El informe Situación de la desaparición de personas en Puebla, elaborado por el Instituto de Derechos Humanos ‘Ignacio Ellacuría’, S. J., de la IBERO Puebla, tiene como objetivo la incidencia social, fue pensado como un ejercicio de memoria para los familiares de víctimas de este delito y es una evaluación de las políticas públicas por parte de las autoridades locales.

Este trabajo, presentado en el auditorio Xavier Scheifler de nuestra IBERO CDMX, es un diagnóstico sobre este fenómeno a partir de la labor de las instituciones, pero cuya particularidad es que se centra en las víctimas y sus familiares. De esta forma, el informe además de contener cifras sobre la situación en la entidad, así como un análisis académico, es testimonial.

De acuerdo con cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) del gobierno federal, hasta julio de 2021, en Puebla había 2 mil 882 personas desaparecidas. De esta cifra, el 54% fue de mujeres y el 49% tenía menos de 19 años. Como las estadísticas resultan insuficientes para saber lo que pasa, se decidió hacer una cronología de las desapariciones en Puebla.

Además, se realizó un trabajo de documentación a partir del trabajo de la prensa local, y se revisó el andamiaje legal para determinar los instrumentos internacionales que reconocen la desaparición, las obligaciones del Estado frente a este flagelo y los derechos que tienen las víctimas y sus familiares.

Se explicó que en el contexto mexicano desaparecen tanto los agentes del Estado como los particulares. En este sentido, hay tres actores que se ven vulnerados por este delito: las víctimas, sus familias y la comunidad, lo que genera problemas psicosociales.

Uno de los momentos más difíciles para quienes han perdido a sus familiares es la burocratización del dolor, es decir, la actuación de las autoridades que dificulta el acceso a la justicia a través de estrategias para ocultar los resultados y las carencias para hacer su trabajo: la dilación (retardar el proceso), la simulación (aparentar el hacer) y la sustitución (las y los familiares hacen la labor).

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Redacción IBERO