Indígenas experimentan menor movilidad económica en México

Mié, 18 Feb 2015
Aparentemente, hablar su lengua los discrimina en el mercado laboral
Académicos de la Ibero presentan la investigación Pobreza, movilidad y clases medias
  • Dr. Isidro Soloaga, académico de la Maestría en Políticas Públicas de la IBERO

Los indígenas mexicanos experimentan una menor movilidad económica que el resto de habitantes del país, aparentemente por alguna forma de discriminación que padecen en el mercado laboral, determinó la investigación Pobreza, movilidad y clases medias. Un análisis usando pseudo paneles para México 2000-2010, elaborada por académicos de la Universidad Iberoamericana.

El doctor Isidro Soloaga, profesor del Departamento de Economía de la Ibero y uno de los investigadores del trabajo citado, explicó que en este comparativo territorial y temporal se encontró que quienes hablan una lengua indígena tienen por este simple hecho un nivel de convergencia (aumento de sus ingresos económicos al paso del tiempo) 5 por ciento menor que quienes viven en su misma localidad y tienen la misma edad y escolaridad que ellos.

Lo anterior supone un problema para quienes reconocen hablar una lengua indígena, pues la mayoría de ellos viven en pobreza y tienen bajos niveles de ingresos, y en una década no experimentaron tanta movilidad como otros clubes de convergencia (como la investigación denomina a los sectores integrados por gente con la misma educación, promedio de edad y residentes en el mismo tipo de localidad, rural o urbana), e incluso que los integrantes de su mismo club de convergencia, pero que no hablan una lengua indígena, o no reconocen hacerlo.

La existencia de estos clubes es otro indicador de la desigualdad que hay en México, ya que el trabajo de investigación encontró que hay distintos niveles de convergencia (movilidad económica ascendente), de acuerdo con el tipo de territorio funcional: urbano, metropolitano o rural profundo; que son grupos de municipios que comparten el mercado laboral.

Esa diferencia se manifiesta de la siguiente manera. Por ejemplo, una persona de cierta edad, con un determinado nivel de escolaridad y que vive en Oaxaca, cuando migra a un estado con mayores niveles económicos, como Quintana Roo, incrementa inmediatamente sus ingresos en un 30 o 40 por ciento “simplemente porque sus competencias y habilidades para el trabajo rinden más en ese otro lugar”.

De tal manera la investigación de los economistas de la Ibero demuestra que dentro de México los estados receptores de migrantes, como Querétaro, Aguascalientes, Baja California y Baja California Sur, permiten a sus habitantes, originarios o inmigrantes, tener a largo plazo mayores niveles de ingreso que las entidades expulsoras. “Sin embargo, no sabemos si el incremento económico es porque van migrantes, o van migrantes porque los salarios son mayores allá”.

Soloaga agregó que la investigación en la que también colaboró su colega del Departamento de Economía de la Ibero, la doctora Mariana Pereira López, muestra en qué medida el lugar de residencia determina la convergencia y movilidad económica, y favorece un discurso sobre la necesidad de hacer un cambio de paradigma en las políticas públicas, que deberían tener un componente de focalización geográfica.

En general la política pública se hace de arriba hacia abajo, es decir, que el gobierno decide en qué debe apoyar a los ciudadanos, sin tomar en cuenta la participación de la gente que habita en las comunidades que serán beneficiadas. De tal manera el Estado, con el fin de ayudar a salir de la pobreza a la gente, puede decidir aumentar su escolaridad, pero sin considerar que su nivel de ingreso está condicionado por el de la propia región donde vive, explicó Soloaga.

Asimismo, querer que toda la gente gane más dinero “es una especie de modernidad centrista” que debiera cambiarse por políticas públicas en las que la propia gente diga qué quiere, si incrementar sus ingresos, mejorar la infraestructura de salud de su comunidad, proteger al medio ambiente o fabricar sus artesanías de manera sustentable.

“Nosotros proponemos cambiar a este enfoque. Que los gobiernos dejen de emitir políticas públicas para comunidades que ni siquiera conocen, y que mejor hablan con éstas, para que sus habitantes les den a conocer las cosas que consideran necesarias para mejorar su calidad de vida”, concluyó Soloaga, quien forma parte del claustro de la Maestría en Políticas Públicas de la Ibero.

En el proyecto Pobreza, movilidad y clases medias. Un análisis usando pseudo paneles para México 2000-2010, además de Soloaga y Pereira, también participó el doctor Andrés Tomaselli, investigador del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, RIMISP.

PRL/ ah

 

Las opiniones y puntos de vista vertidos en este comunicado son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten
y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de la Universidad Iberoamericana.

Para mayor información sobre este comunicado llamar a los teléfonos: (55) 59 50 40 00, Ext. 7594, 7759
Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Prol. Paseo de la Reforma 880, edificio F, 1er piso, Col. Lomas de Santa Fe, C.P. 01219