La Sociedad de Alumnos de Ingeniería Física de la Universidad Iberoamericana publicó la revista de divulgación científica El gato en la caja, para que cualquier persona se pueda acercar al conocimiento y busque aplicarlo de forma práctica, dijo Santiago Leboreiro Vélez, quien junto con Rodrigo Román Pastor se encarga de su dirección y edición.

La Editorial del Número 0 (Año I) abunda sobre el porqué del proyecto: “Parece que gran parte de la población considera a la ciencia como algo complicado, creando así una brecha y colocándola en un pedestal aparentemente inalcanzable.

"Queremos decir que la ciencia puede ser accesible para cualquiera y no es necesario formalizar el conocimiento con un lenguaje matemático, basta transmitir los conceptos con palabras para poder dar una idea al lector de cómo se conoce el mundo desde el punto de vista de la ciencia”.

Leboreiro, alumno de noveno semestre, conminó a la gente a leer El gato en la caja, la cual muestra que no hay por qué temer a la ciencia; al contrario, “a quién no le interesa saber qué es la física cuántica o qué quiere decir la relatividad. ¿Hasta dónde abarcan estos conceptos; tienen una concepción filosófica o solamente son los experimentos que pueden reproducir?”.

Con un lenguaje coloquial y simplificado, la revista aborda en sus 33 páginas temas como: el bosón de Higgs (la partícula de Dios), cómo se determina el movimiento de información cuántica entre electrones, qué es el plasma y qué parte del universo está conformada por plasma.

También explora la vida de científicos como Johannes Kepler, muestra datos curiosos (como la existencia de prototipos de capas de invisibilidad), presenta juegos y retos mentales para sus lectores o titula llamativamente a sus textos "Cómo crear un elefante de la nada".

Los creadores de El gato en la caja decidieron llamarla así como analogía al gato de Schrödinger, “que con un ejemplo muy sencillo intenta explicar el concepto de la superposición de estados de cuántica. Esa era la idea, hacer de algo muy complicado algo muy sencillo; y lo intentamos a través del nombre”, explicó Santiago.

La publicación, que en su última página contiene las fuentes bibliográficas consultadas para la redacción de los textos, tiene una periodicidad de seis meses; y aunque de este primer número (primavera-verano 2014) se distribuyeron gratuitamente 300 ejemplares impresos, se pretende que su publicación sea electrónica, para que más personas tengan acceso a ella.

Para el cuidado de sus contenidos, cuenta con la asesoría de un consejo editorial integrado por académicos de los departamentos de Física y Matemáticas e Ingenierías de la Ibero; así como docentes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Por la importancia de su carácter divulgativo, cuyo diseño también realizaron estudiantes de la Ibero, contará con todo el apoyo institucional de la Universidad Iberoamericana, con el fin de que al paso del tiempo se mantenga como una revista de excelente calidad.

PRL/ ah