Cambio climático y estrés hídrico: ¿por qué nos debe preocupar tanto calor?
La Mtra. María Zorrilla Ramos ya nos ha explicado que el cambio climático de los últimos 170 años ha representado un abrupto incremento en la temperatura promedio del planeta a causa principalmente de las actividades humanas. La propia ONU ya prevé que los próximos cinco años serán los más calurosos desde que se tiene registro, y que se podría llegar a 1.5°C por encima del promedio preindustrial. ¿Cuál es el problema con un poco más de calor? ¿Debería preocuparnos el sudar un poco más?
La Mtra. Zorrilla Ramos dice en entrevista que la respuesta es un contundente sí. A pesar de que la humanidad nunca antes ha experimentado cambios tan drásticos en la temperatura promedio, sabemos que cuando el clima ha cambiado a esa escala en el pasado, los impactos en la vida del planeta han sido tremendos, por ello “sabemos por dónde van las consecuencias, lo que no sabemos es cuál va a ser su magnitud”.
Antes, hasta hace unos diez años, advierte la también coordinadora de la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental de nuestra Ibero, cuando se hacían los escenarios climáticos a futuro, se planteaban para 2100, 2080. “Ahora la pregunta es qué tan rápido vamos a llegar a los 1.5°C; parece ser que está siendo más pronto de lo que pensábamos”.
Consecuencias para la calidad de vida
Hay tres categorías fundamentales que tienen que ver con el cambio climático, explica la Mtra. Zorrilla: cambio de la temperatura promedio, cambio en la precipitación y aumento en el nivel medio del mar, y de las tres se empiezan a ver consecuencias en el día a día que “impactan en la calidad de vida de las personas, los animales y las plantas”, dado que todas las especies dependemos de un equilibrio entre temperatura y precipitación, y estamos adaptadas y adaptados. “Los equilibrios de la naturaleza, que se han formado en miles o millones de años, empiezan a desestructurarse”.
Los pequeños cambios en la temperatura promedio están haciendo que haya áreas del planeta que se van calentando más, “se ha empezado a calentar mucho más la parte norte del globo y algunas zonas en otras regiones”. Con 1.5°C más en el promedio, algunas regiones se calentarán hasta 4 o 5°C en temperatura promedio. México es una de las regiones que tiende a calentarse más, señaló la académica, de acuerdo con proyecciones del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés).
Va a haber un aumento de precipitación en algunas zonas pero en otras va a haber una disminución. Para ser exacta, nos dice la maestra, “en México va a haber más temperatura y menos precipitación, lo que quiere decir que habrá más estrés hídrico en todos los sentidos”. Habrá cambios en términos de productividad de los alimentos, especialmente por la temporada de siembra de temporal, que depende de las fechas de las lluvias.
Los ciclos de reproducción de las especies también dependen mucho de la temperatura y del agua. Entonces, nos explica, hay un impacto en la diversidad en las especies de flora y de fauna, que no conocemos, pero sabemos que el ritmo de adaptación que puedan tener al cambio climático no va a responder a las necesidades que nosotros tenemos como seres humanos, para alimentarnos y para todos los servicios ecosistémicos que nos da la naturaleza.
Con el fuerte incremento en la temperatura del norte del planeta y el consecuente derretimiento de los casquetes polares, el nivel medio del mar está subiendo, por lo que se prevé que las líneas de costa se recorran dependiendo de la geografía de cada lugar, indica la especialista. Aquí en México, por ejemplo, “las zonas más bajas están en Tabasco, que es una planicie de inundación que viene de los ríos Grijalva y Usumacinta”. De hecho, agrega, en ese estado hay comunidades que ya necesitan ser reubicadas, y ahí se encuentra El Bosque, la primera comunidad mexicana que ha sido comida por el mar, en imagen de Gustavo Graf, de Greenpeace.
También se está derritiendo el permafrost de Siberia que en periodos anteriores eran pantanos. Así, señala María Zorrilla, en la última década se han generado enormes huecos de varias decenas de metros de diámetro, además de que por su composición pantanosa han liberado a la atmósfera gases de efecto invernadero; ello, sin contar con la variedad de microorganismos del pasado que podrían reactivarse, irrumpiendo en ecosistemas nuevos para ellos.
Presencia de más fenómenos extremos
El cambio climático, profundiza la maestra, no sólo tiene que ver con el cambio en los promedios de temperatura, precipitación y nivel del mar, sino también con la presencia de más fenómenos extremos. Las tormentas tropicales a veces se convierten en huracanes y a veces no, explica la Mtra. Zorrilla Ramos. “Para que una tormenta tropical se convierta en huracán, tiene que ver con el grado de severidad, con la energía que tiene”.
Durante las temporadas de tormentas tropicales, que varían en diferentes zonas del mundo, éstas se forman en todo momento, “pero lo que está pasando con el cambio climático es que están llegando a ser huracanes más rápidamente, están creciendo más rápido”. Ahora tenemos más presencia de huracanes de categorías 1, 2, 3 y 4 en la escala Saffir-Simpson (que llega hasta el número 6).
En el caso de las sequías, se puede ver en México que llevamos unos cinco años seguidos en que el sistema Cutzamala no se está llenando por las condiciones de sequedad, destaca la doctora. Y “todas las actividades que tenemos dependen del agua”, advierte. Desde el sector primario: agricultura, ganadería, recursos forestales, pesca y todo lo que tiene que ver con alimentación, hasta el agua para consumo humano, para la salud, para los servicios, para la industria. “Con menos agua va a haber una competencia por los recursos”, lamenta María Zorrilla.
En el caso de la salud humana, la Organización Panamericana de la Salud (OPS, por su sigla en inglés) estima que “en todo el mundo, analizando sólo unos pocos indicadores de salud, ocurrirán 250 mil muertes adicionales por año en las próximas décadas como resultado del cambio climático”. Entre una variada lista de problemas de salud, la OPS también considera lo que ya han advertido académicos y académicas de la IBERO: desplazamientos forzados.
Como hemos visto, si hace algunas décadas se dudaba de la existencia del cambio climático, hoy nos consta que de hecho ya estamos viviendo sus primeras consecuencias, y se vuelve cada vez más urgente buscar soluciones a corto, mediano y largo plazo.
¿Sabías que la IBERO tiene un Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (Centrus) a través del cual busca contribuir a la generación de conocimiento y soluciones tangibles para atender los principales problemas que enfrenta la humanidad en materia de sustentabilidad ambiental?
|
Texto: Yazmín Mendoza
Notas relacionadas:
Las opiniones y puntos de vista vertidos en este comunicado son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten
y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de la Universidad Iberoamericana.
Para mayor información sobre este comunicado llamar a los teléfonos: (55) 59 50 40 00, Ext. 7594, 7759
Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Prol. Paseo de la Reforma 880, edificio F, 1er piso, Col. Lomas de Santa Fe, C.P. 01219