Uno de los ámbitos más afectados por la pandemia de COVID-19 fue el educativo. Sus implicaciones no sólo afectan a quienes asisten a las escuelas en sus diferentes niveles, sino que el impacto es social. El desarrollo y crecimiento de los países se concreta en las aulas, ya que en ellas se adquieren los conocimientos y las habilidades para enfrentarnos al mundo, y todavía más importante: se construye comunidad, se tejen redes de apoyo y se perfilan soluciones para una realidad pluridimensional.

El documento Educación en un mundo post-COVID: Consideraciones adicionales, redactado por especialistas convocados por la UNESCO, establece que debemos entender que la educación es un bien común global y derecho humano universal, que debe ser financiado y recreado para transformar la educación. En pocas palabras, no podemos regresar a los sistemas de enseñanza-aprendizaje que teníamos antes de la pandemia.

Para tales efectos, hay cinco elementos a tomar en cuenta:

• Educadoras/es como tomadoras de decisiones.
• Estudiantes como agentes activos con derechos.
• Reconocer el valor y especificidad del espacio escolar.
• Abordar los dilemas en torno a la capacidad de la tecnología para servir como igualadora de oportunidades.
• Contenidos educativos para la sostenibilidad de las generaciones más jóvenes.

Lo que nos dice el texto es que la educación debe ser repensada y ubicarse como elemento central para superar la crisis y proponer una nueva forma de ver el mundo, uno más justo, solidario y con una mirada social, aspectos que desde su fundación son esencia de nuestra IBERO, que basa su ser y estar en la pedagogía ignaciana y su modelo educativo.

¿Qué aportamos desde la IBERO?

El modelo educativo jesuita tiene cuatro características principales: es útil (la investigación y la docencia deben estar enfocadas a soluciones); promueve la justicia (cambia al mundo con acciones en beneficio de todas y todos); forma desde el humanismo (desarrollo integral de hombres y mujeres para que sean conscientes, competentes, compasivas y comprometidas); y vive desde la fe (para superar el miedo, confiar en sí mismas/os y trascender para las y los demás).

Sabemos que la realidad es desafiante, pero nuestra propuesta ignaciana permite que las y los alumnos puedan alcanzar su realización profesional y personal, y convertirse en agentes de cambio. Para ello, diseñamos programas académicos basados en la colaboración, la comunicación y el intercambio de pensamiento, de tal forma que sean incluyentes y promuevan, desde la multiculturalidad, diferentes formas de combatir los problemas que nos aquejan.

En lo práctico, desde la IBERO aportamos 47 posgrados (31 de ellos en el Sistema Nacional de Posgrados --SNP-- de CONACyT) con pertinencia e incidencia social, con una mirada hacia la internacionalización, la interculturalidad y lo sustentable, siempre pensando en la excelencia humana integral, ya que en esta institución, el conocimiento académico y las actividades para el desarrollo del ser (cultural, deportes y ciencia) son igual de importantes.

Sabemos que la pandemia modificó la forma de dar clases. Pasamos de la presencialidad en las aulas y laboratorios a formatos que se apoyaron en la tecnología para no detener los procesos educativos. Sin embargo, sabemos que la socialización e interacción son importantes, que la vida en comunidad se aprende y encuentra en la escuela, y nos da solidez como personas, ayuda a la experimentación en grupo y a lograr acuerdos en las dificultades y, con ello, alcanzar la armonía y la felicidad.

La tecnología ha dado un impulso a la educación; un ejemplo es el eTwinning (iniciativa que fomenta la colaboración en Europa, utilizando las tecnologías de la información y la comunicación), pero buscamos que ésta sea una herramienta y no una forma de vivir. Por esta razón, apostamos a recuperar las formas de convivir, de socializar y de aprender, para así formarnos en ciudadanía, democracia, valores, respeto, ética del cuidado y construcción de paz. Esa es la función de la presencialidad.

Como lo refiere la UNESCO: “Una de las principales razones de la existencia de la escuela es que, además de ser una referencia insustituible de integración cultural, social y cívica, también es el principal medio por  el cual las generaciones más jóvenes adquieren habilidades y conocimientos que contribuyen a abrir puertas a verdaderas oportunidades de desarrollo colectivo e individual”.

En verdad tenemos que hablarte sobre lo que hacemos, cómo lo llevamos a cabo, la infraestructura con la que contamos y cómo podemos aportar a tu vida personal y profesional. Si quieres conocer más, te invitamos el 8 de noviembre a conectarnos para hablar sobre tendencia, innovación, tecnología e investigación en la educación, y mostrarte nuestra propuesta con visión y formación integral Posgrados IBERO 360º.

Durante esta jornada, te daremos a conocer los 47 posgrados que ofrecemos (tres de ellos lanzados recientemente: las maestrías en Psicología Clínica y en Seguridad Ciudadana y Acceso a la Justicia, así como el Doctorado Interinstitucional en Derechos Humanos). Además, hablaremos sobre los servicios, y tendremos talleres, mesas de discusión y conferencias. ¡En la IBERO, apoyamos el desarrollo de México y el mundo a través de la educación!

Dato

El evento virtual se llevará a cabo el 8 de noviembre, de las 8:00 a las 20:00 horas.

Para participar en Expo IBERO Posgrados 2022, regístrate dando clic en el enlace o leyendo el código QR:

Conoce la oferta de los Posgrados IBERO.

Iván Cabrera