ANÁLISIS: ¿Qué es la "firma de la vida" y cuál es su impacto científico?

Jue, 9 Mar 2017
Nuevas evidencias científicas espaciales y geológicas demuestran existencia de seres vivos hace 3 mil 700 millones de años
  • Esqueleto de dinosaurio (Foto: pixabay.com).
Por: 
Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Investigador Nacional Nivel II (SNI).

Los recientes descubrimientos de nuevos planetas, los resultados derivados de proyectos de exploración espacial y los avances de la geología contemporánea han generado nuevos paradigmas referentes a los procesos inherentes a la evolución de la materia existente en el Universo.

Los seres vivos generamos una signatura característica que ha sido identificada en muestras sumamente antiguas, superándose condiciones extremadamente hostiles y dando lugar a los procesos de adaptación necesarios para comprender la diversidad biológica actualmente observada.

El desarrollo tecnológico ha hecho posible establecer evidencias incontrovertibles referentes a aspectos fundamentales de la naturaleza. Hace apenas 150 años existía un aguerrido debate sobre la posible existencia de los átomos. A medida que se desarrolló la tecnología apropiada, bastaron unas cuantas décadas para que los experimentos desarrollados por Thomson y Rutherford permitieran la identificación de electrones y núcleos atómicos. Hoy en día, cualquier estudiante de secundaria conoce los elementos básicos de la teoría atómica y su relación con las propiedades de los materiales que existen a su alrededor.

La tecnología también ha dado lugar a descubrimientos relacionados con la vida en nuestro planeta. Todos los seres vivos generamos una signatura asociada a nuestros procesos vitales. Esta “firma de la vida” fue encontrada el año pasado en estructuras muy antiguas en Groenlandia1, y muy recientemente en microfósiles aún más antiguos ubicados en la región canadiense de Quebec. Estos microfósiles fueron descubiertos en rocas del cinturón Nuvvuagittuq (nuh-vu-ah-gi-tuk) en el noreste de Canadá.

En este último caso la técnica de espectroscopia Raman, derivada del conocimiento de la física cuántica, ha sido decisiva para establecer evidencia de que existió vida bacteriana en la Tierra hace aproximadamente 3 mil 770 millones de años. Los autores del descubrimiento debieron superar un riguroso arbitraje en la revista Nature y aunque algunos detalles del hallazgo serán sujetos a escrutinio posterior, éste es un nuevo indicativo de la resistencia que las formas de vida pueden desarrollar ante escenarios claramente adversos.2
Algunos científicos de reconocida trayectoria, como el Premio Nobel Christian de Duve, han sugerido la existencia de un imperativo cósmico tendiente a favorecer la formación de estructuras orgánicas en lo general, y al desarrollo de la vida en lo particular. Hace miles de millones de años las bacterias terrestres debieron resistir una etapa caótica caracterizada por un intenso bombardeo de cometas y asteroides. Aún en dichas condiciones, dichas bacterias exhibieron actividad fotosintética, sentando bases para la existencia de formas de vida más complejas. 
Los recientes hallazgos astronómicos apuntan a que este tipo de procesos pueden presentarse frecuentemente en el universo.
Áreas interdisciplinares, tales como la espectroscopia de alta precisión, han dado lugar al inicio de una revolución en el conocimiento humano referente a la abundancia de las estructuras a lo largo de la historia cósmica. Éstas abarcan desde la más simple cadena de aminoácidos hasta nuevos sistemas planetarios potencialmente capaces de albergar vida.3 Los nuevos paradigmas derivados de esta revolución contribuirán a acercar al género humano a respuestas fundamentales sobre las posibilidades evolutivas de la vida dentro y fuera de la Tierra. 

Referencias:

[1] A. Sandoval-Villalbazo, “El origen de la vida en la Tierra, nuevos paradigmas”, Prensa Ibero, 5 de septiembre de 2016.

http://www.ibero.mx/prensa/el-origen-de-la-vida-en-la-tierra-nuevos-paradigmas

[2] M.S. Dodd, et al. “Evidence for early life in Earth’s oldest hydrothermal vent precipitates”, Nature 543,

60–64,  2 de marzo de 2017.

[3] A. Sandoval-Villalbazo, “Trappist-1: un sistema solar con planetas potencialmente habitables”, Prensa Ibero, 27 de febrero de 2017.

http://ibero.mx/prensa/trappist-1-un-sistema-solar-con-planetas-habitables

 

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