La personalidad determina la cultura financiera

Mar, 3 Mayo 2016
Las personas abiertas a nuevas experiencias tienen una mayor cultura financiera; las extrovertidas, una menor
El Dr. Pablo Peña, colaborador de la Ibero, realizó la investigación Personalidad y cultura financiera: un estudio de jóvenes mexicanos
El investigador propone tomar en cuenta la personalidad en la educación financiera
  • Dr. Pablo Peña, colaborador del Equide de la IBERO.

Tener una mayor o una menor cultura financiera está relacionado con los rasgos de la personalidad, afirmó el doctor Pablo Arturo Peña Muñoz, economista y colaborador del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, quien realizó la investigación Personalidad y cultura financiera: un estudio de jóvenes mexicanos.

El trabajo de Peña surgió en respuesta a la necesidad de que la gente tenga conocimientos financieros básicos ante el incremento mundial del número de personas que acceden a los mercados financieros formales cada año (ricas y pobres, que viven en zonas urbanas y rurales), sean tarjetas de crédito y débito (cuyo número se triplicó entre 2002 y 2014, hasta alcanzar los 130 millones), cajeros automáticos, pagos de servicios por teléfono e Internet, etcétera.

Este hecho genera una preocupación: que quienes acceden a los servicios financieros no estén lo suficientemente preparados para usarlos, por lo cual los gobiernos muestran un interés creciente por minimizar los posibles errores financieros de los consumidores (como calcular mal su capacidad de pago o pagar tasas de interés exorbitantes) mediante programas de educación financiera que a priori les permitan tomar mejores decisiones.

Sin embargo, las políticas públicas (como cursos de cultura financiera o la Semana Nacional de Educación Financiera) no alcanzan a ciento por ciento de la población a la que están dirigidas, ni tampoco pueden garantizar que la gente tenga una vida financieramente sana, aseveró el colaborador del Equide, quien encontró evidencia científica de que las intervenciones en educación financiera no han producido efectos significativos ni eficaces.

Por ello el doctor Peña sugiere entender cómo ocurre un comportamiento financiero sano en las personas, y determinar qué políticas públicas son útiles para impulsar un mejor comportamiento entre la población. Es a partir de investigaciones en otras naciones, que encontraron una relación entre la personalidad y cultura financiera, que el economista realizó el proyecto Personalidad y cultura financiera: un estudio de jóvenes mexicanos, donde halló para nuestro país la respectiva asociación entre ambas cosas.

El estudio partió de una encuesta representativa a nivel nacional, realizada a tres mil 200 jóvenes mexicanos, con edades entre los 15 y 29 años, cuya personalidad se clasifica de acuerdo con cinco rasgos que los distinguen: apertura a nuevas experiencias, conciencia, extroversión, agradabilidad y neurosis.

1. Apertura a nuevas experiencias. Es la gente curiosa, creativa y abierta a probar cosas nuevas. 
2. Conciencia. Son personas que actúan de manera planeada, controlan sus impulsos y tienen autodisciplina.
3. Extroversión. Gente enérgica, entusiasta, orientada a la acción y que gusta de interactuar con otras personas. 
4. Agradabilidad. Sujetos  interesados en la armonía de las cosas, ceden para estar de acuerdo con otros, son generosos, dispuestos a ayudar, confiados y confiables. 
5. Neurosis. Individuos de emociones inestables, se estresan o irritan fácilmente.

La cultura financiera se mide a partir de una batería de 41 preguntas, reunidas en ocho capacidades financieras: previsión, planeación, paciencia intertemporal, impulsividad en el consumo, análisis de productos, tendencias hacia el emprendimiento, habilidad financiera y percepción de las instituciones financieras.

