Tarea de la universidad, seguir reflexionando sobre la fe: Rector

Mié, 1 Nov 2017
Realizan oración ecuménica en la IBERO por los 500 años de la Reforma Protestante de Martín Lutero
  • De izquierda a derecha: Lic. Sergio Casas, coordinador del Consejo Ecuménico de México; Dr. José Ramón Alcántara, representante de la comunidad luterana; el reverendo Efrén Velázquez Gutiérrez y la madre Sally Sue Hernández, de la Oficialía de Relaciones Ecuménicas e Interreligiosas de la Iglesia Anglicana de México; y el Mtro. David Fernández Dávalos, Rector de la IBERO (Iván Cabrera/IBERO).
  • La oración ecuménica se llevó a cabo en la Explanada central de la Universidad (Iván Cabrera/IBERO).
  • El Mtro. David Fernández Dávalos dijo que desde la universidad se debe seguir reflexionando sobre la fe y su contenido (Iván Cabrera/IBERO).
  • El Dr. José Ramón Alcántara es académico de la IBERO y representante de la Iglesia luterana (Iván Cabrera/IBERO).
  • Lic. Sergio Casas, del Consejo Ecuménico de México, dijo que los cristianos deben unirse para trabajar en favor de los excluidos y quienes están a las periferias (Iván Cabrera/IBERO).
  • El reverendo Efrén Velázquez Gutiérrez y la madre Sally Sue Hernández, de la Iglesia anglicana (Iván Cabrera/IBERO).
  • Los representantes religiosos encendieron cirios, al cierre de la oración ecuménica (Iván Cabrera/IBERO).
  • El coro de la Capilla universitaria participó con cantos estilo Taizé (Iván Cabrera/IBERO).
  • Bendición a los asistentes al cierre de los 500 años de Reforma protestante (Iván Cabrera/IBERO).

En el marco del cierre de los 500 años de la Reforma Protestante, promovida por Martín Lutero, la Universidad Iberoamericana Ciudad de México organizó una oración ecuménica por la unidad de los cristianos.

“La Reforma Protestante fue un antecedente directo de la Ilustración, de la reivindicación humana y de la subjetividad frente a los poderes totalitarios y opresivos de la época”, afirmó el Rector de la IBERO, Mtro. David Fernández Dávalos.

El 31 de octubre de 1517, Lutero clavó las 95 tesis que cuestionaban el poder y eficacia de las indulgencias en la parroquia del Palacio de Wittenberg, en Alemania, una etapa decisiva en la historia de la Iglesia.

“Lutero es un hombre decisivo para la historia de la humanidad y un genio religioso a la altura de Santo Tomás de Aquino, de San Agustín”, dijo el maestro Fernández Dávalos, quien reconoció en este clérigo alemán a un universitario comprometido con su tiempo.

“Como universitario que era reflexionaba sobre la fe y se preguntaba cosas. Me parece que una de las tareas de la universidad es seguirnos preguntando por la fe y por su contenido”, explicó el Padre durante su participación en esta ceremonia de clausura.

Frente a representantes de las iglesias luterana y anglicana, así como a representantes del Consejo Ecuménico de México, llamó a poner delante la presencia salvífica de Jesús en la historia, pues los une la convicción profunda de su filiación y sacerdocio común.

“Nos une la lectura histórica de Jesús de Nazaret y la fe en él como hijo de Dios y redentor de la humanidad. Más recientemente, comulgamos con la preocupación por los pobres y los excluidos, y la necesidad de la presencia salvífica de Dios entre nosotros”.

Por su parte, el Dr. José Ramón Alcántara, representante de la comunidad luterana y académico de la IBERO, expresó que Lutero, junto con otros santos, llenan la historia de la Iglesia y acompañan nuestra “memoria y en nuestro recordatorio de que Dios es uno, pero que está manifestado en una gran diversidad de personas”.

El Lic. Sergio Casas, coordinador del Consejo Ecuménico de México, celebró que estuvieran reunidos representantes de diferentes líneas de pensamiento religioso, “si esta no es una indicación de cómo hemos avanzado en el diálogo ecuménico, nada lo es”.

Durante su discurso, retomó frases de Martín Lutero, San Ignacio y el Papa Francisco, en un ejercicio para demostrar que su fe y pensamientos “pueden combinarse con suma facilidad para tratar de entregar un mensaje de misericordia, amor y ecumenismo”.

El mundo en que vivimos, agregó, exige de nosotros un testimonio común, de la dignidad donada por Dios a cada ser humano, y la promoción eficaz de las condiciones culturales, sociales y legales que permiten a las personas y a las comunidades crecer en libertad.

“En la fidelidad al Evangelio y en respuestas a las necesidades del presente, estamos llamados a ir al encuentro de aquellos que están en las periferias existenciales de nuestras sociedades y mostrar especialidad solidaridad con nuestros hermanos más vulnerables”.

Sergio Casas dijo que para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. “Nosotros no somos responsables de lo que decimos sino también de lo que no decimos. Debemos poner todos los medios como si todo dependiese de uno, pero confiando en Dios porque todo depende de Él”.

Dijo que la paz y la gracia son dones que deben ser entregados al mundo. Para ello, es necesario que los cristianos trabajen juntos, pero sin proyectos artificiales de unión, “sino por el desarrollo gradual de opiniones con la operación del principio voluntario”.

“La unidad de la Iglesia es ciertamente un don divino, que no debe darse por sentado. Se debe luchar por ella y salvaguardarse con entusiasmo. Los cristianos verdaderamente ecuménicos no son aquellos que devalúan las diferencias sino son precisamente aquellos otros que dentro de su respectiva iglesia son muy concretamente Iglesia”, concluyó.

El reverendo Efrén Velázquez Gutiérrez y la madre Sally Sue Hernández, de la Oficialía de Relaciones Ecuménicas e Interreligiosas de la Iglesia Anglicana de México, ofrecieron una ceremonia eucarística para todos los asistentes

Durante el evento participó el coro de la Capilla universitaria, que intervino con cantos estilo Taizé. 

'Los 500 años de la Reforma Protestante, ayer y hoy' fue organizado por los departamentos de Historia, Ciencias Religiosas, Letras, Ciencias Sociales y Políticas, Programa de Fe y Cultura, la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero (BFXC), la Dirección de Servicios para la Formación Integral y el Centro Universitario Ignaciano.

Iván Cabrera

 

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