideario como toma de conciencia sobre el quehacer de la Universidad como institución de inspiración cristiana. Posteriormente, la Filosofía Educativa, aprobada por el Senado Universitario en 1985, declaró que “la actividad educativa de la IBERO tiene como fin el desarrollo del hombre integral”. Tres años después, la Universidad se trasladó a su actual campus.

El Consejo de Educación Superior de la Provincia Jesuita de México aprobó en 2007, el Ideario del Sistema Universitario Jesuita (SUJ), en el que la inspiración cristiana al modo ignaciano quedó definida como el “servicio de la fe, la promoción de la justicia y el diálogo intercultural e interreligioso”, sin que ello signifique que la Universidad dependa como tal, de las autoridades que representan esa doctrina.

En síntesis, con todos los acontecimientos que le han dado forma a lo largo de más de siete décadas, la IBERO y su modelo educativo jesuita han tenido como finalidad la formación integral de la persona y su realización profesional en servicio a la sociedad, en especial, de los más necesitados.

Introducción



El escudo de la Universidad Iberoamericana representa dos lobos rampantes a ambos lados de un caldero sostenidos por unas llares, tal como se les representaba en el escudo de armas de la familia Loyola, de la cual proviene San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, orden religiosa a la cual está confiada nuestra institución. Abajo de esta imagen se lee el lema de la Universidad: "La Verdad Nos Hará Libres", inspirada en una cita evangélica de San Juan (Jn. 8,32).

Antecedentes históricos: escudo de Loyola



La Universidad Iberoamericana ha tenido a lo largo de su historia cuatro escudos. Todos se basan en el blasón de la familia del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola, del cual se conocen, principalmente, dos versiones:

Heráldica


Heráldica

Presentación gráfica, en un solo escudo, de las armas de Oñaz y de Loyola (San Ignacio nació en la casa de Loyola, también conocida como casa-torre de los Oñaz y Loyola en Azpeitia, España).

La primera, en campo de oro (fondo amarillo) con siete bandas (franjas diagonales) en gules (rojo); la segunda, en campo de plata (fondo blanco) con dos lobos rampantes (de pie sobre las patas posteriores), flanqueando un caldero (olla) colgado de unas llares (cadena).

Escultórica


Escultórica

Reproducción, tallada en piedra, de las armas de Loyola, tal como se muestra en la fachada de la casa de Loyola, ordenada en 1460 por el abuelo de San Ignacio, Juan Pérez de Loyola.

Esta reproducción, algo tosca de acuerdo con los estilos de la época, intentó reproducir los lobos rampantes aun cuando los dejó, más bien, en posición pasante (sobre las cuatro patas) inclinada.

Escudos de la Universidad Iberoamericana

Primer escudo: 1953-1968


Escudos de la Universidad Iberoamericana Primer escudo: 1953-1968

Se dio a conocer en 1953, cuando esta casa de estudios, a los 10 años de su creación, adoptó su nombre actual (hasta entonces era el Centro Cultural Universitario, fundado con el respaldo de la UNAM).

Durante su vigencia, el escudo sufrió diversas modificaciones, aunque poco significativas. Aquí se refleja la última versión.

Este primer emblema se basó en el del Instituto Patria, en el cual se adoptaba el escudo de Loyola, unido al de la Ciudad de México y a los colores de Oñaz, aunque en este caso interpretados como los de España (oro y escarlata), como símbolo del mestizaje bajo los auspicios de Loyola (cf. el libro “Trayectoria histórico-ideológica de la Universidad Iberoamericana“, del Dr. José de Jesús Ledesma Uribe).

Desde entonces, el emblema de la Universidad Iberoamericana representa dos lobos rampantes a ambos lados de un caldero sostenidos por unas llares. Abajo de esta imagen se lee la frase: "La Verdad Nos Hará Libres", tomada de una cita evangélica (Jn. 8,32).

Asi mismo, mostraba un águila y un cóndor, en semejanza con el escudo de la UNAM que, como ya se mencionó, apoyó el nacimiento de lo que hoy es la IBERO.

Segundo escudo y logotipo UIA: 1969-1988


Segundo escudo y logotipo UIA: 1969-1988

Entre 1969 y 1988, se utilizó una versión estilizada de la versión escultórica de la casa de Loyola, la de los lobos en posición pasante, al tomarla, por confusión, como la versión real (heráldica) del escudo de Loyola. Sin embargo; se empleó poco el escudo institucional de la Universidad y se utilizó más el logotipo con las siglas UIA en fondo rojo.

