Los 43 de Ayotzinapa podrían volverse mártires estudiantiles: académica
Los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, tienen la posibilidad de convertirse en mártires, debido a la conmoción social que generó el caso, consideró la doctora Marisol López Menéndez, académica e investigadora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
La desaparición de los normalistas, que también provocó un enfrentamiento con el statu quo por parte de las organizaciones de la sociedad civil, los organismos internacionales de derechos humanos y los ciudadanos de a pie, podría quedar inscrita dentro de una ‘tradición martirial’ bastante fuerte, la estudiantil, precisó López, coordinadora de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública.
No obstante, en México hay casos de martirios estudiantiles que tienden a ser minimizados y olvidados, el de los 43 está tomando crecientemente la narrativa de martirio, por su enorme y probada capacidad de movilización. De hecho, la instalación de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa “prueba la importancia que el caso ha tenido no sólo a nivel mediático, sino en términos de la vida nacional”.
El martirio
La docente explicó que el martirio inició como un fenómeno propiamente religioso, que después, en la modernidad, trascendió a las esferas de la política, la sociedad y la cultura, que se “empaparon” de las formas narrativas del martirio. Entonces de pronto surgieron, en el mundo laico y secular, cantidad de narrativas con características de martirio, pero que no tienen nada que ver con la religión.
Un ejemplo de estos ‘martirios seculares’ es Ernesto Guevara, sobre quien se ha construido toda una narrativa martirial a propósito de su muerte, que ha sido muy aprovechada por el Estado cubano para darle al ‘Che’ el estatus de mártir por la Revolución.
En esa óptica de perspectiva socio-histórica, el martirio se puede definir como una matriz sociocultural de sentido que permite asignar una razón a la muerte de una persona y adscribirla a una causa social o política. Desde ese mismo punto de vista, los fenómenos martiriales se dan en contextos de movilización social y de cohesión social, derivados de la existencia de problemas.
A eso, López Menéndez lo llama “demanda martirial”, es decir, que las propias formaciones sociopolíticas, que pueden estar organizadas como movimientos, requieren de mártires; porque el martirio logra cohesionar. “Cuando encontramos una muerte por una causa, lo que esta muerte lograr es cohesionar y movilizar; entonces los martirios siempre suelen venir bien en momentos en donde las organizaciones o los movimientos sociales tienden a disgregarse”.
Opositores al statu quo
Una de las grandes características del mártir es estar siempre en confrontación con el statu quo, con el Estado; “por eso podemos encontrar figuras martiriales en las luchas por la tierra, por la defensa del medioambiente, por la defensa de territorios comunes, por los derechos humanos, en las luchas estudiantiles e incluso en las luchas guerrilleras, como las de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, que en el modo en que se han recuperado y recuerdan sus vidas tienen rasgos martiriales”.
Las causas que se supone defendió en vida el mártir también pueden cambiar al paso de tiempo. Ese es el caso de Miguel Agustín Pro Juárez, S. J., cuya figura martirial ha ido resignificando la Compañía de Jesús, pues en los años de 1920, los de la Guerra Cristera, el Padre Pro era un mártir por la libertad religiosa; y en la década de los 90 se le vio como un mártir por los derechos humanos.
Y como ahora la Compañía está interesada en resignificar las vocaciones sacerdotales, la Parroquia de la Sagrada Familia, donde el Padre Pro trabajó hasta antes de su muerte, convierte a Miguel Agustín en un sacerdote alegre, cercano a la gente; cambios en la narrativa martirial que hacen sentido a la comunidad interesada en este mártir.
En contraparte, el Estado suele ver como enemiga a la figura del mártir -no el mártir mismo-, la que se construye después de la muerte de la persona y que tiende a movilizar a sectores sociales que son antagónicos a los poderes fácticos. “Eso es una complicación, especialmente porque el mártir está muerto, y no se puede hacer nada contra él”. Por eso el Estado generalmente trata de minar la credibilidad de la narrativa martirial, el modo en que los seguidores del mártir lo significan y lo resignifican.
Imagen y martirio
Una de las cosas que permiten recordar a los mártires son sus imágenes. De hecho, la palabra ‘martirio’ originalmente significa testimonio. Un testimonio que tiene dos sentidos: como testimonio de fe, y como testigo; este último en el sentido de la posibilidad de ver, muy importante para la construcción de una narrativa del martirio, porque cuando la muerte es vista el seguidor del mártir genera empatía con el muerto.
De los mártires modernos siempre hay representaciones iconográficas o fotografías, fotografías que han sido muy importantes, porque permiten a quienes las ven ser testigos de la muerte del mártir, filiarse con su sufrimiento y tomar partido por él.
“Esto es muy importante y por eso la mayor parte de las narrativas de martirio se construyen a partir de la figura inerte del mártir, de la figura de la persona muerta y de las señales de violencia sobre su cuerpo”.
Como ejemplo iconográfico, la Dra. López Menéndez nuevamente usa la figura del P. Pro, a quien después de acusarlo del intento de asesinato de Álvaro Obregón manda a fusilar el Presidente Plutarco Elías Calles, sin un juicio previo. Calles convoca a la prensa para cubrir el fusilamiento, y su gobierno promueve las fotografías, publicadas en los periódicos al día siguiente, con el fin de asustar a los sacerdotes.
Pero la cobertura mediática y difusión de las fotos fue “un cálculo bastante equivocado” del Presidente, porque en las imágenes se ve cómo el Padre Pro muere con una enorme dignidad, con los brazos en cruz y el crucifijo en la mano, “y el tiro se le revierte a Calles”; porque la publicación de las fotos, y el fusilamiento mismo, generan una respuesta brutal del catolicismo global, no sólo del catolicismo mexicano.
Mártires seculares en México
Ya que el martirio prevalece más de lo que se cree en las teorías sociológicas y políticas occidentales, en donde la religión está completamente separada de los fenómenos sociopolíticos, la doctora se ha dado a estudiar este tema.
Para tal efecto, la académica de la IBERO realiza la investigación ‘Seremos semilla: mártires seculares en México’, en donde analiza cinco casos mexicanos: Los Mártires de León, el primer caso de muertes identificadas con problemas electorales en México; Los Mártires Nicolaitas, que eran estudiantes de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, en Morelia; el caso de María de la Salud Morales, profesora socialista que fue asesinada en Michoacán; los casos de los profesores normalistas y guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, cuyas historias están muy vinculadas; y el caso del morelense Rubén Jaramillo, quien además de ser guerrillero también era pastor protestante.
Como parte de su proyecto, Marisol López también hará un trabajo comparativo entre las figuras martiriales seculares con las figuras martiriales del culto católico, y las figuras martiriales de México con las de otros países de América Latina. Todos esos comparativos los llevará a cabo con el fin de identificar distintos contextos, distintas formas de cohesión social y formas en donde el duelo se transforma en una movilización contra el statu quo.
Texto y foto: PEDRO RENDÓN/ICM
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