Otra vez hubo fiesta en nuestra casa, en nuestra IBERO. Tal vez no lo recuerdes, pero han pasado más de dos años desde la última Ceremonia de Bienvenida a Estudiantes de Posgrado. Volver a vernos en la presencialidad refuerza los lazos y mejora la enseñanza y el aprendizaje. Es en el cara a cara donde se forman las redes colaborativas y construimos las estrategias del mañana.

A esto se refirió el Dr. Alejandro Anaya, vicerrector académico, encargado de dar la bienvenida a quienes desde este semestre ya forman parte de la IBERO, institución que “cuenta con un reconocimiento a nivel nacional y en el extranjero como una de las universidades de educación superior superior privadas más importantes del país”, expresó.

Para nuestro directivo, la clave está no sólo en formar excelentes profesionistas, sino también personas que inciden en la realidad y colaboran en la transformación de nuestro entorno. La bandera que nos guía es la filosofía ignaciana y un modelo humanista orientado a la formación integral de personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas.

Ante un auditorio Ignacio Ellacuría lleno y una atmósfera de alegría, el doctor Anaya Muñoz habló de la resiliencia que hemos tenido todos y todas para enfrentar la pandemia, y pidió que ahora que estamos en casa hagamos nuestros los ideales de nuestra misión que es la de “contribuir al logro de una sociedad más libre, solidaria, justa, incluyente, productiva y pacífica”.

Nos recordó que nuestra institución ha impulsado la generación de conocimiento y contribuido en la agenda pública en materia de ciencia, humanidades y tecnología, a través de los 45 posgrados que ofrecemos, 23 de ellos parte del Sistema Nacional de Posgrados del Conacyt. Es decir, hablamos de calidad en la educación que impartimos.

Para lograr construir procesos benéficos para nuestras y nuestros alumnos, damos apoyos, financiamos proyectos, publicamos convocatorias y reconocemos la productividad estudiantil. Es decir, en esta su casa, existen todas las posibilidades para que aprovechen su estancia. Lo importante es “hacer significativo su paso por la IBERO. Siéntanse orgullosos de formar parte de nuestra comunidad”, dijo el Vicerrector.

Y ese formar parte de nuestra Universidad fue más que evidente cuando nuestras y nuestros alumnos se pusieron su nueva piel: una sudadera con los colores que nos identifican —rojo y blanco—, un regalo de nuestra parte que de inmediato generó identidad y provocó sonrisas.

Tal vez te preguntes de qué sirve estudiar un posgrado. Bueno, la Dra. Marisol Silva, directora de Investigación y Posgrado, es muy puntual en ello: para formar profesionales altamente especializados y comunidades de intelectuales; generar nuevo conocimiento y nuevas formas de conocer; y construir una ciudadanía íntegra, comprometida con el desarrollo sustentable y el bienestar social.

Lo que hacemos en nuestra IBERO, agregó Silva Laya, es dar una formación de alta calidad y socialmente pertinente, un diálogo entre docencia e investigación, una relación intercultural local y global, así como proyección internacional. Y todos estos elementos son necesarios para resolver los grandes problemas sociales, económicos y ambientales de México. Y estamos en buen momento para retomar el paso.

Como dijo la Dra. Alin Moreno, coordinadora de la Maestría en Mercadotecnia y Publicidad: “La humanidad hizo una pausa… una muy larga, pero ya es hora de despertar y levantarnos”. Reconectarnos y seguir pensando es el nosotros y no sólo en el yo es la meta. Es decir, pensar en el colectivo y eso se logra a través de la presencia.

Pero ¿cómo se consigue profesionalizarse y generar conocimiento con incidencia social? Renato Gilhardi, estudiante del Doctorado de Ciencias Sociales y Políticas y orador durante la Ceremonia de Bienvenida a Estudiantes de Posgrado, nos da una clave: Aprópiate de tu investigación, hazla tuya, que sea parte de ti, y entonces servirá a los demás, porque de esta forma se abren caminos y por ellos podemos transitar juntos.

Y en medio del convite de bocadillos y el hipnótico ritmo del jazz, la fiesta continuó en la IBERO.

Iván Cabrera