Segundo escudo y logotipo UIA: 1969-1988

Desde 1989, en coincidencia con la mudanza de la IBERO a sus instalaciones en Santa Fe, continuó el empleo de la versión escultórica del escudo de Loyola, aunque rediseñado de forma realista es decir, afín a la existente en piedra, de lobos en posición pasante inclinada, lo cual le daba un cierto efecto tridimensional, difícil de reproducir.

Sus características fueron documentadas en el "Manual de identidad gráfica institucional" emitido ese mismo año, con el fin de "organizar, unificar y dar congruencia a la imagen de los símbolos gráficos".

Tercer escudo, logotipo UIA y logotipo IBERO: 1989-2010


UIA

Este manual contenía las especificaciones para tres símbolos universitarios:

  • Escudo institucional: Usado en toda la documentación oficial de la Universidad y en casi todas las demás aplicaciones posibles.
  • Logotipo UIA: Básicamente el mismo de 1969, pero en creciente desuso, de modo que se prefirió su empleo en aplicaciones en el interior del plantel (señalización, uniformes de empleados, etcétera).
  • Logotipo IBERO: Citado en el documento, pero no mostrado ni especificado.

Cuarto escudo y logotipo Ibero: 2010


Universidad Iberoamericana ciudad de México
Ibero Ciudad de México

En 2010 se da a conocer una nueva versión del escudo (rúbrica oficial, no ilustrada aquí, y rúbrica sencilla) y el nuevo logotipo IBERO, surgidos de un proceso de análisis de imagen institucional que incluyó el estudio de la heráldica original de Loyola, la historia misma de la Universidad Iberoamericana, las tendencias seguidas en las principales instituciones universitarias del mundo y las percepciones de los usuarios actuales de medios de comunicación y difusión.

Además, se realizó un sondeo donde se tomó el parecer de más de 900 personas entre jóvenes preuniversitarios y miembros de la comunidad universitaria: alumnos, exalumnos y personal. Los participantes expresaron su preferencia por dos de las 10 opciones de renovación del escudo y el logo institucionales que les fueron presentadas.

El proyecto final estuvo a cargo de Fabián Santarini, experto en comunicación gráfica y académico de la IBERO, donde imparte materias de diseño y tipografía, y ha participado en la formación de cerca de 30 generaciones de diseñadores en esta casa de estudios, ampliamente reconocida por su calidad en el área. El Departamento de Diseño de la IBERO Ciudad de México brindó la asesoría necesaria.

El Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, tras aceptar el proyecto, lo sometió a la consideración de sus colegas en las demás IBERO del país. Todos aceptaron las nuevas propuestas y comenzaron a aplicarlas en sus respectivas instituciones.

En cuanto al escudo institucional, las versiones presentadas en 2010 recuperan —entre otros aspectos— la heráldica correcta del escudo de Loyola y la limpieza y legibilidad que caracterizaron al escudo empleado entre 1969 y 1988, pero con un enfoque contemporáneo que procura:

  • Percepción: Mejorar la percepción visual de los elementos del escudo.
  • Protección: Proteger el conjunto de la imagen de un "ruido visual" no deseado en aplicaciones diversas.
  • Posición: Recuperar la posición heráldica original (lobos rampantes, no pasantes).
  • Consistencia: Evitar errores comunes de aplicación, como colores de fondo erróneos o alteración del trazo al imprimir en negativo.
  • Legibilidad: Facilitarla en reproducciones en diversos tamaños, incluso las reducciones, lo cual no se conseguía con el escudo anterior.
  • Flexibilidad: Estandarizar y dar la flexibilidad necesaria para las múltiples posibilidades de aplicación de la imagen institucional.

Respecto al logotipo, que se aplica más en instalaciones y acciones promocionales o publicitarias, se optó por el apócope IBERO, que es la forma coloquial como suele identificarse a la Universidad Iberoamericana, con el fin de establecer empatía con los miembros de la comunidad universitaria y los aspirantes a formar parte de ella.

Lema


Lema

La frase "La Verdad Nos Hará Libres" es el eco evangélico que quiere expresar el sentido de la IBERO, inspirada en su acción por los valores cristianos. Así, el estudio resume lo que la IBERO pretende ser: una comunidad de aprendizaje consagrada a la búsqueda de la Verdad, fundada en una larga tradición de esfuerzos. Sólo la Verdad completa nos hará verdaderamente libres.

Modelo Educativo Jesuita



La Universidad Iberoamericana es una institución confiada a la Compañía de Jesús, cuya misión es contribuir al logro de una sociedad más libre, solidaria, justa, incluyente, productiva y pacífica, mediante el desarrollo y la difusión del conocimiento y la formación de profesionistas e investigadores de gran calidad humana e intelectual, competentes a nivel internacional, comprometidos en el mayor servicio a los demás, e inspirados por valores auténticamente humanos, sociales y trascendentes.

