COVID-19: IBERO prepara a periodista para enfrentar próximas pandemias

Mar, 1 Feb 2022
El reporte de resultados de la investigación e intervención se publicó con el título 'Periodismo y Crisis Sanitarias. Cómo los periodistas en México cubrieron y resintieron la pandemia por COVID-19'
Con este reporte se deja antecedente para enfrentar de mejor manera las próximas pandemias
  • "Para tender puentes entre la academia y el periodismo, es necesaria una mirada que no les niegue agencia a los actores": Dra. Mireya Márquez.

La falta de especialización y rigor periodístico en materia de salud es, en parte, la responsable de la desinformación en torno a la pandemia por COVID-19. Corregirla es una deuda que tienen los medios de información para con sus lectoras y lectores.

El proyecto Comunicando el riesgo en situaciones de crisis (COVID-19): programa de diagnóstico y capacitación a periodistas en materias de salud pública y ciencia propició la especialización periodística en los rubros de comprensión estadística, coberturas de crisis sanitarias y técnicas de corroboración de datos, documentación e investigación. Para ello, utilizó herramientas cualitativas y de intervención que resultaron en observaciones tan interesantes como productivas.

El reporte final de una encuesta aplicada a periodistas, una de las cinco partes de este proyecto investigación, financiado por la convocatoria #IBEROFrenteAlCOVID19 de la División de Investigación y Posgrado de la IBERO, se publicó en Global Media Journal, revista académica conjunta del Departamento de Psicología y Comunicación de Texas A&M International University, Laredo, Texas, Estados Unidos; y la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, con el título Periodismo y Crisis Sanitarias. Cómo los periodistas en México cubrieron y resintieron la pandemia por COVID-19.

Las otras partes del proyecto se conforman de cinco webinars con 3 talleres cada uno para 70 periodistas de diez estados; cinco conversatorios con once invitados y ocho episodios de podcast.

A continuación, compartimos cómo fue que inició y se realizó esta investigación, y los objetivos que buscó concretar el equipo liderado por la Dra. Mireya Márquez, académica del Departamento de Comunicación de la IBERO, en colaboración con Karles Daniel Antonio Manzo, maestro y doctor en Comunicación por la Iberoamericana; Lucano Romero Cárcamo, maestro en Comunicación por la IBERO y productor y conductor del podcast La Clínica; Alejandro Cárdenas, director de Ibero 90.9; Luis Roberto Castrillón, creador del portal El Editor de la Semana; Ángel Iván Húguez Sánchez, doctorando en Comunicación de la IBERO y Aleida Rueda, presidenta de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. 

Las consecuencias del alarmismo

De acuerdo con la Dra. Mireya Márquez Ramírez, responsable técnica del proyecto Capacitación en periodismo de salud y emergencias sanitarias (CAPSES), desde que comenzó la pandemia, notaron que las y los periodistas que cubrieron los ejercicios de rendición del subsecretario Hugo López-Gatell mostraban muchas dificultades para comprender el modelo epidemiológico Centinela, que el Estado mexicano eligió para prevenir la pandemia. Es así que surgió la inquietud de capacitarlos para que los medios ofrecieran información responsable y evitaran las alarmas. "En otros países se ha demostrado que cuando las coberturas son alarmistas, la gente sobresatura los servicios de salud y suben los niveles de estrés", comenta Mireya Márquez.

En México, notaron, tendió a prevalecer la desinformación y la confusión—en parte porque las autoridades sanitarias no dieron un mensaje unificado, pero también porque los mensajes de los medios tenían grandes vacíos que generaban incertidumbre. "La incertidumbre científica no es mala", aclara Márquez Ramírez, "pero observamos que, en los primeros días de la cobertura, la pandemia se leía a la luz de la grilla política. Se superó pronto la etapa de las medidas sanitarias y se volvió una guerra de cifras". Es decir, como en buena parte del mundo, la pandemia se volvió contencioso, con la agravante de tener un periodismo poco o mal capacitado, creando un ciclo de conflicto que se nutría –y sigue nutriendo– a sí mismo.

Mireya y su equipo decidieron crear un programa que atendiera esta crisis de profesionalización. Se propusieron cuatro objetivos: diagnosticar el problema, atender las necesidades de capacitación, intervenir y acompañar y, finalmente, diseñar materiales didácticos multimedia, autogestivos y replicables para futuras contingencias donde la salud y la ciencia jueguen un papel fundamental.

El periodismo sin oxígeno

Para la realización del diagnóstico, se llevó a cabo una encuesta nacional, acaso inédita en su tipo, donde participaron periodistas de las 32 entidades del país. Si bien no se trata de un muestreo representativo, ya que "no existe un directorio de medios ni un censo de periodistas que pueda determinar nuestro universo… y porque el propio instrumento buscaba saber si los periodistas habían perdido el trabajo durante la pandemia", sí lograron entrevistar a 472 personas con una gran pluralidad de perfiles –diversos tipos de medio, estatus laboral, género, nivel de especialización--que le permitió a CAPSES entender mejor cómo el gremio cubrió la pandemia, pero también cómo la vivió y se vio afectada por ella.

