10 Argumentos para Apostarle a Nuestro Maíz en Tiempos de Turbulencias Arancelarias

Jue, 27 Mar 2025
La conservación de nuestros maíces es crucial bajo las perspectivas social, económica y ambiental
Proteger y ampliar nuestra diversidad del grano es más que un compromiso con la biodiversidad, es tomar la iniciativa de nuestro futuro bienestar
  • En México tenemos 59 razas de maíz con características morfológicas e isoenzimáticas diferentes. Ilustración generada con Google Gemini.

La diversidad es un concepto multidimensional que se puede aplicar a un grupo de poblaciones, una población en específico o incluso a nivel genético.  La diversidad del maíz presente en México se ha descrito y clasificado tanto bajo principios de etnotaxonomía con los cuales el grano recibe diferentes nombres de acuerdo con su morfología o utilidad; como bajo principios de taxonomía botánica formales donde se distingue la especie, la subespecie, variedades y la raza. Este último concepto es la unidad más específica y ha sido aplicado mundialmente a la clasificación de maíz y otras especies

La clasificación más reciente considera la presencia en México de 59 razas de maíz con características morfológicas e isoenzimáticas diferentes. México es el centro de origen de este grano y uno de los diversos centros de domesticación a lo largo y ancho de América Latina. Esta vasta riqueza genética ofrece enormes ventajas y brinda una amplia gama de oportunidades para nuestra cultura, nuestro ambiente, nuestra economía y nuestro futuro. 

A continuación 10 argumentos a favor de la conservación de la diversidad de maíces presentes en nuestro país.

  1. Banco Genético. La diversidad genética es la materia prima para desarrollar mediante diversos procedimientos de hibridación o recombinación genética, variedades o razas con características específicas de maíz y de otras especies.  Aún más, tal diversidad es un tesoro por descubrir, dado que puede albergar la fuente de medicamentos potenciales para cura de enfermedades, desarrollo de nuevos productos o servicios, e incluso guardar los pilares de la futura adaptación del maíz u otras especies a condiciones diversas.
  1. Seguridad alimentaria. La diversidad genética es crucial para la producción sostenible de maíz y para enfrentar los desafíos de la seguridad alimentaria mundial. Hoy día el maíz es el segundo cultivo del mundo por su producción, después del trigo. Es el primer cereal en rendimiento de grano por hectárea y es el segundo, después del trigo, en producción total. Es el único cereal que puede ser usado como alimento en distintas etapas del desarrollo de la planta. Por ejemplo, las espigas jóvenes del maíz cosechadas antes de la floración de la planta se usan como hortaliza. Las mazorcas tiernas de maíz dulce se consumen de muchas formas y acompaña a diversos guisos. Las mazorcas verdes de maíz común también son usadas en gran escala, asadas o hervidas, o consumidas como harina. La planta de maíz, aún verde es un excelente forraje y los olotes (parte central de la mazorca) tiene innumerables usos. Su uso casi total lo convierte en un cultivo ideal para modelos de producción que requieren alto rendimiento y un uso integral, con lo cual se puede desafiar el problema de alimentación de una población mundial creciente.
  1. Diversificación de dietas. En la actualidad la diversidad de maíces criollos permite elaborar además de la tortilla, una enorme cantidad de platillos tradicionales. Estos maíces siguen siendo el sustento de miles de familias rurales mexicanas y en algunos casos estas variedades empiezan a despegar el desarrollo de mercados gurmet de maíz y sus productos. Conservar la diversidad de granos permitirá mejorar el contenido nutricional del maíz o sus características de sabor, olor, textura, entre otras características importantes que contribuyen a mezclar el producto a diversos alimentos y dietas.
  1. Combate a la desnutrición. La globalización y el desarrollo de nuevos entornos alimentarios han traído un nuevo estilo de alimentación a la población.  Estos cambios promueven la sustitución de platillos tradicionales por alimentos procesados y ultra procesados de fácil preparación y cocción, los cuales no necesariamente aportan los contenidos nutricionales apropiados para una dieta. Mantener la diversidad de maíces criollos permite explorar nuevos guisos, nuevos productos, nuevas combinaciones del maíz con otros productos que servirá para ampliar y mejorar la calidad nutricional de las dietas y combatir la desnutrición.
  1. Identidad cultural. En México y en gran parte de Latinoamérica el maíz es el alimento por excelencia. Gran parte de la cultura culinaria, medicinal, y nuestro propio lenguaje, tienen muchas raíces en cómo producimos y usamos el maíz. Muchas localidades se conocen por las variedades de los maíces que producen y que representan una identidad cultural reflejada en guisos particulares, productos específicos y celebraciones características.
  1. Adaptación al cambio climático. El cambio climático amenaza con cambiar las características de los ecosistemas en todas las regiones del país y del globo.  La amplia diversidad de nuestro maíz es la “paleta multicolor” de formas, sabores, estrategias de crecimiento que se puede usar para el desarrollo de variedades y razas que permitan cultivar el grano en condiciones más extremas de precipitación, temperatura y suelo.  Existe evidencia de que es posible realizar recombinaciones genéticas y desarrollar híbridos que produzcan razas adaptables a diferentes altitudes, cantidad de precipitación y tipos de suelo.
  1. Conservación de sistemas de cultivo tradicionales. La producción a través del Sistema de producción basado en la “milpa” es considerado un Sistema de producción eficiente por su escala, conservación del agua y productividad del suelo y la amplia diversidad de cultivos y productos que se desarrollan dependiendo del sitio.  Estos sistemas de cultivo se han desarrollado y adaptado a variedades específicas del maíz y representan una inmejorable alternativa productiva para productores pequeños de autoconsumo que usan sistemas de cultivo sustentables. 
  1. Resistencia a patógenos. La diversidad del maíz permite identificar variedades y razas que puedan adaptarse mejor a condiciones de sitio donde es más frecuente la presencia plagas o enfermedades.  Esta selección para condiciones de sitio específicas permitirá producir el grano de manera más eficiente desde el punto de vista ambiental y económico.
  1. Resistencia a factores de estrés. Varios factores de estrés vinculados con las propiedades del suelo y agua han limitado el uso de algunas tierras que por sus condiciones climáticas, orográficas y fisiográficas son aptas para terrenos de cultivo.  La diversidad genética abre un espacio para identificar razas y variedades adaptables de condiciones de estrés en el sistema de cultivo y en el sitio.
  1. Adaptación Fenológica.  Estudios recientes han comprobado que es posible identificar razas y variedades de maíz que bajo diferentes condiciones pueden presentar diferencias notables en tiempos de floración y madurez de grano.  Este hallazgo resulta de interés al pensar no solo en la adaptación al cambio climático, sino en el desarrollo de nichos de mercado que respondan mejor a las necesidades temporales del mercado.

