IBERO realiza informe sobre personas desaparecidas en Nuevo León

Mar, 22 Oct 2019
Elaborado conjuntamente por el Programa de Derechos Humanos y el colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León
Fue presentado por el Mtro. David Fernández, Rector de la IBERO; Jan Jarab, representante de ONU-DH México; entre otros
  • Leticia Hidalgo y Angélica Orozco, integrantes del FUNDENL.
  • Fotos de las integrantes del colectivo FUNDENL; algunas muestran fotos de sus familiares desaparecidos.
  • Felipe Sánchez Nájera, coordinador del PDH IBERO.
  • Jorge Ruiz Reyes, coordinador del trabajo de investigación ‘Un sentido de vida'.
  • Mtro. David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la IBERO.
  • Jan Jarab, representante en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
  • Presentadores del informe ‘Un sentido de vida: la experiencia de búsqueda de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (2012-2019)’,
  • Leticia Hidalgo Rea, fundadora de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL).
  • Asistentes a la presentación del informe organizado en la IBERO.
  • El informe pone énfasis en las acciones de búsqueda desde la perspectiva de los familiares de personas desaparecidas.

La Universidad Iberoamericana Ciudad de México realizó el informe Un sentido de vida: la experiencia de búsqueda de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (2012-2019), elaborado de manera conjunta por el Programa de Derechos Humanos (PDH IBERO) y por el colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL).

El documento fue dado a conocer en la Universidad en una presentación encabezada por el Mtro. David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la IBERO; Jan Jarab, representante en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH México); Leticia Hidalgo Rea, fundadora de FUNDENL; Felipe Sánchez Nájera y Jorge Ruiz Reyes, coordinador e investigador del PDH IBERO, respectivamente.

Felipe Sánchez dijo que es debido a la necesidad de visibilizar los impactos en la vida diaria de las y los familiares de las personas desaparecidas que se elaboró el informe, mismo que surgió tras la propuesta de colaboración hecha por el FUNDENL al PDH IBERO hace poco más de un año.                 

Esta colaboración persiguió dos objetivos fundamentales. Primero, apoyar al FUNDENL con la sistematización y el análisis de la información sobre fosas clandestinas y personas desaparecidas, que ha recopilado a lo largo de todos estos años. Segundo, elaborar un informe conjunto que diera cuenta de esta experiencia.

El informe pone énfasis en las acciones de búsqueda desde la perspectiva de los familiares de personas desaparecidas. “Bajo esta perspectiva, propusimos un concepto de búsqueda que, en diálogo con las integrantes de FUNDENL, decidimos denominarla búsqueda resignificada”, comentó  Sánchez Nájera, quien destacó que buscar a seres queridos desaparecidos, para quienes deciden asumir esta tarea, “significa deconstruir y reconstruir su propia identidad, redirigir y reorganizar su existencia para perseguir este fin”.

‘Un sentido de vida’ busca aproximarse de manera más personal a las historias de las buscadoras, entender qué han encontrado y, sobre todo, quiénes son sus familiares desaparecidos, conociendo sus gustos y particularidades. El objetivo es generar un mejor entendimiento de que la desaparición forzada de personas, o por particulares, no sólo es una estadística o una nota periodística más, sino que trae consigo historias de vida.

La búsqueda resignificada

Jorge Ruiz Reyes, coordinador del trabajo de investigación Un sentido de vida: la experiencia de búsqueda de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (2012-2019), resaltó que el capítulo más importante del informe es ‘La búsqueda resignificada’.

La búsqueda resignificada comprende la relación de la que busca consigo misma; cómo la búsqueda de un familiar desaparecido cambia su proyecto de vida, cómo tiene impactos económicos, cambios en su salud física y emocional; y cómo van ellas comprendiendo el cambio en su proyecto, para seguir en la búsqueda de sus seres queridos.

“Lo que nosotros queremos dejar muy claro en este informe es que estar en búsqueda de un familiar desaparecido no es sólo esta idea de que están buscando en fosas clandestinas o en la búsqueda sin vida. Al contrario, estar en búsqueda es una reivindicación, primero, de la vida. Y además esto implica estar haciendo otras actividades, como apoyar a otros colectivos de familiares en búsqueda, hacer difusión de la situación, no sólo en el estado, sino en el país y fuera del país, hacer actividades de memoria”.

La búsqueda resignificada es una reivindicación de la vida, tanto de quien está buscando como de quién es buscado. Y lo que siempre se tiene que resaltar cuando se estudia la búsqueda y cuando se quiere hablar de una búsqueda resignificada es conocer las historias, los rostros, los cambios en la vida cotidiana, los deseos, los planes, los dolores y, sobre todo, estar consciente de que esta es una nueva identidad, y que dentro de esta identidad hay una historia de amor muy grande de cada uno de los familiares por dar con el paradero de sus seres queridos.

