Sistema alimentario produce casi 30% de gases de efecto invernadero
El sistema alimentario mexicano produce 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país --porcentaje casi igual que a nivel mundial--, la mitad de ellas generadas por la agricultura y ganadería, que utilizan el 76% del agua disponible y contribuyen, con el cambio de uso de suelo, a la pérdida de biodiversidad, dijo la Dra. Mishel Unar Munguía, jefa del Departamento de Nutrición Materna, del Niño y del Adolescente del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
En su ponencia ‘Costo e impacto ambiental de dietas saludables y sostenibles para la población mexicana’, que dictó en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México --por invitación del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad, EQUIDE--, mencionó que hay una relación entre el sistema alimentario, el cambio climático, deterioro ambiental, nutrición y salud.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018-19, el 75% de las personas mayores de 20 años presentaban sobrepeso y obesidad; 14% de infantes menores de 5 años tienen desnutrición crónica y baja talla; mientras que la anemia afectaba a casi 29% de los niños y niñas preescolares, a 19% de los escolares, a 45% de las mujeres adolescentes y a casi 35% de las embarazadas.
Datos de la ENSALUD 2016 mostraron que hay un bajo consumo de frutas, verduras, leguminosas y oleaginosas; en leche y derivados lácteos se está más o menos en lo recomendable, aunque hay que reducir el consumo de lácteos endulzados; en aceites y grasas también se está cerca de la recomendación, pero se debe modificar el consumo hacia aceites y grasas saludables; y hay una alta proporción de consumo de calorías discrecionales que provienen de bebidas azucaradas, principalmente refrescos y productos industrializados ultra-procesados.
Es en este contexto que surgieron las dietas saludables y sostenibles, que promueven la salud de la gente, tienen baja presión e impacto ambiental, y son accesibles, asequibles, equitativas y culturalmente aceptables, mencionó Unar.
La Comisión EAT-Lancet recomienda una dieta de referencia saludable, la ‘EAT–Lancet reference diet’, que garantiza la salud humana y planetaria, al contener una diversidad de alimentos de origen vegetal --cereales enteros, leguminosas, oleaginosa, frutas y verduras--; tener grasas insaturadas en lugar de saturadas; tener bajas cantidades de alimentos de origen animal y limitar la cantidad de azúcares añadidos, harinas refinadas y alimentos ultraprocesados. También busca que en al ámbito agropecuario se haga un uso racional del agua, la tierra y los fertilizantes.
Sin embargo, se estima que casi el 40% de la población mundial no puede permitirse una dieta saludable. De hecho, un estudio que modeló el costo de la EAT–Lancet reference diet encontró que ésta no es asequible en la mayoría de los países de ingresos bajos, pero sí lo es en los de ingresos medios y altos. También se halló que las dietas saludables y sostenibles son 22 a 34% más baratas en los países de ingresos medios y altos, pero entre 18 y 29% más caras en los de ingresos bajos.
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Otra investigación, realizada en México, encontró que la EAT–Lancet reference diet cuesta 40% menos que la dieta promedio en la población mexicana, y al hacer la comparación isocalórica con las mismas calorías, resultó ser menos costosa en un 29%.
A partir de esa información el gobierno actualizó sus ‘Guías Alimentarias para la Población Mexicana’. Así pues, en la dieta habitual de las y los adultos mexicanos se requieren en promedio 8 metros cuadrados de tierra para poder producir los alimentos que consume una persona; pero si se adoptan las guías, eso se reduce en un 32% y si se adoptara la EAT–Lancet reference diet se disminuiría en 46%. Con las guías, las emisiones de carbono bajarían 35% y 50% con la EAT–Lancet.
Con relación al gasto, la doctora Mishel comentó que la dieta promedio de los mexicanos costaba 63.4 pesos diarios en 2021 y 71.7 pesos en 2022. Si se cambiaran los patrones de alimentación para seguir las guías, el costo de la dieta del 2021 se reduciría en 25% y más o menos lo mismo con la EAT–Lancet.
Y comparadas, en 2021 y 2022, con el costo de la canasta urbana y rural que estima el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), las dietas saludables y sostenibles están más cerca, incluso un poco debajo del costo de la canasta rural.
Texto y fotos: PEDRO RENDÓN
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