OPINIÓN | Crisis migratoria en las Américas: la situación de personas de Venezuela
Las cifras del Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés), muestran que el número de personas aprehendidas recientemente en la frontera con México ha llegado a cifras récord en 2022, alcanzando un total de 2.3 millones de eventos.
Este número supera en más de 35% la cifra de 1.7 millones observada en el año fiscal 2021. De acuerdo con la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), los grupos que más han crecido en estos flujos son los procedentes de Venezuela, Cuba y Nicaragua, superando a los procedentes de Centroamérica.
Este crecimiento en las aprehensiones fronterizas en el vecino país del norte ha sido calificado como una “crisis migratoria en las Américas”, la cual se atribuye en gran medida a los problemas tanto económicos como políticos que enfrentan los países en los que los gobiernos son de corte dictatorial, en donde sobresale el caso de Venezuela.
Pero, ¿qué explica el aumento inusitado de las personas migrantes de origen venezolano transitando por México con el objetivo de entrar a los Estados Unidos? ¿Cómo influyó este crecimiento en la nueva política migratoria estadounidense dirigida a las personas nacionales de Venezuela? ¿qué efectos tiene esta nueva política en las personas migrantes venezolanas? A continuación, algunas ideas.
En primer lugar, recordemos que Venezuela ha sufrido hiperinflación en los últimos cuatro años, lo que ha reducido de manera importante el exiguo poder de compra de los bolívares. Esta hiperinflación, y la consecuente depreciación de la moneda local, han traído consigo mayores precios de las exportaciones venezolanas, lo que redujo, aún más, la mermada actividad económica.
Esto repercute de manera directa en mayor pobreza y mayor desigualdad, lo que ha obligado a la población venezolana, en cada vez mayores proporciones, a buscar opciones de vida fuera de sus fronteras. A la crisis económica se suma la crisis política que genera un gobierno autocrático y ligado con los grupos criminales del continente.
En el pasado reciente, la población migrante de origen venezolano buscó ingresar sobre todo en los países vecinos en el sur del continente. Así, Colombia, Perú, Chile, Brasil y Ecuador se convirtieron en los principales lugares de destino de los crecientes flujos migratorios venezolanos (se estima que en estos países hay alrededor de cinco millones de personas de origen venezolano).
Sin embargo, y ante el fenómeno de la creciente migración, estos países han endurecido su política migratoria, exigiendo visas a la población venezolana que quiera viajar a sus territorios. En estos países, y sobre todo en Colombia y Perú, se incrementaron las expresiones xenófobas y racistas en contra de esta población, lo que ha desincentivado la llegada de personas venezolanas a estos países.
Finalmente, la crisis económica en América Latina, asociada a la pandemia de coronavirus, ha hecho menos atractivos los destinos en el sur, lo que explica el mayor interés por migrar a los Estados Unidos.
En respuesta a esta situación, el pasado 12 de octubre, Estados Unidos anunció nuevas medidas migratorias para enfrentar el creciente flujo de venezolanos y venezolanas que, por aire y tierra, están llegado a su territorio en busca de mejores oportunidades para ellos/as y sus hijos. Recordemos que el 8 de noviembre próximo son las elecciones intermedias en territorio estadounidense, y que el Presidente Biden ha sido fuertemente cuestionado por la oposición republicana precisamente por su “mal manejo” de los temas migratorios.
En este contexto, la actual administración demócrata se ha visto forzada a mandar señales al electorado de que algo se está haciendo para paliar la crisis migratoria que la Unión Americana está enfrentando.
Este cambio de política hacia los flujos migratorios de origen venezolano incluyó el regreso a México de todas las personas nacionales de Venezuela que llegaran por tierra a la frontera, y el ofrecimiento de 24 mil visas a aquellas personas de origen venezolano que lleguen a la Unión Americana por aire (algo similar a lo que se ofreció a personas nacionales de Ucrania).
Esta política ha causado que un número indeterminado de personas de origen venezolano se queden varadas en territorio mexicano, a la espera de una oportunidad para cruzar la frontera norte de México. Estas personas están en situación de calle en las ciudades fronterizas de México, esperando en un campamento o en algún albergue saturado, y sufriendo hambre y frío mientras las autoridades estadounidenses voltean hacia otro lado para no hacerse cargo de grupos ingentes de personas que han sufrido lo indecible para llegar hasta la frontera norte de México.
Sin duda, el éxodo venezolano es un factor clave para explicar la crisis migratoria que se vive en la frontera norte de México y la frontera sur de Estados Unidos. Diversos analistas han señalado que la esperanza de un cambio de régimen en Venezuela se está extinguiendo, y que esto es lo que hay detrás de la salida masiva de ese país. Como hemos visto, hay varios factores que explican el flujo creciente de personas migrantes procedentes de Venezuela, pero lo que es claro es que no se vislumbra una solución fácil a esta compleja situación.
La Dra. Liliana Meza González es Coordinadora de la Maestría en Estudios sobre Migración y profesora-investigadora del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana
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