AUSJAL y Deusto proponen un nuevo significado de la competitividad

Lun, 5 Jul 2021
El cuadernillo ‘Competitividad al servicio del bienestar inclusivo y sostenible’ discierne sobre otras posibilidades de colaboración con el mundo empresarial
En la presentación participaron el Rector de la Universidad de Deusto, el Presidente y el Secretario Ejecutivo de AUSJAL, y la Directora del Instituto Vasco de Competitividad
  • Fue presentado el cuaderno Orkestra ‘Competitividad al servicio del bienestar inclusivo y sostenible’.
  • Dr. Luis Arriaga Valenzuela, S. J., presidente de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) y rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
  • Mtro. David Fernández Dávalos, S. J., secretario ejecutivo de AUSJAL.
  • Dr. José María Guibert Ucín, S. J., rector de la Universidad de Deusto.
  • Dra. Mari Jose Aranguren Querejeta, directora general de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad de la Universidad de Deusto.
  • Dr. Roberto Horta Berro, investigador del Instituto de Competitividad de la Universidad Católica del Uruguay.

La Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), la Universidad de Deusto (España) y Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad, presentaron el cuaderno Orkestra Competitividad al servicio del bienestar inclusivo y sostenible, elaborado en el marco de la Iniciativa Íñigo de Loyola.

En webinar organizado con ese fin, el Dr. Roberto Horta Berro, investigador del Instituto de Competitividad de la Universidad Católica del Uruguay, detalló que el cuaderno es el primer resultado de la Iniciativa Íñigo de Loyola, una red de universidades convocadas por Orkestra, en la que participan 14 instituciones de AUSJAL y a la que este año se ha sumado la Universidad Loyola Andalucía (España).

Los objetivos de esta iniciativa son dos: generar un discurso propio sobre la competitividad al servicio del desarrollo económico, social y sostenible en los territorios; e impulsar una investigación transformadora, que busque el cambio real de la competitividad en los diferentes lugares en los que estén presentes las universidades de la Compañía de Jesús (a la cual se encuentra confiada la Universidad Iberoamericana Ciudad de México).

El Dr. Luis Arriaga Valenzuela, S. J., presidente de AUSJAL y rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), dijo que una de las principales aportaciones del cuaderno es poner el acento en la participación de todas y todos los ciudadanos que actúan en los territorios. Participación de suma importancia, porque aun cuando se consideren las tendencias globales, es imprescindible la atención al contexto como punto de partida.

Un segundo punto que destacó es que el cuadernillo plantea transitar de la competitividad a la fraternidad. Si se comprende que la vida y el bienestar de la humanidad dependen del grado de cooperación entre las personas, “es claro que los principales retos sociales y ambientales de nuestros países y regiones deben enfrentarse en una dinámica de colaboración, en una dinámica de redes”.

En ese sentido, el Presidente de AUSJAL trajo a colación que, en su encíclica Fratelli tutti, el Papa Francisco invita e insta a la gente a comprometerse de manera más efectiva con los derechos de las personas, en particular con los que se encuentran en una situación de exclusión o de vulnerabilidad.

“Responder a este llamado, como universidades interesadas en el bienestar, implica también discernir entre las posibilidades de colaboración con el mundo empresarial, cuáles son aquellas que pueden contribuir más o de la mejor manera con la vida saludable y sustentable de un mayor número de personas. Realizar este magis, diríamos los jesuitas, este plus, este más, requiere además asumir los desafíos que otras instituciones no están dispuestas a enfrentar, porque es una propuesta de alguna manera contracultural. Debemos contribuir al bienestar de las poblaciones que otros grupos universitarios descartan”.

Por estas razones, el cuaderno trasciende el enfoque centrado acríticamente en la competitividad y acentúa la procura de bienestar inclusivo para las poblaciones que habitan los territorios de Latinoamérica, es decir, enfatiza la vida digna para todas las personas, como un móvil y fruto de la acción social concertada.

Un nuevo significado de la competitividad

El Mtro. David Fernández Dávalos, S. J., secretario ejecutivo de AUSJAL, comentó que el cuadernillo y las universidades jesuitas están proponiendo un nuevo significado de la competitividad, distinto al tradicional, que va más allá de la lógica económica y que incorpora las aspiraciones de los distintos territorios y sus habitantes a un bienestar inclusivo, sostenible en el tiempo y con los recursos. Una noción de competitividad que se debe construir colectiva y colaborativamente entre todos los agentes que están en un territorio.