Sobre la encuesta, Mireya resalta algunos resultados muy importantes. El más notorio es que, hasta diciembre de 2020, uno de cada tres periodistas se había infectado de COVID. "Recordemos que los periodistas se dividen en los de campo y de redacción, por lo que prácticamente todos los de campo estuvieron expuestos al contagio, si no es que se contagiaron". Esto se explica porque "un 45.3% se tuvo que desplazar presencialmente a su lugar de trabajo, y el 34.1% realizó su trabajo en lugares sin protocolos o de alto riesgo de contagio". Un ejemplo visible: las conferencias del Dr. Hugo López-Gatell se llevaron a cabo en un lugar cerrado, sin que el funcionario mismo utilizara cubrebocas.

De los periodistas entrevistados, el 50.2% respondió que su medio no tenía protocolos para cubrir emergencias sanitarias. La pregunta, admite Mireya, debió ser más específica, pues no aclara si los protocolos existentes eran de rotación, de capacitación o si incluían equipo de seguridad. La doctora cree que dichos protocolos fueron insuficientes, sobre todo si se considera que el 40% de los encuestados dijo tener familiares que fallecieron por el nuevo coronavirus, o enfermaron de gravedad. Incluso se reportaron casos de gente contagiada que acudió a trabajar.

Aunado a esto, la encuesta halló que la carga aumentó para siete de cada diez periodistas, quienes enfrentaron más dificultades logísticas para desempeñarse y un deterioro en las condiciones laborales en forma de recortes salariales o de prestaciones. Casi el 20% de los encuestados perdieron su empleo durante la pandemia. "El panorama no es nada halagüeño", señala Mireya Márquez. "Los ejecutivos de los medios no miden que la función social del periodismo requiere rigor y calidad, para lo cual son necesarias ciertas condiciones materiales, humanas y económicas mínimas". La precariedad que de por sí caracteriza al gremio se profundizó, derivando en angustia, cansancio, estrés y preocupación por su situación económica o laboral.

La labor periodística, entonces, sufre triplemente: por su naturaleza urgente, por la pandemia y por las precariedades. Estos resultados diagnósticos dotaron de insumos a las fases ulteriores del proyecto, pues el diagnóstico colocó al equipo de CAPSES en un lugar más empático y solidario con el gremio. "Para poder informar con rigor, hay que cuidarse primero", en palabras de la Dra. Mireya.

También aprende quien enseña

La segunda fase, de intervención, consistió en una serie de webinars y conversatorios que beneficiaron a 72 periodistas, repartidos en 10 estados, a su vez organizados regionalmente: Quintana Roo y Yucatán; Puebla y Veracruz; Tabasco y Campeche; Oaxaca y Chiapas; e Hidalgo y Tlaxcala. Dichas capacitaciones y conversatorios a distancia contaron con la colaboración de expertos en los temas a tratar, como Tania Valbuena, de la Asociación Colombiana de Periodismo Científico, Chani Guyot, del proyecto argentino Red/acción, Gustavo Faleiros, periodista brasileño especialista en geoperiodismo, Pablo Correa, editor de Salud y Ciencia en el espectador y destacados periodistas científicos mexicanos como Rodrigo Pérez, Iván Carillo, Daniela Mendoza, Ginarely Valencia y la asesora de Capses, Aleida rueda de la Red Mexicana de Periodistas de ciencia. Entre los talleristas encontramos a Mario Campa, de la Universidad de Columbia, quien impartió talleres sobre interpretación de estadísticas sobre Covid o el experto en verificación de datos y colaborador de Capses, Luis Roberto Castrillón.

Los conversatorios no fueron unilaterales: fueron de gran utilidad para que el equipo de CAPSES descentralizara su propia mirada "chilangocentrista", como explica la Dra. Mireya. Notaron, por ejemplo, que la preocupación en Tabasco y Campeche no estaba enfocada únicamente en la pandemia sino también en las secuelas de las inundaciones de noviembre del 2020. Es decir, en otras emergencias sanitarias y situaciones de riesgo. "No hay una pandemia, sino 32 distintas", concluye Márquez Ramírez.

Finalmente, el equipo lanzó al aire el podcast llamado La clínica, con la colaboración de Ibero 90.9. Conducido por Lucano Romero Cárcamo, comunicador de salud y tallerista de CAPSES, el podcast consta de ocho episodios que se pueden escuchar de forma gratuita en esta liga y que cubren diversos temas como el enfoque humano de las tragedias, la ética en el periodismo de salud, la verificación de datos, la salud mental de los periodistas y otros. 

Cadena de conocimiento

El éxito de CAPSES deja una moraleja muy clara: para tender puentes entre la academia y el periodismo, es necesaria una mirada empática y solidaria que no les niegue agencia a los actores. Las actividades que propician la autocrítica, incluso la catarsis, tienen mejores resultados que aquellas "regañonas", como las califica Mireya, quien resalta cómo la relación cálida que Lucano Romero entabló con los asistentes devino en una mayor confianza y apertura.

"Los periodistas no siempre tienen el tiempo de reflexionar su labor", explica Mireya. "Tienen que cumplir con la nota diaria. Nuestros webinars fueron un espacio para reconocerse como sujetos que fueron arrastrados por la propia ola de la pandemia". Preguntas sensatas como ¿debe el periodista dar credibilidad a los videos y denuncias ciudadanas? o ¿deben difundir imágenes de gente llorando o gritando?, sólo pueden ser contestadas a partir de la reflexión de las y los participantes, sin imposiciones. Ojalá los medios sepan ver esto algún día. Un país tan azotado por el virus como México merece mejor información

El reporte final puede leerse aquí: https://doi.org/10.29105/gmjmx18.35-11

Gabriel Lara/BMMS #IBEROTransforma

 

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