Para lograr estos propósitos, la IBERO asume el modelo de formación inspirado en la tradición educativa de la Compañía de Jesús.

Este modelo consiste en un conjunto armónico e integrado de valores y experiencias pedagógicas cuyas características son: la utilidad, la promoción de la justicia, la formación humanista y la vivencia de la fe (utilitas, iustitia, humanitas y fides).(1)

  • La utilidad. La educación jesuita ha buscado ser siempre práctica, tanto en la investigación como en la docencia. De tal manera que la investigación debe estar enfocada a la solución de los grandes problemas que afectan a la humanidad: el desarrollo sostenible y justo, la convivencia intercultural, y los valores que dan sentido a la acción transformadora de la sociedad. En la docencia esta característica promueve la formación de profesionales conscientes de las diversas riquezas que puede producir el ejercicio de una profesión: riqueza económica, satisfacción ecológicamente sostenible de necesidades vitales, y también sentido de la existencia y construcción de una comunidad humana más respetuosa de la dignidad humana.
  • La promoción de la justicia. La universidad debe promover la justicia en todas sus actividades. Por supuesto, en su organización interna y con todos sus miembros. En la investigación, en su trabajo como catalizador e impulsor de ideas y proyectos que cambian positivamente a la sociedad, y en la docencia, promoviendo la sensibilidad de los estudiantes para que, “a lo largo de su formación [...] dejen entrar en sus vidas la realidad perturbadora de este mundo, de tal manera que aprendan a sentirlo, a pensarlo críticamente, a responder a sus sufrimientos y a comprometerse con él de forma constructiva. Tendrían que aprender a percibir, pensar, juzgar, elegir y actuar a favor de los derechos de los demás, especialmente de los más desaventajados”.(2)
  • La formación humanista. El modelo pedagógico está enfocado en lograr el desarrollo integral de los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. Por tanto las competencias que plantea no están orientadas solamente a las exigencias del mercado, sino comprendidas dentro de un marco humanista, que las constituye en elementos de una formación integrada e integral de las personas, para que sean: conscientes, competentes, compasivas y comprometidas.
    • Conscientes de sí mismas y del mundo en el que viven, con sus dramas, pero también con sus gozos y esperanzas.
    • Competentes para afrontar los problemas técnicos, sociales y humanos a los que se enfrenta un profesional.
    • Compasivos. Capaces de sentir como propio el gozo y el dolor de los demás y de acompañarlos y ayudarlos desde dentro de la situación en la que se encuentran. Que vivan la experiencia de que el otro, cualquier otro, especialmente el otro que sufre, es su hermano o su hermana.
    • Esta compasión es el motor que mueve permanentemente al compromiso.
  • La vivencia de la fe. Se refiere a la experiencia que da confianza en que todo ser humano lleva en sí una potencialidad que le trasciende y que siempre puede desarrollarse y crecer. La fe permite a la persona salir de sí misma para amar desinteresadamente. La fe invita a superar los miedos que son inherentes a la condición humana: al dolor, a la enfermedad, a la inseguridad, a la pobreza, a la soledad. Este espíritu de fe impulsa a desarrollar paciente y apasionadamente la utilitas, como servicio a la Creación continua del mundo; la justitia como búsqueda del Reinado de Dios: la llamada a transformar el mundo en pos de la solidaridad y la reconciliación; la humanitas como convicción sólida y activa en el amor de Dios al ser humano y en sus capacidades de trascendencia.

(1) Según la terminología latina que utilizó el P. Diego de Ledesma, S. J., hacia 1551 en el Colegio Romano y que, recientemente, retomó el P. Peter Hans Kolvenbach, S. J. A este conjunto de elementos característicos de la educación jesuita el Padre General, Adolfo Nicolás, S. J., llama paradigma Ledesma-Kolvenbach. En Misión y Universidad: ¿Qué futuro queremos? Conferencia pronunciada en el ESADE (Barcelona, 12 de noviembre de 2008). En esta parte del documento, se sintetiza muy brevemente el contenido de dicha conferencia.

(2) Peter Hans Kolvenbach, S. J. Discurso en la Universidad de Santa Clara, 5 de octubre de 2000. N. 42.

La apropiación y vivencia de las actitudes y valores del modelo educativo no dependen de acciones aisladas, y mucho menos superficiales. Se pueden señalar tres tipos de mediaciones: (3) a) el ambiente de la Universidad, o el modo de ser y trabajar en la comunidad universitaria; b) las estructuras académicas y c) los medios curriculares y no curriculares especialmente dedicados a la formación de las personas.

