A treinta años del TLC, revisemos algunos de sus legados, retos y tareas pendientes

Vie, 29 Dic 2023
Antes del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, México estaba básicamente cerrado a los mercados de importación, explica la Dra. Gabriela Luna, Académica de la IBERO Ciudad de México
Aunque varias empresas nacionales quebraron ante la competencia, hubo otros sectores beneficiados, como el automotriz
  • El TLC permite que las familias mexicanas tengan acceso a gran cantidad de bienes. (Foto: auren.com)

Por: Dra. Gabriela Andrea Luna Ruiz, Académica del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana 

Estamos en vísperas de conmemorar tres décadas de la existencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) con América del Norte y quizá es un buen momento para hacer una evaluación general. A fin de entender en qué contexto histórico surge el TLC, recordar que a finales de los 70 México venía de quinquenios de exitoso crecimiento, debido a aquella etapa económica tan exitosa para el país llamada “El milagro mexicano”. 

A lo largo de este periodo, la mayor parte de la industria mexicana creció en “condiciones de invernadero”, estaba muy protegida con políticas industriales dirigidas a su crecimiento y básicamente estaban cerrados los mercados a la importación. De tal manera que la industria mexicana se desarrolló, pero en condiciones no naturales de competencia durante el periodo del “Crecimiento hacia dentro”. Tras la crisis que enfrentó el país a principios de los 80, se tuvo que declarar una moratoria en el pago de servicio de deuda, lo que comprometía la viabilidad financiera nacional. 

En ese momento, para que México pudiera ser sujeto de nuevos créditos y refinanciamiento, aceptó ingresar al GATT (Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio) en 1986, siendo éste el antecedente de la Organización Mundial de Comercio, con el que se procuraba abrir los mercados y crear brindar certidumbre a las operaciones de comercio exterior de las empresas mexicanas, es decir, entrar en acuerdos regionales que impulsaban el comercio mundial con un árbitro imparcial para los potenciales conflictos asociados a la globalización. 

El ingreso de México a los mercados internacionales hizo que los sectores en las industrias especialmente protegidas por la política industrial se vieran afectadas y al entrar en competencia con empresas competitivas habituadas a los mercados globalizados, que ofrecían mejores precios y calidad, un grupo muy importante de empresas nacionales dejaron de existir.  

Algunos de los sectores más afectados por el TLC fueron el sector textil y del vestido (éste último desplazado por competidores chinos). Mención especial para la industria juguetera, hoy basta recordar que, para muchas niñas a principios de los ochenta, mientras se tenía únicamente acceso a muñecas Bárbara Lily Ledy®, cuando se abrió a la competencia pudimos conocer a Barbie de Mattel®; la diferencia era notoria en la calidad mientras que el precio no era tan diferente, y así en muchos más juguetes. La industria chocolatera también se vio fuertemente afectada, sin embargo, quizás no fue por calidad, pero sí por el mal gusto del público mexicano que prefirió consumir chocolates ricos en grasa de cacao en vez de chocolates de cacao con excelente calidad, como los que ofrecía la empresa La Cubana®, por poner un ejemplo. 

Hay análisis que reportan que la entrada al TLC fue catastrófica para el sector industrial en particular, reduciéndose a cerca del 10% las empresas mexicanas con capacidad de exportar después del 93, principalmente por la entrada de compañías estadounidenses. Y con el reconocimiento de que hubo una falta de astucia por parte del empresariado para adaptar procesos, modernizar la oferta y diversificar productos, entre algunos otros factores lo que implicó el quiebre de muchas empresas, al no tener una noción de cómo generar alianzas y desarrollar nuevos productos de acuerdo a los tiempos. 

Pero no todo fueron pérdidas, también se beneficiaron a algunos sectores, como el sector automotriz. Entre los ganadores con la apertura también podemos encontrar al sector de los cosméticos y de los tintes de cabello provenientes del exterior, que no pudieron nunca penetrar en el mercado nacional por las diferencias de gustos nacionales.  

Se ha discutido que el TLC no ha sido el detonante esperado en cuanto a expandir la producción a nuevos productos, más bien ha crecido la exportación alrededor de los productos que ya se tenían consolidados y, en general, se exporta hacia los mismos mercados. Sin embargo, las exportaciones de México hacia Estados Unidos son principalmente de bienes de consumo duradero y de capital, con contenido tecnológico, y la balanza comercial es positiva. 

Actualmente se presentan diversas condiciones que pueden neutralizar los efectos positivos de los tratados de libre comercio, como tener una moneda apreciada que entorpece las exportaciones al dejar sin ventaja a la producción doméstica y vuelve menos competitivos los bienes exportados, limitando el crecimiento del PIB. Otras circunstancias que impiden que el TLC cumpla con las expectativas son: sobrecostos de insumos internos asociados a poca competencia en los mercados, fallas de mercado, o bien, a ruptura de cadenas productivas. 

La tarea pendiente es que el beneficio del TLC llegue a mayor parte de la población y no sólo a quienes están insertos como empleados o como empresarios en las industrias exportadoras, sino que se fortalezcan e integren las cadenas productivas. Y el mayor reto es que se consiga la convergencia entre los salarios de los trabajadores en los tres países, pues un trabajador mexicano en la industria automotriz gana al día lo que en EUA ganan en una hora, es claro que en el corto plazo no se logrará reducir esta brecha salarial. 

¿Y el balance del consumidor mexicano promedio? Sin duda, el TLC permite que las familias mexicanas tengan acceso a gran cantidad de bienes que antes sólo se conseguían en el extranjero o zonas francas1; en las tiendas de autoservicio se puede ver anaqueles con gran variedad y cantidad de marcas tanto nacionales como extranjeras, equivalente a los que se encuentra en tiendas de países desarrollados. Este es uno de los grandes beneficios del comercio internacional

Referencias: 

Alarco Tosoni, Germán. Tratados de libre comercio, crecimiento y producto potencial en Chile, México y Perú. Revista Economía UNAM Vol. 14. Núm. 42. (Septiembre - Diciembre 2017). https://www.elsevier.es/es-revista-economia-unam-115-articulo-tratados-libre-comercio-crecimiento-producto-S1665952X17300324  

Dingemans, Alfonso y Ross, César. Los acuerdos de libre comercio en América Latina desde 1990: una evaluación de la diversificación de exportaciones. Revista CEPAL. 2012-12. https://hdl.handle.net/11362/11558  

Rodríguez Abreu, Mauricio y Sánchez Peña, Landy. El futuro del trabajo automotriz en México. Apuntes para la equidad. Número 1 - Marzo 2017. El Colegio de México. https://trades.colmex.mx/apunte/el-futuro-del-trabajo-automotriz-en-mexico  

1 Zonas que tienen un régimen aduanero especial que los exime de pagar los impuestos o aranceles asociados a la importación y exportación de mercancías. Consultado en: https://www.estrategiaaduanera.mx/que-es-la-zona-franca/  

 

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