Es cada vez más obvio que la ciencia y el poder están cada vez más fusionados, a tal grado que algunas de sus características —ser apolítica, neutra y objetiva— se diluyen; se habla entonces que el patrón de la ciencia es una fundación corporativa, anclada al poder político y económico, así como a lo que dictamina un grupo de científicos acreditados.

Ésta es la reflexión central de El gato en la caja. Número 5, revista de divulgación editada por estudiantes de Ingeniería Física de la IBERO, que aborda los dificultades externas e internas que impactan a la ciencia actual, en un análisis que contempla la otra cara de la actividad científica, aquella que se aleja de la generación de conocimiento para el beneficio social.

En su propuesta de análisis, María Fernanda Carreón González, autora del texto ‘Eppure non è rotundo: La tierra plana y el dogmatismo científico’, afirma que “no hay manera de hacer ciencia formal en la actualidad sin un ‘patrocinio’ económico“, que incluso lleva a algunos científicos a voltear hacia la política y asumir cargos dentro de instancias estatales.

Incluso, los científicos desean tener la razón más que un deseo genuino de generar conocimiento. Carreón González recuerda las palabras de Stanley Aronowitz, en el sentido de que la ciencia es validada por sí misma, es decir, que sólo las personas que están dentro del ecosistema pueden refutar las hipótesis y éstas, a su vez, sólo son aceptadas con las acreditaciones correctas.

Ante este panorama, deviene una paradoja extraordinaria sobre el trabajo científico, dice la autora, pues los “esperamos como científicos que la gente tenga fe en que lo que decimos es la verdad”, lo que se traduce en una cuestión de evangelización.

Medio ambiente y educación

Durante la presentación del más reciente número de esta revista de divulgación, su editor y académico del Departamento de Física y Matemáticas de la IBERO, Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, explicó que “estamos en un entorno de problemas ambientales muy fuertes, de calentamiento global, de cambio climático, y hay una necesidad de que el trabajo científico se esté acercando mucho más que nunca al ciudadano común para entender lo que está ocurriendo”.

Por ello, los colaboradores de El gato en la caja. Número 5 abordaron los avances más recientes de las ciencias ambientales y en paralelo “han discutido la evolución de la asimilación del conocimiento científico por parte del ciudadano común”, sobre todo por un componente fuerte de pseudociencia natural, que también se aborda en la presente edición.

Este número está compuesto por cuatro secciones: Integral, que consta de tres artículos sobre temáticas científicas contemporáneas; Derivada, con dos textos densos sobre la ciencia; Atrévete, que presenta retos científicos; y Sumérgete, con referencias, bibliografía y recomendaciones para tener más información sobre los temas abordados.

El gato en la caja surgió como propuesta de estudiantes de Ingeniería Física de la IBERO en la primera mitad de 2014 (ciclo primavera-verano), a cuatro años de su aparición, mantiene el mismo objetivo: acercar al público en general a las maravillas de la ciencia, de ese mundo maravilloso y casi místico lleno de matemáticas y ecuaciones.

Iván Cabrera