#ANÁLISIS COVID-19 golpeará futuro del Movimiento Olímpico a largo plazo
Se escribe y se habla de los Juegos Olímpicos en Tokio; es normal, es el futuro próximo. Pero la pandemia de COVID-19 no sólo tendrá repercusiones en éstos, sino que ya golpea contundentemente las ediciones de París 2024 y Los Ángeles 2028, así como el futuro del Movimiento Olímpico a largo plazo.
El Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Organizador de Tokio 2020, después de una cardiaca espera, aplazaron la edición XXXII al verano de 2021. Esto, deportivamente, afectará la calidad de los mismos, ya que si se considera que los miles de atletas se preparan para ciclos de cuatro años, la extensión y el confinamiento harán que unos no lleguen en su plenitud; otros más, no podrán participar; y otros menos lo podrán hacer al alcanzar la marca clasificatoria.
Como fichas de dominó cayendo, los Olímpicos de París 2024 se verán afectados debido a que la siguiente olimpiada (tiempo entre unos Juegos Olímpicos y los siguientes) durará tres años. Los programas, rutinas, entrenamientos, embarazos y más, tendrán que reformularse; y hasta el 2028 se regularía el ciclo olímpico.
Los juegos que están agendados para 2021, en Tokio, aún no son seguros, dependen del avance de la pandemia y del desarrollo de la vacuna. Deportivamente, no se podrían reagendar al siguiente año, ya que romperían por completo el ciclo olímpico, los atletas tendrían seis años y en el siguiente solamente dos.
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De no tener la vacuna, los Olímpicos de Tokio serían cancelados. Aunque este megaevento se decidiera realizar sin público, son miles de atletas y entrenadores los que se concentrarían en un punto, y el riego de contagio sería alto. Unos Olímpicos sólo por televisión no son opción, si se consideran las millonarias pérdidas por devolución de boletos, cancelación de viajes y hospedajes, además de lo que no se ganaría en venta de alimentos y los souvenirs. Los costos serían tan grandes que la mejor opción sería la cancelación, ya que en algunos casos se activarían los seguros, y así las cláusulas harían menos doloroso el golpe económico, aunque hay que recordar que el COI tiene 926 millones de euros listos para celebrar la justa veraniega.
Los Olímpicos de 2021 y las ediciones de 2024 y 2028 tendrían duros golpes, y aquí hablaremos de proyecciones y especulación. Los problemas de salud y los derivados en materia económica generan estragos a corto, medio y largo plazo, por lo cual:
Boletos y asistencia. No todos los espectadores podrán acudir, ante la reducción de salario o pérdida de empleo; o no desearán hacerlo, ante el miedo o precaución del contagio; o por los nuevos filtros sanitarios y restricciones de viaje, así como procedimientos de visas más restrictivos.
Con excepción de Beijing 2008, las ediciones de 2000, 2004, 2012, y más en la de 2016, los aforos no se llenaron, porque las entradas no se vendieron en su totalidad; un problema que ya prendía los focos rojos, y ahora con esto, la proyección de venta de boletos es menor. Y si los protocolos exigen menos aforo, habría estadios más pequeños, entradas más caras y otra vez menores ventas. Podríamos caer en un círculo vicioso, pero llevar estos eventos sin público no es opción, pues los gritos de ánimo provenientes de las gradas no deben faltar.
Turismo. ¿Cuántas y cuáles aerolíneas y cadenas hoteleras sobrevivirán?, ¿saldrá más o menos costoso un viaje? La proyección de hacer turismo por los próximos años es a la baja, la movilidad global está dañada. Las redes creadas a lo largo de los últimos 30 años de conexión global se harán menos fluidas o se romperán, y los próximos tres años sentirán la baja a corto plazo.
Las empresas patrocinadoras. Algunas no podrán continuar con el mismo monto o posiblemente deberán salirse; éste es un daño durísimo, ya que antes de la pandemia se habían renegociado contratos o bien terminado relaciones con el COI. El restaurante de hamburguesas tendría este 2020 su última participación en los Juegos, pero desde antes ya no figuraba en el TOP (The Olympic Partner) que congrega a los patrocinadores élite del COI, que actualmente son 14, y que hay que entender que patrocinan al Comité no a los Juegos. Estos últimos, son auspiciados por lo general por empresas regionales o nacionales, que posiblemente tengan más problemas económicos y cada vez estén menos dispuestas a patrocinar.
Los patrocinadores, los Estados, los Comités Nacionales y familias que apoyan a los equipos olímpicos y los atletas. Cuando la economía está a la baja, las oportunidades de apoyo son menores para los atletas. Las marcas buscarán verse y vender rápido, no esperar hasta los juegos en 2021 o 2024 para poder hacerlo; los fondos destinados por los Estados ya escasean para el deporte, y ahora más, ya que se destinará más al sector salud y a sanar economías; los Comités Nacionales no se darán abasto, elegir entre atletas y deportes para apoyar será un reto. En las familias, los fondos y el tiempo para las clases de natación o de gimnasia, taekwondo o para comprar la bicicleta, balones, raquetas, serán menores; recordemos que el deporte inicia en el seno familiar.
Los superatletas. Serán menos para las ediciones de 2024 y 2028, ya que al haber menos práctica del deporte, por los protocolos sanitarios, así como menos fondos para el mismo, veremos en el futuro unos Olímpicos como si fueran de postguerra: participación, sí; pero pocos nuevos récords. Los Estados serían los únicos que rescatarían a estos atletas de élite.