  • El ambiente. El logro del modelo educativo depende en primer lugar de que las personas que lo llevan a cabo cotidianamente “fomenten en sí las actitudes que lo caracterizan”. (4) Para que el estilo de la Universidad sea reflejo de los ideales que se propone es fundamental que los miembros que constituyen la comunidad universitaria tengan valores y actitudes coherentes con los que se quieren promover. Para ello debe existir un proceso de selección y de preparación, de manera que el sentido o finalidad del proyecto universitario se conozca, se asuma y cobre realidad, primeramente, en las personas que constituyen el proyecto.(5)
  • Las estructuras académicas. El discernimiento permanente de lo que más conviene hacer para impulsar el modelo en un contexto determinado se concreta también en determinadas estructuras organizativas y académicas. Por ejemplo, el modelo departamental o el currículum flexible de la Universidad.(6)
  • Los medios curriculares. Todo el ejercicio docente debe esforzarse por desarrollar en los alumnos las competencias y actitudes del modelo educativo. En este sentido, el orden y la cautela en el método, el preferir la formación a la información, el seleccionar y adaptar los objetivos de la enseñanza tomando en cuenta al estudiante y la actividad personal de éste, es algo que debe darse en todas las asignaturas.(7) Aunque hay dos áreas del currículum, la de Reflexión Universitaria y la del Servicio social, que promueven de manera especial la formación integral de los estudiantes.
    • Los planes de estudio. En el caso de las licenciaturas, estos buscan impulsar las competencias genéricas que ha definido el Sistema Universitario Jesuita. Entre otras, la de compromiso integral humanista y la de discernimiento y responsabilidad; la primera incluye el compromiso por la justicia social, y la segunda, el hábito del discernimiento para tomar buenas decisiones.
    • El Área de Reflexión Universitaria incluye cuatro materias enfocadas en promover la reflexión sobre la persona, la sociedad y por qué algo puede ser apreciado como valioso, de manera que los estudiantes adquieran el hábito de pensar sobre el sentido y el valor de la vida humana.
    • El Servicio social consiste en las experiencias de trabajo que, por una parte, buscan mejorar las condiciones de vida de las personas a quienes se presta este servicio y, por la otra, favorece el crecimiento de la conciencia y el compromiso social de los alumnos.
  • Los medios no curriculares. A la par de las experiencias previstas en el currículum, hay muchas otras de diversa índole: culturales, deportivas, espirituales y de compromiso solidario, que concurren en la formación integral de los miembros de la comunidad universitaria. Destacan las iniciativas que exponen a los estudiantes y profesores a las situaciones de pobreza y marginación, y que, acompañadas de la reflexión y de las herramientas conceptuales para acercarse críticamente a esa realidad, les llevan a ponerse al servicio de los demás.

(3) Juan Bazdresch, S. J. ¿Cómo hacer operativa la formación humanista en la Universidad? Cuaderno de Reflexión Universitaria 14. UIA, 1993.

(4) Filosofía Educativa. Parte III. P. 11

(5) Jesús Vergara, S. J.; El estilo ignaciano como propulsor de una universidad de inspiración cristiana. ITESO, 1985. Es fundamental que las personas tengan valores y actitudes coherentes con los que se quiere promover.

(6) “El primero habría de ser ayuda para neutralizar la especialización exagerada, y el segundo sería factor insustituible para promover la actitud humana de los estudiantes y facilitar la interdisciplinariedad”. Ernesto Meneses, S. J.; La Universidad Iberoamericana en el contexto de la Educación Superior Contemporánea. UIA. 1979 p. 154. También puede verse su artículo El modo específico de ser de la Universidad Iberoamericana, en Cuadernos de Umbral XXI. No. 2; octubre ’93).

(7) Peter Hans Kolvenbach; Discurso de apertura del Simposio Internacional de la Pedagogía de la Compañía de Jesús. En Pedagogía Ignaciana: un planteamiento práctico.

  • Amor, en un mundo egoísta e indiferente
  • Justicia, frente a tantas formas de injusticia y exclusión
  • Honestidad, frente a la corrupción
  • Solidaridad, en oposición al individualismo y a la competencia
  • Sobriedad, en oposición a una sociedad basada en el consumismo
  • Contemplación, que mira con el corazón
  • Gratuidad, en oposición al pragmatismo y al utilitarismo
  • Verdad, frente a un mundo que miente para justificar las situaciones de violencia, inequidad e injusticia
  • Libertad, que posibilita la expresión total del ser humano
  • Respeto, aprecio y reconocimiento del prójimo
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