El legado que dejaron Javier Campos Morales El Gallo S.J. y Joaquín César Mora Salazar El Morita S.J. por más de 50 años en Cerocahui, Chihuahua, es un ejemplo de compromiso social y justicia que debe transformarse en proyectos que promuevan la paz y la reconciliación, donde la sociedad y el gobierno se comprometan activamente con las comunidades más lastimadas del país, afirmó la Doctora (Dra.) Luz María Stella Moreno Medrano, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana (IBERO).

La iglesia de San Francisco Javier en Cerocahui, Chihuahua.

La Dra. Moreno Medrano, quien inició su trayectoria como maestra rural en la Sierra Tarahumara, compartió su experiencia y reflexiones sobre el trabajo comunitario del padre jesuita Javier Campos Morales El Gallo S.J., a quien conoció personalmente, y la importancia de la educación en contextos de violencia, a dos años del martirio que sufrieron los padres Javier y Joaquín en Cerocahui, Chihuahua, donde esta semana la Compañía de Jesús honrará su memoria con tres acciones conmemorativas.

A los 17 años, mientras participaba en un programa de voluntariado en San Francisco de Chinatú, la Dra. Moreno Medrano conoció al padre jesuita Javier Campos Morales, El Gallo S.J., quien estaba profundamente comprometido con la comunidad de la Sierra Tarahumara. Lo describió como un hombre valiente y comprometido con la justicia social, que trabajaba incansablemente para proteger y apoyar a su comunidad frente a la pobreza y el narcotráfico.

“Javier y Joaquín son semillas de cambio que están junto a otras personas que han dado su vida por tener un mejor país. Vale la pena que los traigamos a la memoria, que agradezcamos esas vidas de compromiso, de lucha y que salgamos de esa comodidad, que nos demos cuenta que las realidades están en otro lado y que se está viviendo otro México”, afirma.

Durante su estancia en la Sierra Tarahumara, la directora del INIDE cuenta que con otros voluntarios apoyaban a las escuelas rurales de diversas rancherías, trabajando con laicos, religiosos y religiosas. Resalta la capacidad de El Gallo para hacer comunidad desde la misión cristiana, promoviendo la justicia, la equidad y la paz.

“El Gallo nunca titubeó y no me sorprende la actitud tan valiente que tuvo al salir en defensa del guía de turistas Pedro Palma y tratar de poner un poco de orden. Es trágica su muerte y al mismo tiempo, consecuencia de una vida congruente, de mucha valentía y de mucho compromiso”, manifiesta. Enuncia que la situación en la Sierra Tarahumara ha empeorado en los últimos 30 años, con un aumento de la descomposición del tejido social y la influencia del narcotráfico. Moreno Medrano expresa su tristeza al ver cómo muchos de sus antiguos alumnos quedaron atrapados en el círculo de la violencia, aunque algunos pocos lograron escapar de ese destino.

También reflexiona sobre el impacto de los modelos de vida capitalistas y consumistas, que han influido negativamente en las comunidades indígenas y rurales, las cuales han visto en la cultura del narcotráfico un estilo de vida lujoso y peligroso, que ha alejado a los jóvenes de los valores más humanos y comunitarios.

La educación, crucial en la reconstrucción del tejido social

La educación, enfatiza la directora del INIDE, tiene un papel crucial en la reconstrucción del tejido social, pero no puede lograrlo sola, pues es necesario un esfuerzo conjunto de todos los sectores sociales para crear un nuevo pacto social que fomente la paz y el diálogo, y que recupere los espacios públicos para la convivencia comunitaria.

En este sentido, la Dra. Moreno Medrano celebra las iniciativas como la Agenda Balance, que buscan fortalecer la educación y los derechos humanos, y destaca la importancia de escuchar a las víctimas y trabajar junto a las comunidades más afectadas por la violencia desatada por grupos delincuenciales.

“Tenemos que hacer un nuevo pacto social donde la violencia no esté permitida, donde el diálogo sea nuestra primera impronta ante un conflicto en donde el tipo de actividades que nos unan sean comunitarias, recreativas, de compartir espacios y no de competir. Hacia allá es a donde tenemos que ir caminando en términos de reconstrucción del tejido social”, propone.

Para que exista un cambio, puntualiza, la política tiene que ser clara, contundente y haciendo un fuerte esfuerzo por transparentar los procesos, atender primordialmente a las víctimas y velar por la justicia y la verdad, pues hay temas pendientes que poco a poco deben dar certeza a un Estado de derecho.

Texto: Luis Reyes. Fotos: Jesuitas México

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