#REFLEXIÓNIBERO: La resistencia civil, vía para defender con la razón

Mar, 28 Feb 2017
Organizan conversatorio “Voces en la distancia. Encuentros en la resistencia. Chiapas, Siria y Sonora”
  • Participantes en el conversatorio sobre resistencias celebrado en la IBERO (Jorge Tovalín/IBERO)
  • Essan Hassan, estudiante de la IBERO de origen sirio (Jorge Tovalín/IBERO).
  • Mario Luna, integrante y vocero del pueblo yaqui (Jorge Tovalín/IBERO).
  • Junto a Mario Luna, Juan Diego Gómez Hernández, integrante del movimiento chiapaneco Modevite (Jorge Tovalín/IBERO).

La resistencia social encarna lo más humano de los individuos: la pertenencia a una comunidad, a un espacio, a las creencias y a ser y determinarse por convicción, afirmaron los asistentes al conversatorio “Voces en la distancia. Encuentros en la resistencia. Chiapas, Siria y Sonora”, organizado en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Frente a las arbitrariedades, la corrupción el despotismo y la ilegalidad, los pueblos tienen la oportunidad de enfrentarse a sus miedos para hacer respetar sus ideales. La mayoría de las veces se criminaliza a la resistencia, pero es parte de la desobediencia civil que se transforma en diálogo, estrategias y en propuestas políticas.

De ahí el caso de Juan Diego Gómez Hernández, un indígena chiapaneco que forma parte del Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (Modevite), que congrega a etnias de 11 municipios de la entidad, y cuyo interés es la protección de los recursos naturales y de la “Madre Tierra” frente a la depredación de los gobiernos y de las compañías transnacionales.

Habló de los métodos que usan las autoridades para dividir a las comunidades, pues, acusó, “creemos que el problema del gobierno es que no entiende nuestras culturas y tradiciones”, de esta forma han trazado carreteras por zonas protegidas o han cortado el suministro de agua para presionarlos.

La forma en la que han resistido a estas medidas son la movilización y apego a sus costumbres, así como a la exigencia a los gobiernos para que ofrezcan talleres de derechos humanos, asambleas, peregrinaciones con fines de denuncia y la vinculación con otros movimientos.

“(Queremos) construir una paz digna, justa” a partir del gobierno comunitario “desde la cultura y la sabiduría de nuestro antepasados” y así construir lo que ellos llaman te slamalil qu’inal: la armonía comunitaria.

Por su parte, Mario Luna, un integrante del pueblo yaqui, en Sonora, aseguró que su lucha es ancestral, pues su comunidad ha estado asentada en esa parte del norte del país desde hace más de dos mil años. Su lucha es por “conversarse”, pues deja claro que cuando las autoridades les piden convertirse en mexicanos, también les están solicitando dejar de ser yaquis.

“El objetivo de mantenernos como tribu yaqui antes que mexicanos nos garantiza sobrevivir en este caos y tener una razón de nuestra existencia”, expresó ante los asistentes a esta charla en el Auditorio Crescencio Ballesteros de la IBERO.

Comentó que su pueblo ha sido sometido a métodos de exterminio para mermar al número de integrantes de la comunidad; a control mental para intentar someterlos a una sola visión de prosperidad; a la introducción de enfermedades y a la apropiación de terrenos para megaproyectos, cuya característica es ampararse como obras para beneficios de todos.

Sin embargo, la lucha actual que enfrentaron es por el agua del río Yaqui, pues es la fuente primordial para mantener la vida en ese territorio. Fue por ello que en 2014, Mario fue encarcelado como vocero del movimiento de resistencia por oponerse a un Acueducto Independencia que desviaba agua hacia Hermosillo, capital de la entidad.

“Puede ser que no todos tengamos la razón, puede ser que la resistencia no sea la adecuada, pero esto no se alcanza si no hay diálogo (acuerdos sobre los megaproyectos), si no hay interacción, si nada más hay choques y golpes”, comentó. Ante esta situación, se han movilizado, han tomado carreteras y actuado por la vía legal a través de denuncias y amparos, todo con el fin de proteger su identidad.

Essa Hassan, de origen sirio y quien estudia en la Universidad Iberoamericana, señaló que su resistencia primero fue contra la violencia, al no decidir participar en la guerra civil que sacude a su país. Después, a toda estructura del mundo y cómo la construyen los gobiernos a partir, por ejemplo, de los pasaportes, que se convierten en métodos de estigmatización en el resto del orbe.

Finalmente, se dio cuenta que la mejor manera de resistir a todos los males es “siendo lo que es” y demostrarlo, pues aunque no esté en su país, siempre será sirio.

El conversatorio fue organizado por la Dirección General del Medio Universitario a través del Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas, en colaboración con el Proyecto Habesha.

Ivan Cabrera

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