Basura orgánica, desechos que podrían dejar ganancias

Jue, 7 Abr 2016
La Ibero desarrolló un proceso para convertir la basura de la Central de Abasto en combustible y productos químicos
  • Mtra. Lorena Pedraza, encargada del Laboratorio de Bioingeniería de la IBERO.
Por: 
Mtra. Lorena Pedraza Segura, académica del Departamento de Ingeniería y Ciencias Químicas y encargada del Laboratorio de Bioingeniería de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

La Central de Abasto en la Ciudad de México genera unas 780 toneladas de desechos orgánicos de frutas, legumbres, hortalizas y flores; estos podrían aprovecharse convirtiéndolos en distintos tipos de combustible e incluso como materia prima para una biorrefinería.

Sin embargo, para que los residuos puedan ser transformados en productos de valor comercial, es necesario someterlos a diferentes tratamientos como el secado, troceado y otros procedimientos fisicoquímicos y biológicos, dependiendo de lo que se plantee hacer con ellos.

La Universidad Iberoamericana Ciudad de México ha propuesto un proceso para aprovechar los desechos de la Central de Abasto, que va desde la obtención de biocombustibles (etanol) hasta productos de mayor valor comercial, como edulcorantes (xilitol), aromas, ácidos orgánicos, biopelículas, enzimas, etcétera. Este proyecto se concluyó hasta escala piloto y con los datos obtenidos mediante la experimentación se logró evaluar los costos del proceso, al calcular el tamaño del equipo requerido. 

Por ello se sabe que los altos costos del manejo de desechos podrían convertirse en ganancias, si son utilizados como fuentes de energía alternas a las disponibles actualmente y si todos los subproductos se aprovechan como materias primas para su transformación a productos químicos. Durante el desarrollo del proceso se puso especial cuidado en minimizar las corrientes de salida y en reutilizarlas, en la medida de lo posible, para no ocasionar un impacto en el ambiente mayor al de los propios residuos.

La importancia de un proyecto de esta naturaleza está en el hecho de que la acumulación de este tipo de desechos orgánicos produce focos de infección y de propagación de enfermedades, por su fácil descomposición y por favorecer la propagación de la fauna nociva. Incluso pueden provocar contaminación en los alimentos que se comercializan en la Central de Abasto (Ceda).

La instalación de una planta que produzca biogás a partir de los residuos, para dotar de energía a la Central de Abasto, o de una biorrefinería en sus inmediaciones, sería una solución adecuada para su manejo. Si bien la inversión inicial puede ser elevada por el equipo requerido, el beneficio sería doble: obtener energía y otros productos comercializables, y eliminar eficientemente la materia orgánica de desecho. Estos resultados tendrían un impacto social y ambiental que justificaría el gasto.

Además la inversión puede recuperarse en un tiempo relativamente corto, dependiendo de los productos que se obtengan. Por ejemplo, para una biorrefinería con capacidad para procesar 300 toneladas diarias de material, el retorno de la inversión puede lograrse en un periodo de 10 años produciendo etanol y compuestos químicos de alto valor agregado.

Gracias a la biotecnología, los desechos pueden convertirse en nuevos productos que traigan beneficios económicos y de desarrollo a la ciudad, al mismo tiempo que ayudan a proteger el medio ambiente y a prevenir la propagación de enfermedades.

prl/ ah

 

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