México, segmentado hasta en las aspiraciones de su población
Además de ser uno de los países del mundo con mayor desigualdad económica, México también tiene una sociedad segmentada en cuanto a sus aspiraciones salariales y educativas, que resultan menores entre las personas más desventajadas, dijo el Dr. Isidro Soloaga, académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Las causas de que una persona posea bajos niveles de escolaridad e ingresos pueden estar en que creció en un ambiente en el que muchos factores que están fuera de su control, como la baja escolaridad de sus tutores y el bajo nivel socioeconómico del hogar, limitaron su capacidad de aspirar a cosas más grandes.
Esto último fue confirmado por la investigación ‘Aspiraciones, rasgos de personalidad y geografía’, un trabajo representativo de todo México --que consideró todas las zonas urbanas del país con más de 100 mil habitantes-, elaborado por el Dr. Soloaga y la Mtra. Alejandra Villegas Gutiérrez, profesor y técnica académica del Departamento de Economía de la IBERO; y el Dr. Raymundo Campos Vázquez, docente de El Colegio de México (Colmex).
En el proyecto, presentado por Soloaga en el ciclo de seminarios ‘Desigualdad, movilidad social y equidad’ --organizado por el Departamento de Economía y el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la IBERO, conjuntamente con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias--, se examinó cómo las características de la persona, su entorno familiar y su entorno geográfico influyen en la formación de aspiraciones en términos de ingresos futuros y de logros educativos.
La importancia de estudiar las aspiraciones radica en que éstas llevan a la gente a esforzarse en alcanzarlas. “Pero la importancia de ese esfuerzo individual creo que está sobrevalorada en nuestra sociedad, porque hay un montón de variables sobre las cuáles tú no tienes control y que influyen en cómo va a ser tu vida, más allá del esfuerzo que hagas”, aclaró Soloaga, quien agregó que la capacidad de aspirar no es innata, toda vez que se construye en un ambiente socioeconómico; por eso, el contexto es fundamental para generar las aspiraciones.
Al referir el estado del arte, el profesor mencionó que en ‘Efecto del vecindario sobre escolaridad, trabajos e ingreso’ (Kintrea, Chetty y Hendren) se mostró que niñas y niños menores de 12 años que se mudaron de una zona pobre y con violencia a una con mejores indicadores, enseguida lograban el estándar de escolaridad e ingreso de quienes ya vivían en ese barrio, cosa que no ocurría con las personas que se mudaron a edades mayores.
Carlos Chiapa, del Colmex, encontró que las y los infantes beneficiarios de transferencias monetarias condicionadas, como ‘Progresa’, aumentaron sus aspiraciones escolares por el sólo hecho de conversar con médicos y enfermeras que participaban en este programa.
Y diversos estudios muestran que cuando padres y madres tienen más aspiraciones para sus descendientes, mayores logros tienen éstos en distintas dimensiones; éxitos que se incrementan si el hogar dedica recursos y esfuerzos para desarrollar esas aspiraciones --lo que se denomina inversión en capital humano.
En la literatura del premio Nobel de Economía Amartya Sen se habla mucho de agencia, que es la capacidad de forjarse metas y de poder actuar para lograrlas. “Por eso es importante estudiar las aspiraciones, porque la parte de esfuerzo, o agencia, es clave para elegir alternativas de vida que valoramos”, resaltó el doctor Isidro.
Aspiraciones, rasgos de personalidad y geografía
Debido a que las aspiraciones tienen una gran influencia en la vida futura --aunque no la determinan--, los investigadores de la IBERO y del Colmex decidieron realizar el proyecto ‘Aspiraciones, rasgos de personalidad y geografía’, que usó como fuentes de datos la ‘Encuesta de Movilidad Social’ (Inegi-Colmex, 2015), las ‘Características del Entorno Urbano’ (Inegi, 2014) e información georreferenciada de escuelas, servicios públicos y fuentes de empleo (GEOLab-IBERO).
La investigación se enfocó en las aspiraciones escolares y de ingreso de niños y jóvenes de 12 a 18 años de edad. Los factores considerados fueron: de la persona, edad, sexo, habilidades cognitivas, habilidades no cognitivas, color de piel y calificaciones escolares; del hogar, nivel socioeconómico -medido por nivel de activos-, escolaridad de padres, madres o tutores, y las aspiraciones que éstos tienen para sus hijos e hijas; y del entorno, calidad de las banquetas, iluminación pública, recolección de la basura, proximidad de los servicios públicos, colegios y centros laborales.
Se encontró, en la persona, que: ser mujer y tener el color de piel más oscuro influyen negativamente en aspirar a mayores niveles de ingreso; y que a mayor escolaridad e inteligencia no cognitiva se tiene un mayor nivel aspirado de ingresos.
En las características del hogar de origen, el hecho de que los tutores quieran un nivel de posgraduado para su descendencia y un ingreso mayor a los 10 mil pesos mensuales (las aspiraciones de ingreso usadas en el estudio fueron tres: 7 mil pesos, más de 7 mil a 20 mil, y más de 20 mil) afectan la probabilidad de que los y las jóvenes indiquen querer un nivel de ingreso mayor. Del entorno urbano en el que vive la familia, el equipamiento urbano y la disponibilidad de empleos cercanos aumentan la probabilidad de aspirar a un nivel de ingreso superior.
Para contrastar los valores obtenidos, se compararon las aspiraciones de una persona con todas las desventajas posibles, con las de otra perteneciente al extremo de las más favorecidas.
En los extremos, se encuentran estas dos probabilidades. Primera, una mujer, de piel oscura, en el quintil I de activos --el de más bajos recursos--, con escolaridad primaria del tutor, con la esperanza educativa en su casa hacia ella de universidad o menos (son dos categorías: universidad o menos, y posgrado), con la expectativa de ingreso más baja, en el quintil más bajo en el entorno urbano y con la accesibilidad a servicios más baja. Se encontró que sus probabilidades de aspirar a los niveles más bajos de ingresos (menos de 7 mil pesos) son casi del 60%.
Para considerar el otro extremo, si se toman las aspiraciones de un joven, de piel blanca o marrón clara, que vive en un hogar con el más alto nivel de activos y en los entornos urbanos más favorecidos, y cuyos tutores tienen educación universitaria y desean para él los niveles más altos de escolaridad e ingreso, se encontró que 95% de ellos desearán los niveles de ingresos y de escolaridad más altos posibles.
El Dr. Soloaga indicó que estos casos contrastantes de aspiraciones tan disímiles, basadas sólo en factores que están fuera del control de un joven o de una joven, son claros indicadores de la desigualdad de oportunidades existente en nuestra sociedad.
Otros factores importantes que se analizaron en el estudio presentado en la IBERO, son los de la inteligencia cognitiva (capacidad de entender la información que se recibe y de utilizarla para resolver problemas) y no cognitiva (manejo de las emociones y el nivel de perseverancia en la consecución de metas). A mayor nivel de ambas, la juventud tiene mayores aspiraciones de escolaridad.
PEDRO RENDÓN
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