En coincidencia con el anuncio del Premio Nobel de Química 2020 (para Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna), y con el 25 aniversario de su recepción de este premio en 1995 (junto con Paul J. Crutzen y Frank Sherwood Rowland), este 7 de octubre de 2020 murió el Dr. José Mario Molina Pasquel y Henríquez, a los 77 años de edad.

Nacido en la Ciudad de México en 1943 (el 19 de marzo, día de San José, de donde obtuvo su primer nombre), el Dr. Molina se graduó de Ingeniería Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1965. Posteriormente, se fue a las Universidades de Friburgo, en Alemania, y de California, Berkeley, a continuar sus estudios en fisico-química.

El Dr. Molina obtuvo varios reconocimientos en su vida, siendo el más importante el del Comité del Premio Nobel “por su trabajo en la química atmosférica, particularmente la formación y descomposición del ozono”.

Gracias a sus investigaciones, junto con las de Crutzen, y a su artículo seminal de 1974, con el Dr. Rowland, se evidenció el efecto nocivo de los CFC (clorofluoroalcanos, mal llamados clorofluorocarbonos) sobre la capa de ozono (un alótropo del oxígeno molecular), la cual evita que los rayos ultravioleta provenientes del Sol lleguen a nosotros y nos puedan causar daños genéticos, así como a otros seres vivos.

La Organización de la Naciones Unidas (ONU) aterrizó el Convenio de Viena mediante el Protocolo de Montreal, en 1987, para la protección de dicha capa, mediante la limitación en la producción y uso de estas sustancias usadas principalmente como refrigerantes y propelentes de aerosoles.

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) anunció hace tres años que, por primera vez en décadas, la extensión del llamado ‘agujero de ozono’ (un adelgazamiento de la capa de este elemento) empezó a disminuir… un resultado palpable del Protocolo de Montreal.

Con el propósito de tener un diálogo abierto entre los aspectos de interrelación entre la fe y la ciencia, el Dr. Molina perteneció durante largos años a la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, en calidad de Miembro Distinguido.

El Dr. Molina tuvo muy buena relación con la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, la cual visitó en varias ocasiones.

En nuestro libro Environmental Chemistry Fundamentals (Ibáñez, Hernández, Doria, Fregoso y Singh. Springer, 2007) tuvo la gentileza de escribir, de su puño y letra,  la siguiente dedicatoria: “Estimados Jorge, Margarita, Carmen, Arturo, y Mohan, Los felicito por este importante esfuerzo y estoy seguro que el libro ayudará a los estudiantes mexicanos a mejorar el medio ambiente del país. Reciban un cordial saludo, Mario Molina”.

El honor de esta dedicatoria se ve aumentado al haber sido plasmada en la página anterior al prefacio del libro, escrito por el Dr. Paul Anastas, quien es mejor conocido como ‘El Padre de la Química Verde’.

Compartimos esta dedicatoria con nuestra Comunidad IBERO, como un agradecimiento a este gran científico, orgullo de México. Descanse en paz.

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Fotos: PEDRO RENDÓN/ICM