El 8 de marzo, actualmente reconocido como el Día Internacional de la Mujer, sienta sus raíces en el 8 de marzo de 1857, fecha en la que un grupo de obreras textiles de Nueva York salió a protestar a las calles por sus injustas condiciones laborales.

Sin embargo, el acontecimiento de mayor resonancia, en este sentido, ocurrió en 1908 con la trágica huelga de la Cotton Textile Factory. En aquella ocasión, las manifestantes solicitaban el mismo salario que los hombres, descanso dominical, derecho a la lactancia y reducción de la jornada laboral. Pero el dueño, en franco desacuerdo con la protesta, cerró las puertas del recinto y le prendió fuego con las trabajadoras dentro. El saldo mortal fue de 129 mujeres.

Ahora bien, como consecuencia de ese aberrante episodio, año con año, mujeres trabajadoras se organizan para encabezar protestas públicas y, bajo el lema “pan y rosas”, exigen seguridad económica y calidad de vida para las mujeres.

Hoy, más de un siglo después, las demandas laborales siguen siendo muy similares, ya que la equidad en dicho campo dista mucho de ser una realidad. Por tal motivo, y teniendo además en cuenta los recientes embates de gobiernos sexistas y la exacerbada violencia contra las mujeres, este año, 48 países alrededor del mundo se han sumado a la consigna de hacer un paro internacional de mujeres.

En México, la marcha está convocada para salir de “La Ángela de la Independencia” a las 5:00 p.m., para dirigirse rumbo al Hemiciclo a Juárez. Con el fin de visibilizar la injusticia que supone el trabajo doméstico no remunerado, la doble jornada, la paga desigual, el techo de cristal y la violencia machista, entre otras cosas, esta movilización pretenderá demostrar que si paramos las mujeres, el mundo para.