COVID-19 impacta seguridad alimentaria y nutrición de grupos vulnerables

Vie, 25 Dic 2020
La crisis ha tenido un impacto en distintos rubros; uno de ellos, la crisis económica que ha provocado aumento en el desempleo y un incremento en la pobreza
Pandemia trajo hambre y disminuyó la calidad de los alimentos que consumimos
  • Se prevé que con el COVID-19 aumenten los niveles de inseguridad alimentaria.

Es un hecho que la crisis sanitaria derivada de la pandemia por el nuevo coronavirus ha generado un impacto en distintos rubros. Uno de ellos es la crisis económica que ha traído un aumento en el desempleo y un incremento en la pobreza. Con ello, se ha provocado inseguridad alimentaria que afecta, particularmente, en la alimentación, nutrición y salud de los grupos más vulnerables.

En los resultados de octubre de la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (ENCOVID-19), realizada por del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la IBERO, se muestra que fue en mayo (el momento de mayor desempleo y reducción de ingresos) cuando aproximadamente 10.6 millones de personas pudieron haber entrado en pobreza y 9.2 millones en pobreza extrema.

De acuerdo con este estudio, el mayor choque se observó en la dimensión de ingreso, pues hasta 22 millones pudieron haber caído en pobreza extrema por ingresos y 16.8 millones en pobreza por ingresos.

Asimismo, las simulaciones que realizaron sugieren que la pandemia de COVID-19 pudo aumentar el porcentaje de la población en pobreza extrema de 7 a 13%, y aquella en pobreza de 42 a 51%.

Al respecto, la Dra. Sonia Hernández Cordero, académica del Departamento de Salud de la IBERO , ha señalado que la pandemia por COVID-19 aumentará la inequidad social, la pobreza y, a su vez, en la inseguridad alimentaria, ya que las personas de poblaciones vulnerables no tendrán acceso a comida saludable; lo que con el tiempo tendrá repercusiones en la salud.

Esto significa que, además de haber un impacto en la cantidad de alimentos que ingieren las personas de sectores vulnerables, también disminuirá la calidad de los mismos. Además, hay un riesgo en el consumo de aquellos productos con alto contenido calórico y grasas saturadas.

Para la directora general de Bancos de Alimentos de México (BAMX), Teresa García Plata, ante una pandemia, ocurre una pausa en las actividades económicas y esto ocasiona la interrupción en el flujo de dinero, lo que repercute de manera directa en los ingresos que perciben las personas, tanto para  quienes trabajan en el sector formal como en el informal.

Es decir, la pandemia viene a paralizar y a generar una afectación importante que pega en los bolsillos. Al verse afectado el nivel de ingresos de la sociedad, surge un incremento en la pobreza por ingresos y en pobreza extrema, lo cual repercute en el acceso que tienen a los alimentos que necesitan.

“En estos meses, hemos visto que el desempleo ha provocado que cientos de miles de familias que iniciaban 2020 percibiendo hasta dos ingresos en sus hogares, hoy tienen cero ingresos y por lo tanto requieren asistencia alimentaria. Las cifras del CONEVAL muestran un crecimiento de personas que no tienen recursos suficientes para adquirir la canasta básica”, señaló la especialista.

Alertó que previo a la pandemia, ya había una situación complicada con más de 25.5 millones de mexicanos en carencia alimentaria, pero al cierre del segundo mes tras hacerse oficial la pandemia, CONEVAL informó que 69.6 millones de personas no tenían ingresos para adquirir los alimentos que necesitaban.

De acuerdo con la Dra. Alejandra Cantoral Preciado, académica del Departamento de Salud de la IBERO, la forma en cómo medimos en México, Latinoamérica y el Caribe la inseguridad alimentaria es a través de la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria, que se creó para definir si hay inseguridad leve, moderada o severa o si no hay.

“La inseguridad alimentaria es la disponibilidad limitada o incierta a alimentos nutricionalmente adecuados o la capacidad limitada de adquirir estos alimentos adecuados”, explicó la investigadora.

Añadió que una persona puede vivir en una comunidad en la que no hay tanta disponibilidad de alimentos, aunque tenga el poder adquisitivo o en donde sí tenga mucha disponibilidad de alimentos, pero una capacidad limitada o incierta para adquirirlos. De tal manera que dicha escala permite ver esas dos posibilidades.

La Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria clasifica la inseguridad en:

  1. Leve. Cuando existe ansiedad y preocupación por los suministros alimentarios. En esta etapa, se empiezan a hacer ajustes en el presupuesto del hogar, lo que afecta la calidad de la dieta.
  2. Moderada. Los adultos limitan la calidad y la cantidad de los alimentos que consumen.
  3. Severa. Se afecta la calidad y la cantidad de los alimentos consumidos por los niños.

En la investigación Household food insecurity in Mexico is associated with the Co-occurrence of overweight and anemia among women of reproductive age, but not female adolescents en la que participó la Dra. Cantoral, observaron que en los hogares en donde existe una inseguridad moderada se consumen alimentos ultraprocesados que son altos en calorías, que te dan saciedad pero que son bajos en nutrimentos. En ésta, las mujeres aumenta hasta 50% las posibilidades de tener sobrepeso con anemia.

En ese sentido, la investigadora señala que, lamentablemente, se espera que con la COVID-19 aumenten los niveles de inseguridad alimentaria, un problema que se estaba erradicando en México pero que con la pandemia regresará.   

La académica de la IBERO, quien participa en el estudio ELEMENT (Early Life Exposures In Mexico To Environmental Toxicants), un esfuerzo de investigación multiinstitucional e internacional que ha iniciado y seguido a tres cohortes de nacimiento en la Ciudad de México por más de 20 años, que se hace en familias de nivel socioeconómico medio, dijo que en esta investigación no había registro de inseguridad alimentaria severa, pero a partir de la pandemia, los primeros resultados han arrojado que 6.3% de estos hogares presenta inseguridad severa y 7.4% moderada

Además, aseguró que se había visto una disminución en la desnutrición en niñas y niños menores de cinco años, un marcador importante, en cambio se espera que si la emergencia por el coronavirus continúa, incrementará la desnutrición en ellas y ellos.

Recordó que entre las metas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2025 está mejorar la nutrición materna del lactante y del niño pequeño, que consiste en reducir el número de infantes con retraso en el crecimiento y desnutrición crónica que seguramente no se podrá cumplir considerando el panorama que se observa.

Otra de las metas es reducir la anemia en mujeres en edad reproductiva, pero si empieza a consumir más alimentos procesados por una inseguridad alimentaria severa, esto no se erradicara porque son bajos en nutrimientos.

 “En México habíamos disminuido la desnutrición crónica pero existe la posibilidad que aumente”, agregó.  

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Valentina González/ICM

 

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