Historias de vida de las que aprender

El Mtro. David Fernández Dávalos, Rector de la IBERO, comentó que después de leer en el informe lo que sucede cuando alguien desaparece, y todas las afectaciones que ocurren en el entorno familiar, de relaciones, el dolor que se sufre más allá del propio desaparecido, con las familias, con los parientes, con la comunidad, “entendí lo que quiere decir que la desaparición es un crimen de lesa humanidad”.

Quiere decir que no sólo se lesiona a quien es víctima directa de la desaparición, sino que se lesiona a todos y todas como humanidad, daña el entorno, daña la moral social, daña la capacidad de empatía. “Y si vamos siendo indiferentes frente a esto que ocurre, nos daña por supuesto que como sociedad en general”.

Agregó que, de acuerdo con el pensamiento internacional sobre los derechos humanos, la desaparición equivale a una tortura continuada de los familiares de las personas que han sido sustraídas, y no cesa mientras no aparezcan las personas desaparecidas.

De las cifras del informe, al Rector le llamó la atención el número de víctimas en Nuevo León, cuatro mil 572 en diez años, lo que equivale a más de una víctima cada día, “más de una familia naufragando diario, más de una comunidad viviendo el dolor e incrementándose, y yo digo, esto es absolutamente inaceptable”. También resaltó que el promedio de edad de las personas desaparecidas es de 25 años, donde se encuentra el futuro de México, porque es la edad más generosa, de mayor posibilidad de compromiso y creatividad de los muchachos y muchachas.

Asimismo, encontró en las historias de vida del informe, las historias de mujeres y de familias valientes “que han aprendido sobre la marcha, que han tenido la capacidad de sobreponerse a su propio dolor para compartirlo y para construir algo que a todos y todas nos beneficia, que es una sociedad consciente, sensible, comprometida, transformadora”.

Jan Jarab, representante de ONU-DH México, mencionó por su parte que “los movimientos de las familias son tal vez una de las dimensiones más transformadoras, más esperanzadoras en el México de hoy”, y son la dimensión para superar la indiferencia. Indiferencia hacia el sufrimiento de las familias de las personas desaparecidas de la que aún hoy hay un grado muy importante en la sociedad mexicana.

Además, reconoció lo que están haciendo en el tema de derechos humanos las universidades jesuitas en México, como la IBERO, que van más allá de la burbuja académica de investigación, al ir “hacia una relevancia social de la universidad. Y en esto me parece que están jugando un rol muy importante”.

Un sentido de vida

Por su parte, Leticia Hidalgo Rea, fundadora de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL), dijo que acudió a la presentación del informe queriéndole dar voz a  Cristián, César, Carlitos, Carlos Anselmo, Nicolás, Roberto, Francisco, Brenda Damaris y Verónica, “que son las hijas y los hijos de nosotras, quienes estamos buscando”.

Mencionó que las madres y abuelas que integran el colectivo FUNDENL (que comenzó a organizarse en abril del 2012) han aprendido a hacer redes de vínculos, líneas de tiempo y análisis de contexto. Primero lo hicieron empíricamente, a partir simplemente de la lógica y el sentido común, y posteriormente fueron perfeccionando sus técnicas con la ayuda de expertos voluntarios.

“Ahora el equipo del Programa de Derechos Humanos de la IBERO nos apoyó para sistematizar todo este aprendizaje que hemos tenido, todo esto que hemos hecho y que lo teníamos un poco sin rumbo”.

Sobre la realización del informe comentó que al inicio se enfocaban solamente en la información de fosas; “sin embargo, al transcurrir el tiempo fuimos descubriendo que la búsqueda se ha convertido en nuestra piedra angular de vida, que la búsqueda está en cada acción que realizamos, desde el autocuidado que nos permite seguir adelante, las acciones de investigación y hasta las búsquedas en campo, donde hemos localizado miles de restos humanos”.

Pero aclaró, “buscamos vida; eso es lo que buscamos. Porque aun, y aunque encontremos un corazón no latiente, eso regresará un poco de vida a la familia que lo busca, y nos dará un sentido de vida”.

Agradeció al Rector David Fernández, al Programa de Derechos Humanos de la IBERO y a todo el equipo que hizo posible la realización de este informe, que refleja fielmente la lucha de FUNDENL y arroja información muy importante sobre las desapariciones en Nuevo León.

“Este trabajo sin duda marca un precedente y nos da luz en este camino. El trabajo de investigación en conjunto entre familiares de personas desaparecidas y la academia puede marcar un rumbo definitivo para encontrarles. Nos necesitamos”.

Aquí el informe ‘Un sentido de vida: la experiencia de búsqueda de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (2012-2019)’.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

 

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