1. Previsión. Es qué tanto planean hacia el futuro las personas.
2. Planeación. Correspondiente a las personas que llevan un presupuesto, mantienen registros de ingresos y de gastos, y establecen cuánto pagarán de sus deudas y cuánto ahorrarán. 
3. Paciencia intertemporal. Es cuánto le preocupa el futuro, respecto al presente, a una persona (a alguien que le preocupa mucho el futuro es una persona paciente, porque está dispuesta a hacer sacrificios hoy por lo que va a ocurrir mañana. A los impacientes les importa el hoy, no el mañana). 
4. Impulsividad en el consumo. Mide qué tan impulsivo es un individuo al estar haciendo una compra, si se lo toma con calma y lo piensa bien; o si ve algo y dice: lo quiero, lo necesito, no voy a esperar ni un día, ni voy a consultar otras opciones porque lo voy a comprar.
5. Análisis de productos. Comportamiento propio de quienes antes de comprar algo consultan precios, visitan diferentes tiendas y comparan marcas.
6. Tendencias hacia el emprendimiento. Propias de personas optimistas, que creen en sí mismas y les gusta ser independientes; son características que tienen los empresarios. 
7. Habilidad financiera. Qué tan capaces se sienten las personas para tomar decisiones con respecto al dinero o a productos financieros. 
8. Percepción de las instituciones financieras. Son las apreciaciones del papel de los bancos respecto a la propia economía de la gente; si les interesa conocer más de los servicios que ofrecen y si creen que los bancos pueden ayudarles a manejar mejor su dinero.

La personalidad sí importa en la cultura financiera

Con la combinación de los cinco rasgos de la personalidad y las ocho capacidades financieras, el doctor Peña hizo una mezcla estadística y un análisis econométrico para obtener un índice de cultura financiera, que es una medición relativa para determinar qué aspectos de la cultura financiera están más asociados con qué características de la personalidad, es decir, para saber qué individuos, con base en su personalidad, tienen una mayor cultura financiera, y quiénes tienen una menor cultura financiera.

El índice de cultura financiera arrojó como resultados que entre los mexicanos de 15 a 29 años, tienen una mayor cultura financiera las personas agradables, conscientes y con apertura a nuevas experiencias, y tiene una  menor cultura financiera los extrovertidos y los neuróticos.

La investigación también develó que las cinco características de la personalidad se asocian de manera diferente con cada una de las ocho capacidades financieras. Los resultados son los siguientes:

1. Las personas abiertas a nuevas experiencias tienen una mayor habilidad financiera, previsión, planeación y percepción de las instituciones financieras.
2. Las conscientes tienen una mayor habilidad financiera, previsión, planeación, paciencia intertemporal, análisis de productos, tendencias hacia el emprendimiento y percepción de las instituciones financieras; y una menor impulsividad en el consumo.
3. Las extrovertidas tienen una menor paciencia intertemporal, análisis de productos y tendencias hacia el emprendimiento; y una mayor impulsividad en el consumo.
4. Las agradables tienen una mayor tendencia hacia el emprendimiento y percepción de las instituciones financieras.
5. Las neuróticas tienen una mayor impulsividad en el consumo; y una menor habilidad financiera.

“El punto más interesante de este estudio es que la personalidad sí importa, al jugar un papel muy importante en términos de quiénes pueden vivir una vida financieramente más saludable respecto a otras personas”, dijo Peña.

La investigación del colaborador del Equide de la Ibero permite determinar quiénes, por su personalidad, no requieren ayuda de programas de educación financiera: las personas conscientes y las abiertas a nuevas experiencias. Y quiénes sí requieren ser sujetos de un curso que los eduque financieramente: los extrovertidos y los neuróticos.
 
“En una universidad preocupada por la cultura financiera de sus alumnos se podría aplicar un test de personalidad sencillo y rápido de resolver para ubicar a los estudiantes que por los rasgos claros de su personalidad necesitan ayuda en educación financiera, por ejemplo, a través de un curso especial o intensivo en el uso adecuado de una tarjeta de crédito”.

Dinámicas como ésta evitarían emprender políticas públicas ineficientes, como esos sitios web vastos en comparar productos financieros (como hipotecas), que al final de cuentas son consultados por personas conscientes y abiertas a nuevas experiencias, no por quienes realmente necesitan adquirir una educación financiera.

Pedro Rendón

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