Estudiantes y docentes de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México devolvieron el movimiento y los saberes del cuerpo a la educación, al tomar el taller de investigación-creación Pregúntale al cuerpo: diálogo intercultural entre la pedagogía de la Madre Tierra y la euritmia, impartido por la Dra. Libertad Aguilar Mejía, académica de la Universidad de Antioquia (Colombia).

La euritmia (moverse de modo armonioso y buscando la belleza) se pregunta por el ser humano en movimiento, para relacionarlo con ritmos, fuerzas vitales, procesos anímicos y espirituales, dijo la doctora Aguilar, antes de comenzar a dar su taller en el foro El Cardoner, por invitación del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (InIDE).

Señaló que la euritmia reconoce que el ser humano, antes que nada, es movimiento, “desde el vientre y hasta los siete años es puro movimiento y desarrollo de fuerzas vitales, para poder crecer saludablemente”. No obstante, desde pequeños(as) la educación apela a ir en contra de esa naturaleza que es movimiento, vitalidad, juego, fantasía, imaginación, porque el sistema pide, por ejemplo, que el estudiantado aprenda rápido a leer.

Es por eso que el austriaco Rudolf Steiner, creador de la euritmia, hizo de ésta una materia tan importante como las matemáticas, las ciencias sociales, la historia y la geografía en las Escuelas Waldorf, que él también fundó, las cuales tienen toda una base artística y de movimiento.

Sobre el taller -que dará en el transcurso de tres días-, Aguilar comentó que es totalmente una experiencia vivencial, en la que las personas participantes se darán cuenta, primero, que tienen un poder que habita en ellas, en su cuerpo, el cual no piensa racionalmente, sino a través de lógicas más intuitivas y relacionales.

Asimismo, despertarán una sensibilidad para el encuentro con el otro y con lo otro, al darse cuenta que dentro de ellas hay un mundo afectivo, de sentimientos, “de poder relacionarnos, sabiendo que en cada encuentro hay algo que quiere emerger y no es lo que yo predetermine”; es un estar despierto a las sensibilidades para exponerse a un encuentro con el mundo.

La profesora colombiana mencionó que la euritmia tiene como base de sus movimientos el sonido. Por eso, en la euritmia se indagan los sonidos; como los fonemas que habitan en el lenguaje -que permiten crear una relación comunicativa-, los sonidos poéticos -como decir en lengua gunadule que silencio es cuando el cielo y la tierra te susurran en la neblina- y la música –que permite entrar en un contacto armónico con el cuerpo y el movimiento-.

Pero, cómo dialogan la pedagogía de la Madre Tierra y la euritmia. Libertad Aguilar intuye a las dos como sabidurías que tienen un camino pedagógico que convoca a pensar la educación más allá de la escuela, de los contenidos y saberes específicos. Ambas se preguntan por la conexión del ser humano con las fuerzas espirituales de la naturaleza, del cosmos, para que no se sienta escindido de éstas.

Esas fuerzas creadoras todo el tiempo están ahí, pero por una educación cognitivista, que todo lo racionaliza, “nos hemos perdido de preguntarle al cuerpo por otro tipo de saberes”, saberes que aportan más a cómo tener una relación armónica “con nosotros mismos, ante todo, y también con la naturaleza y el entorno”.

Es así que la propuesta de la colombiana es poner a dialogar a través del cuerpo en movimiento a todas esas fuerzas creadoras que habitan en el lenguaje, en el sonido, para que también formen parte de la cotidianeidad de la gente.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN