Arantxa García Legorreta, estudiante de la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, fue becada por la Fundación Botín para participar en la ‘X Edición del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina’.

Como parte de este Programa, organizado por la Fundación Botín, Arantxa visitará España; Washington D.C, Estados Unidos; y Cartagena de Indias, Colombia; este último, lugar donde se realizará una reunión de todas las y los universitarios latinoamericanos que han ganado la beca, con motivo de la décima edición del programa.

Arantxa, quien salió de México el 27 de octubre y regresará el 15 de diciembre, espera que en las siete semanas que dura el Programa logre empaparse del conocimiento necesario para formarse como líder “no solamente para mi universidad, sino también para México”.

Pese a que en el 2018 quería postularse para la beca del programa, Arantxa no creía tener las herramientas necesarias, por lo que espero un año, en el que estuvo realizando voluntariados, “de hecho me fui a Indonesia el verano pasado, y estuve dando clases de inglés y acerca del medio ambiente”.

Esa labor docente, realizada en la ciudad de Padang, en la isla de Sumatra, le sirvió para darse cuenta que le gusta mucho transmitir su conocimiento y enseñar.

Cabe resaltar que esta estudiante de Nutrición encontró el impulso para viajar a Indonesia después de haber realizado el Diplomado en Liderazgo Ignaciano en la IBERO (organizado por la Coordinación de Identidad y Misión), y como parte del cual estuvo dando talleres de nutrición a comunidades vulnerables, en el pueblo de Santa Fe, donde justo se dio cuenta que “me apasiona mucho el ayudar a los demás y el servir”.

El diplomado, que cursó en un momento de su vida en que sentía que no estaba tomando las decisiones más correctas, trajo consigo una transformación y parteaguas en la vida de Arantxa, quien jamás había conocido “esta parte de la internalización de tus sentimientos, del ser líder, pero desde una puesta en marcha humana”.

“Yo me autoconocí. Y creo que para ser líder es necesario autoconocerse, y digo auto, porque es un viaje interno muy profundo para que puedas reconocer tanto a los que te rodean como a tu contexto actual. Lo hablamos mucho en la espiritualidad ignaciana, es un mirar del que hablaba San Ignacio, hacia adentro, para poder impactar”.

Aunque está próxima a terminar su Licenciatura en Nutrición Ciencia de los Alimentos en la IBERO (donde cursa el séptimo semestre), Arantxa García cuenta ya con el título de Técnico en Danza Clásica, que le ha permitido transmitir su conocimiento en esa área, al dar clases en una casa hogar en Toluca, Estado de México, la ciudad donde radica.

No obstante bailar desde los nueve años de edad, y haber tenido el orgullo de representar a México en una competencia de danza en Italia, en la que bailó coreografías con repertorios totalmente mexicanos, Arantxa encuentra una de sus mayores satisfacciones en dar clases, un compromiso impresionante y muy satisfactorio, porque “tú te formas para formar a otro; y eso para mí es algo maravilloso”.

De hecho, en transmitir lo que sabe para ayudar a los demás está la vocación de Arantxa García, quien como parte de su servicio social imparte en el Centro Comunitario Santa Fe clases de inglés y de ciencias exactas, con el fin de ayudarle a crecer a otras personas.

Junto a una incipiente práctica docente, Arantxa suma unos primeros pasos que ha dado en la investigación, toda vez que debido a que cursa la carrera en Nutrición llegó a colaborar con el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la IBERO (Equide), al tomar parte del equipo que elaboró algunos documentos con el fin de que se logre aumentar la licencia de maternidad en México.

Así, en vísperas de culminar su formación en el Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina, Arantxa García Legorreta no duda en opinar que ser líder es “ver desde un punto de vista desinteresado. Es un desprendimiento total de lo que es uno, claro, teniendo en cuenta el autoconocimiento; y es conjuntar la parte humana, social, emocional, cultural y profesional, para que llegue a haber una convergencia que permita el bien común”.

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Texto y foto: PEDRO RENDÓN/ICM