Lo anterior sugiere que la conservación de nuestros maíces es crucial bajo las perspectivas social, ambiental y económica (los acuerdos de libre comercio han venido eliminando por completo los aranceles a la importación de maíz en los países en vía de desarrollo, pero, al mismo tiempo, permitieron a los países desarrollados mantener fuertes subsidios a la exportación de este producto). 

Pero esta conservación enfrenta amenazas de varios factores, incluyendo el comercio internacional, el desarrollo de entornos alimentarios de pocas especies y con la creciente presencia de alimentos procesados y ultra procesados, la migración rural con el consecuente abandono del campo, la fobia y abandono de tradiciones culturales, así como el uso de tecnologías modernas de producción de germoplasma como el desarrollo de organismos genéticamente modificados con el potencial de alterar la especie.

No obstante, la conservación de nuestra vasta variedad de maíces criollos puede realizarse y estamos a tiempo de hacerlo apropiadamente. Para ello se pueden poner en práctica estrategias ex situ a través de la conservación de granos viables en bancos de germoplasma en sus diferentes variedades e idealmente distribuidos a lo largo y ancho del país. 

Una estrategia más eficiente sería tomar la ruta de la conservación in situ, ya que asegura la viabilidad del germoplasma y permite continuar ampliando la diversidad genética a través de la selección continua de los productores. La conservación por esta vía requiere la creación de oportunidades de mercado para las nuevas y existentes variedades y razas, así como el apoyo a productores a través de programas de mejoramiento de variedades localmente deseables o con características de sabor, olor, color propias para el desarrollo de mercados gourmet, o bien el apoyo para la generación de mercados de venta de semillas criollas para siembra.

Sin duda, proteger y ampliar nuestra diversidad de maíces es más que un compromiso con la biodiversidad, es tomar la iniciativa de nuestro futuro bienestar.

Por: Dr. Juan Manuel Torres Rojo, académico investigador de Centrus IBERO.

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