Rehacer Proyectos y Planes. En Tokio todo está hecho. Ahora hay que hacer las modificaciones pertinentes para que se logre extraer lo mejor posible, con nuevas medidas de ambiente saludable y seguro. Esto traerá más gasto, y lo más seguro, cancelaciones directas o indirectas de eventos alrededor de los Juegos, por ejemplo: el recorrido de la Antorcha Olímpica, las vistas a los lugares turísticos, tanto por atletas como por visitantes, así como las fiestas o reuniones en diversos puntos de la ciudad.
Las ediciones de París y Los Ángeles. Deberán rehacer y buscar nuevamente la aprobación del COI para la organización y construcción de instalaciones. Los nuevos procedimientos que anunciará a su tiempo la Organización Mundial de la Salud (OMS) generarán un mundo diferente para los espectáculos, la recreación y la concentración social, y nos harán tener una nueva manera de construir, de convivir, de transportarnos, de hospedarnos, de comer, etcétera.
La ciudad de Los Ángeles está remodelando el estadio y el aeropuerto, pero una reorientación no sería tan costosa. Las demás instalaciones aún no existen físicamente, así que se pueden modificar en el papel. Cabe recordar que el COI le prometió unos 300 millones de dólares ante cualquier eventualidad, que se sumarían a lo presupuestado, que son cinco mil 300 millones de dólares, pues la sede se dio 11 años antes.
Pero París ya tiene parte de su proyecto construido, están casi rehaciendo la ciudad, lleva así desde finales de 2017 que obtuvo la sede, ya que solo contó con siete años para tener todo listo. Este reacomodo le costará a los Juegos más del monto total aproximado de ocho mil 900 millones de dólares.
Recordemos que las siguientes dos sedes fueron negociadas entre las únicas dos candidatas a los Juegos de 2024. Los Olímpicos han perdido interés, y para la sede de 2028 no había quién levantara la mano, por eso el COI dio un golpe de timón dando por primera vez en la historia dos sedes a la vez. Esto le daría tiempo a Francia y a Estados Unidos de recuperarse económicamente, reorganizarse o replantearse por completo el proyecto de sus Juegos. Nuevas estrategias de gestión, quién lo iba decir, más en el caso de Los Ángeles.
Los Olímpicos, lamentablemente, no fueron demandados y anhelados como antes, han estado cayendo en crisis no sólo económica, sino también política y social, además de una crisis de credibilidad, principalmente herencia de Río 2016 y del Mundial FIFA Brasil 2014. Ahora hay que sumar las complicaciones sanitarias. Aun con todo esto, India ha levantado la mano para la sede de 2032, veremos si van en solitario o China se suma a la contienda, el futuro de los Juegos parece que seguirá siendo Asia.
Los escándalos de corrupción de Río 2016, las bajas ganancias de Londres 2012, el altísimo costo de Beijing 2008, los problemas económicos de Atenas 2004, el poco efecto turístico de Sydney 2000, han creado un caldo de cultivo para que tanto sociedades como empresas y gobiernos piensen más de dos veces en buscar ser sede de unos Juegos Olímpico, a esto ahora se añade toda la reestructuración del mundo post-COVID-19.
La sacudida a los Olímpicos se debe también a la tendencia global al gigantismo, el impresionante mega crecimiento de todo. ¿Se han dado cuenta lo que se invierte en filmes, conciertos, hoteles, viajes, cruceros? Todo cada vez se busca más grande, con más funciones, etc. Todo busca la majestuosidad, pero light, momentáneo, porque ya llegará en poco tiempo algo mejor. Los Olímpicos deben replantease y volver a lo esencial, dejando el camino de crecimiento desmedido, pasaron ser un macroevento a ser un megaevento, y partir de 2008 y 2014 se trasformaron en gigaevento. Ese ya no es el camino, lo esencial, lo básico será la regla.
Los gigaolímpicos han dejado a muchos sin posibilidades económicas y organizativas para poder albergar las justas deportivas, y las naciones que lo pueden hacer, se lo cuestionan. En este nuevo mundo que se dirige a ser menos abierto, próspero y libre; con una mayor presencia (o total) del Estado veremos los Juegos celebrarse en aquellos gobiernos y países que están dispuestos a hacerlos. Los últimos con déficit estatal fueron los de Moscú 1980, en la extinta Unión Soviética. Después, en 1984, en Los Ángeles, Estados Unidos, se dieron los primeros comercializados; pero ese periodo económico parece ya ir terminando.
Los Olímpicos serán nuevamente la sede de la confrontación de egos nacionales, ante este sentimiento creciente. Menores ganancias económicas, pero crecientes en el ámbito político y de proyección. Los Ángeles 2028 podrían ser utilizados por Estados Unidos para recuperar su imagen después de su presente actuar ante la pandemia.
Un mundo menos globalizado y más regionalizado será la norma, esto traerá la idea nuevamente de que los Olímpicos se celebren en más de una ciudad, pero se rompería con el principio de multideportivos, ya que no se concentrarían las actividades, la sede podría ser por país, como un Mundial FIFA.
No será la primera vez que los Olímpicos se adaptan, estuvieron en crisis económica en los años de la Gran Depresión, además de los efectos de la Primera Guerra Mundial. Las cancelaciones de la Segunda Guerra Mundial, cuidarse del terrorismo que le dio un golpe y la Guerra Fría que dio uno más fuerte, casi de muerte, debido a la política, pero la economía los rescató y los convirtió en un megaevento, ese mismo salvavidas ahora los pone ante una nueva adaptación, pero sabemos que realizarán cambios y saldrán adelante.
Tanto París como Los Ángeles serán por tercera vez sedes olímpicas; con la encomienda de darle brillo a los Juegos y de levantar el espíritu humano ante la pandemia. La Llama Olímpica, guía del atleta, ahora lo será de todos, para salir a delante y hacer un mundo mejor.
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PRL/ICM
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