El cuadernillo no ofrece recetas, y justamente por eso y porque se tiene que construir colaborativamente la noción de competitividad, es que las universidades tienen un papel importante en el mismo. La propuesta que hace el cuaderno es que las universidades sean las que convoquen, animen y conduzcan el diálogo entre los distintos actores en un territorio, en la búsqueda de la competitividad.

Frente a esto, y para esto, las universidades tienen dos desafíos importantes: un desafío conceptual, de desarrollar el concepto, enriquecerlo y ver sus últimas consecuencias; y un desafío operativo o práctico, es decir, “cómo traducimos esto que es algo muy ambicioso y muy importante, muy transformador, en dinámicas concretas, reales, en un territorio determinado”.

El cuaderno y las universidades jesuitas postulan una serie de acciones que pueden hacer éstas, donde lo central es desatar un proceso de diálogo y construcción colectiva de esta idea de competitividad para un territorio.

Eso, conceptualmente podría significar, por ejemplo, recuperar el vínculo entre los sistemas sanitarios y la competitividad. Con la pandemia se ha caído en la cuenta, sobre todo en los países latinoamericanos, que los sistemas sanitarios públicos se han desmontado, al privatizarse, “y esto ha traído una consecuencia atroz, sobre todo para los sectores populares, marginados, trabajadores”.

También podría significar, cómo se aborda la informalidad -que en Latinoamérica tiene un peso entre el 50 y 60% en sus economías-, cómo se incorpora en el tema de la competitividad territorial, cómo se incorpora el bienestar subjetivo de las personas -la definición que hacen ellas mismas de su propia vida en términos cognitivos y emocionales-, cómo se puede incorporar no sólo al gobierno, a las empresas y a las universidades, sino también a las ciudadanas y ciudadanos comunes, y entender sus expresiones organizativas, las de las organizaciones sociales y las ong, para que entren en la elaboración de esta idea de competitividad.

“Entonces hay un desafío conceptual muy importante aquí, no está construido cabalmente el término de competitividad tal cual se propone ahora, sino que es una noción que está en construcción”.

Entre los desafíos operativos más inmediatos están, por ejemplo, formar a las personas en una nueva idea de competitividad, que vaya más allá de lo económico, que ponga en el centro el bienestar de las personas, que ponga en el centro la sustentabilidad y no la maximización de la ganancia, como es tradición ponerla en todas las escuelas de negocios. Así como fomentar la colaboración inter y transdisciplinar, pues no sólo son las ciencias económicas, sino todas las ciencias humanas, las ciencias biológicas, las que tienen que incorporarse en la noción de desarrollo empresarial.

También hay que “transformar nuestras universidades, para que se conviertan en actores sociales transformadores, y no sólo formadores… actores que hacen uso de su capital simbólico, cultural, académico, para ponerlo a jugar en favor de los sectores más vulnerados, y del desarrollo sostenible y del bienestar futuro”.

Para abordar qué implicaciones tendría en el fondo esta otra comprensión más radical de competitividad, “y también si se quiere, de la responsabilidad social empresarial”, otra categoría que se ha puesto como moneda corriente en los últimos años, el maestro David Fernández mencionó que Fernando Franco S. J. lo desarrolló ante la red de facultades de negocios de las universidades jesuitas.

El Padre Fernando decía, queremos una comprensión de competitividad que mira con honestidad toda la realidad, no sólo la realidad empresarial, no sólo la realidad sectorial o gubernamental, ni siquiera la realidad territorial; sino que vea los desafíos medioambientales, los desafíos de las desigualdades, de género y sociales, etcétera, y que actúen territorial y localmente.

Una primera cosa que se puede comprender de lo anterior, dijo el Secretario Ejecutivo de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina, es que competitividad es igual que honestidad con lo real.

Una segunda es competitividad o responsabilidad social universitaria que actúe con un enfoque inclusivo, ya no sólo los stockholders, los accionistas; sino los stakeholders, todos los involucrados, todos los concernidos, los destinatarios, todos aquellos a los que afecta. Entonces, competitividad también es igual a solidaridad.

Y tercera, se pasa de la responsabilidad social nada más, a la responsabilidad social auditable; se pasa de la competitividad sin más, a la competitividad auditable, pública, exigible. Que no sean empresas depredadoras, sino constructoras; que no sean injustas, sino remunerativas del bienestar de todos. Entonces, competitividad también se convierte en transparencia, o en un anglicismo, en accountability, en rendición de cuentas.

Así pues, “competitividad es igual a honestidad con lo real, es igual a solidaridad y es igual a rendición de cuentas y transparencia… Se trata de mirar compasivamente la realidad, completa, con un enfoque incluyente y solidario, y que sea auditable y transparente. Ésta es la competitividad radical por la que apuesta este cuaderno y el concepto que aborda, y es la que en todo caso impulsaríamos las instituciones de la Compañía de Jesús y la Compañía toda”.

Finalmente, el Padre David agradeció, a nombre de AUSJAL, la oportunidad de ser parte del cuaderno Orkestra Competitividad al servicio del bienestar inclusivo y sostenible, “esfuerzo imprescindible, necesario, para no contraponer sociedades con empresas, sino sociedades y empresas en la búsqueda del bienestar de todos y todas”.

Por su parte, el Dr. José María Guibert Ucín, S. J., rector de la Universidad de Deusto, comentó que hay dos tipos de discursos en economía: aquel donde hablando del bien común, unos quieren repartir, arreglar los problemas, atender a quien lo necesita, a la desigualdad y a los sectores vulnerables; y otro donde se busca la eficiencia, la competencia, la competitividad, el conocimiento por el conocimiento.

Y a veces se ha pensado en la competitividad como algo que es egoísta o inhumano, un “sálvese quien pueda”, sea una empresa, una ciudad, una región, un país o un continente. Incluso hay estudios que tienden a tener una visión negativa de la empresa, de la economía, de “que es puro egoísmo”.

Por ello, el rector Guibert Ucín cree que el gran reto que ha lanzado el cuaderno es cómo unir competitividad y bienestar; cómo unir la competitividad con los bienes sociales, la inclusión y la sostenibilidad; cómo generar valor para la economía y generar bienestar; cómo crear riqueza y repartir la riqueza; cómo buscar a la vez generar valor en la economía y generar bienestar.

Darle una direccionalidad a la competitividad

La Dra. Mari Jose Aranguren Querejeta, directora general de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad de la Universidad de Deusto, relató que se decidió lanzar la Iniciativa de Íñigo de Loyola por la preocupación de darle una direccionalidad a la competitividad.

Y es que no es lo mismo crear o trabajar en una empresa por la pura búsqueda de rentabilidad, y pensar que así se pueden ir desarrollando las capacidades de las personas; que construir un impacto positivo en las capacidades de las personas que viven en un territorio. Es así que, a la competitividad, “le queríamos dar esa direccionalidad de que es importante reflexionar y actuar sobre cómo queremos incidir en el bienestar de las personas… en coherencia con todos los principios de la Compañía, principios ignacianos”.

En cuando al contenido del cuaderno, destacó que es muy importante ver en el desarrollo económico qué capacidad tiene un territorio de generar entre todos un contexto en que las personas puedan tener de forma integral cubiertas todas sus necesidades, “y ahí trabajamos en las diferentes dimensiones de bienestar”.

Pero eso no lo hace una persona, sino que es un tema colaborativo, pues hay muchos agentes que inciden y actúan en las empresas, en la academia, en los gobiernos. Entonces cabía preguntarse cómo se pueden construir marcos conceptuales que ayuden a ser críticos y a reflexionar con cada uno de esos agentes cómo actuar desde ese ámbito para la construcción de un bienestar más inclusivo y sostenible.

Es así que los dos rasgos del cuaderno son: la construcción de un discurso de bienestar inclusivo y sostenible; y facilitar una serie de marcos para que los académicos, en colaboración con los actores de los territorios, puedan procurar esas reflexiones y generar una transformación en esas personas y en esos contextos para impulsar el cambio.

En cuanto a las conclusiones de la obra, mencionó que una es que se puede hacer que la competitividad y el bienestar sean las dos caras de la misma moneda, de juntar eficiencia económica y bienestar, y bienestar en función de las personas, si se trabajan de forma sinérgica y creando ese círculo virtuoso.

Otras es que, al ser un reto tan complejo, requiere una visión sistémica y una responsabilidad de todos. “Esto no es responsabilidad ni sólo de la empresa, ni sólo de los gobiernos, ni sólo de la academia. Todos, desde los ámbitos en los que estamos, tenemos una corresponsabilidad de construir esto juntos”.

El gran reto está en hacer accionables esos marcos. En Orkestra ya se ha aterrizado este marco con dimensiones e indicadores concretos a un nuevo marco de competitividad para el bienestar.

Y un aprendizaje importante es que el diálogo con los actores es una herramienta potente para ir trabajando este reto. Cuando se han tenido diálogos bidireccionales intensos con gobierno, con empresas, es cuando se consigue conectarles con estos marcos e incidir en la acción con ellos. “Eso nos lleva a tener que trabajar de forma mucho más abierta también en nuestros equipos, para poder dialogar, entender sus preocupaciones, pero también trasladar ahí nuestra visión crítica para la construcción un poco del futuro juntos”.

PEDRO RENDÓN/ICM

 

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